Grupo Xcaret omitió medidas contra daño ambiental en proyecto del muelle en Playa del Carmen

Grupo Xcaret no precisó en 2018 las acciones que realizará para moderar el impacto ambiental del muelle Sol de Selva, que se construye en Playa del Carmen, donde reconoció que causará un 'desgaste natural'
jueves, 5 de mayo de 2022 · 07:50

Al igual que otros proyectos turísticos que llevó a cabo en Quintana Roo, Grupo Xcaret omitió precisar las medidas que tomará para mitigar el daño ambiental en el muelle Sol de Selva en Playa del Carmen, el cual también fue denunciado por grupos ecologistas ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa),

Y es que el embarcadero que construyó el consorcio en el Municipio, entre uno de sus parques y Playa del Carmen, generará “desgaste natural”, así lo detalló en su Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) el propio promovente.

No sólo eso, algunos de los puntos del resumen ejecutivo en materia de impacto ambiental contradicen algunos apartados señalados en la MIA, relativos a la erosión y desgaste de las escolleras, o conjunto de bloques de cemento, que yacen en el lecho marino, los cuales son de un material que provoca sedimento y que afectaría el ecosistema natural de la zona, así como a los arrecifes, sábalos y tortugas, provocando la enfermedad denominada síndrome del coral blanco, según denuncian especialistas.

A pesar de que en el resumen ejecutivo presentado por el socio y fundador de Grupo Xcaret, Miguel Quintana Pali, se reconocen diversos impactos por la construcción del muelle, no se detalla con precisión cuáles serán las acciones para mitigar el daño ambiental de la obra, ni tampoco el alcance que tendrá a largo plazo su operación.

Xcaret reconoce impacto desde la construcción

En el resumen ejecutivo del muelle Sol de Selva, presentado ante la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en 2018, se señala que dicho recinto portuario estaría “integrado por un conjunto de instalaciones marítimas y terrestres destinadas a la recepción, el abrigo y la prestación de servicios a embarcaciones de recreo, turísticas y deportivas”.

Para lo cual, el muelle estaría “constituido por dos rompeolas como obras de protección; además de realizar dragados y excavaciones para generar un área navegable para las embarcaciones”, cuya capacidad permitiría atracar al menos 15 botes. En el documento también indican que el muelle sería instalado en un polígono de 3.61 hectáreas, para lo cual serían removidas 0.98 hectáreas de vegetación en la superficie.

Según justifican en el proyecto, este muelle “aumentará la oferta de servicios turísticos náuticos en la zona, con la subsecuente derrama económica que a su vez conlleva beneficios directos a la población por la generación de empleos para coadyuvar en el impulso del desarrollo regional”.

Desde el resumen ejecutivo, la empresa reconoce que tan sólo la construcción del muelle de Xcaret ocasionará “un total de 15 impactos ambientales de naturaleza negativa”. En la primera etapa, la cual consiste en la preparación del sitio, el documento advertía que se generarían la mayor parte de los impactos ambientales, así como los más significativos o severos, a causa del dragado; es decir la extracción de piedras y arena del fondo del mar en la zona para darle mayor profundidad a la construcción.

En ese sentido, las afectaciones severas que previó la empresa son la suspensión de sedimentos por la extracción de arena, lo que causa turbidez del agua por partículas e incrementa la disponibilidad de nutrientes, “lo que provoca una afectación a la calidad de la columna de agua, provocando el desplazamiento de individuos de fauna marina que se encuentren en la columna de agua”.

También señaló afectación por pérdida de vegetación en las áreas donde serían colocadas las obras, así como la excavación, mismos que conllevan a “la pérdida de suelo, la afectación al hábitat terrestre y el desplazamiento de individuos de fauna terrestre”.

Eso sí, la empresa señaló en su resumen ejecutivo que dichos impactos sólo ocurrirían durante la construcción del puerto y que estas actividades no ponían en riesgo la integridad y funcionalidad del ecosistema del Sistema Ambiental Regional (SAR). Además, señaló que el impacto por la modificación de la línea de costa, derivada por colocación de sedimentos a los costados de las escolleras, sólo sería “por la depositación y no presentará erosión”.

Incluso, la empresa consideró que los daños por la alteración de la calidad del suelo y del agua subterránea, en las diferentes etapas de construcción del muelle, serían ocasionados “tanto por la generación de residuos, como por derrames accidentales de líquidos e hidrocarburos”. En el documento agregó que estas afectaciones serían temporales, “sólo durante el tiempo en que se lleve a cabo el dragado” y que únicamente “se dará en el área del polígono” del muelle.

Si bien Quintanar apuntó que dichos impactos pueden ser mitigables, “si se lleva a cabo el manejo adecuado de los residuos y las medidas de prevención para evitar la contaminación del suelo y agua subterránea”, sólo se mencionan algunos programas ambientales, como el monitoreo de la calidad del agua, manejo de residuos sólidos, manejo de flora y fauna, así como estrategias adicionales, sin abundar ni precisar las acciones que la empresa operadora llevaría a cabo para materializar y medir la mitigación del daño ambiental.

