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Opinión

A diferencia de operaciones europeas que son casi exclusivamente terrestres, la guerra que amenaza pudiera librarse en torno a Taiwán y será en el mar.

Quien logre evitar la próxima guerra, será el ganador.

A diferencia de los teatros de operaciones europeos que son casi exclusivamente terrestres, la guerra que amenaza pudiera librarse en torno a Taiwán y será en el mar. En ésta, Estados Unidos y Japón, los dos países con más experiencias recientes de combates en el mar, enfrentarían a China que debutaría en ese tipo de operaciones. Ojalá no sea puesta a prueba.

En la II Guerra Mundial, Japón retó a los Estados Unidos, una potencia naval de los dos océanos, y provocó su entrada en la guerra que se libraba en Europa, principalmente en la Unión Soviética. Pearl Harbor abrió el frente de los imponentes espacios del Pacífico con sus decenas de islas, además de Filipinas, Australia, Nueva Zelanda y naturalmente Japón.

La lucha que comenzó con el ataque a una base naval estadounidense en Hawai en el 1941, concluyó con la capitulación de Japón en el 1945, a bordo del acorazado USS Missouri.

Por primera vez en 2 mil años Japón fue invadido, rendido y ocupado por una potencia extranjera que cambió su sistema político, influyó decisivamente en su estilo de vida y entronizó la democracia liberal en Asia, por lo cual se había luchado en China donde, en el 1912, cuando se proclamó la República China que estuvo vigente hasta el 1949 y cuyo primer presidente fue Sun Yat-sen.

Con la guerra, Japón, no sólo perdió temporalmente su independencia, sino también las conquistas territoriales que había obtenido a cuenta de China entre ellas Manchuria y Taiwán que fueron devueltas a China.

Debido a una maniobra política derivada de luchas políticas internas, en el 1949, al proclamarse la República Popular China, Chiang Kai-shek, con su Gobierno y parte de su Ejército, se refugió en Taiwán. Para entonces Japón estaba ocupado y era una base estadounidense, se encontraba en marcha la Guerra Fría y, el presidente estadounidenses Harry Truman aplicaba la “política de contención del comunismo”. El apoyo militar norteamericano a los adversarios del líder chino Mao Zedong fue total.

Entonces, la República Popular China, inmersas en las prioridades de construir un nuevo Estado e impulsar su programa socialista y, tal vez porque no se consideraba con fuerzas para confrontar militarmente a Estados Unidos atrincherado en Japón, no resolvió la cuestión de Taiwán que se ha prolongado hasta hoy y constituye el mayor riesgo de ser arrastrada a un conflicto militar con Estados Unidos que puede ser terrible.

Después, en el 1950, comenzó la Guerra de Corea, en la cual China se implicó (o la implicaron) y constituyó en una amenaza tremenda para su seguridad nacional y su existencia como nación debido a que, el general Douglas MacArthur (1880- 1964), en su avance sobre Corea del Norte, se asomó a la frontera con China y solicitó a Truman permiso para usar bombas atómicas, cosa que el Presidente estadounidense no aprobó, según se afirma, aconsejado por el primer ministro británico, Winston Churchill.

No obstante, la respuesta de China a la amenaza fue contundente. Un millón de combatientes al mando del legendario mariscal Peng Dehuai, héroe de la lucha anti japonesa durante la II Guerra Mundial, ministro de Defensa y comandante de las tropas chinas en Corea, luego represaliado durante la “Revolución Cultural”. En el 1978 fue rehabilitado por decisión del Partido Comunista.

La República Popular China que ha logrado administrar la permanente crisis en torno a Taiwán, a pesar de ello, aprovechando el pragmatismo norteamericano, logró normalizar sus relaciones con Estados Unidos que es ahora, a la vez que principal adversario, su mejor socio comercial, logró la aprobación de la política de Una sola China, tal vez consiga evitar una confrontación en la cual nadie ganaría.

El tema es tan vasto como apasionante. Prometo nuevas entregas.