Minimizan daños por la operación del muelle

Por otro lado, en la Manifestación de Impacto Ambiental, el consorcio no abundó en el daño ecológico que provocaría a largo plazo la operación del muelle, aunque sí detalló las acciones para “mantener un correcto estado de conservación de las instalaciones y procurar que éstas funcionen de la forma esperada, tanto para dar un servicio de calidad a los usuarios como para alargar la vida útil del proyecto”.

De hecho, contradiciendo al resumen ejecutivo, la MIA reconoce que es necesario darle mantenimiento programado y eventual al muelle, debido a que éste puede presentar “desgaste natural”; “considerando el medio en el que se desarrollará el proyecto, existe una alta posibilidad de presentarse eventos extraordinarios que hagan necesario realizar maniobras, aunque no formen parte de la planificación original”. Lo anterior provocaría, entre otros daños al ambiente, sedimentación; algo que únicamente señalaron que ocurriría en la etapa inicial de la obra.

“Un mantenimiento programado o periódico es el que se planea por el desgaste natural de las instalaciones; en este caso particular también se debe tener en cuenta el ambiente costero-marino en que se desarrolla el proyecto, además de los esfuerzos que se generan sobre la estructura por la presencia de las embarcaciones”, apunta en la MIA el consorcio que opera parques temáticos en la Riviera Maya.

Cabe resaltar que entre las acciones de mantenimiento programado, “también se considera el dragado de mantenimiento, a realizarse con una frecuencia estimada de 6 meses, o siempre que se considere necesario”.

En el mismo tenor, la MIA presentada por la empresa destaca la importancia de considerar “la posibilidad de que se presenten eventos que pueden ocasionar daños inesperados en las instalaciones del proyecto, como fenómenos naturales o algún accidente de las embarcaciones”.

Ponen de ejemplo que tras un fuerte huracán, “pueden producirse daños” al muelle o “sedimentaciones inesperadas”. Incluso apuntan el riesgo de que ocurran “accidentes en las maniobras de atraque o incendios”. Entonces, en función de los daños a la infraestructura que puedan ocurrir, la empresa considera necesario prever “reconstrucciones, restituciones o dragados de emergencia”.

Para el caso de la operación del muelle de Grupo Xcaret, el grupo propone algunas medidas contra la contaminación, las cuales contemplan la recolección, manejo y disposición de desechos generados por las embarcaciones y personas que transiten ahí. Entre las medidas que prevén en la MIA está la integración de contenedores distribuidos en el muelle, en los cuales se pueden depositar, de manera separada residuos como papel o cartón, vidrio, envases, residuos orgánicos, pilas y otros residuos considerados de manejo especial.

Ambientalistas ya habían denunciado el daño

Como parte del proceso para autorizar a Miguel Quintana, de Grupo Xcaret, la construcción del muelle, en la consulta pública del proyecto, el Centro Mexicano del Derecho Ambiental (CEMDA) ya había dado su punto de vista, en el cual observó que en la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) que presentó el solicitante, se detalló que el proyecto sería edificado cerca de una Área Natural Protegida (ANP) Federal: La Biosfera del Caribe Mexicano.

Sin embargo, el CEMDA precisó que en realidad, el muelle se encontraba dentro de dicha área catalogada por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), “pues el proyecto sí se ubica en el área, ya que al revisar las coordenadas del lugar donde se pretende construir y según los mapas oficiales de la región, se puede observar que una parte se encuentra al interior de la ANP (...) Contrario a lo afirmado por el promovente, éste sí debió vincular el Decreto de la ANP, así como el Programa de Manejo”, señala el documento resolutivo de la Semarnat en el que se puede leer dicho comentario.

Acerca del impacto que tendrían las estructuras, como los rompeolas Norte y Sur, el CEMDA advirtió que “debido a las implicaciones de la instalación de marina artificial, es probable que se interrumpan o desvíen los flujos hídricos”. Además, la organización también apuntó que por el puerto y la presencia de embarcaciones, se requerirá de limpieza, pero “no se especifica en el desarrollo de la MIA cómo se atenderá esta situación”.

El CEMDA refirió que con base en lo anterior, “el promovente propone obras contrarias a las permitidas por el Programa de Manejo de la ANP, por lo que será importante considerar estos criterios para determinar la autorización o negativa del proyecto”.

A propósito del dragado para la construcción del muelle, el CEMDA comentó que en el Programa de Ordenamiento Ecológico del Municipio de Solidaridad, “el criterio CE-704 solicita que se conserve la playa rocosa en al menos un 75 por ciento; sin embargo, a pesar de ello, el promovente busca remover el 100 por ciento de la playa rocosa o berna rocosa, para construir la marina, por lo que incumple un criterio de aplicación obligatoria”, se puede leer en el documento resolutivo para el proyecto de Quintana.

Los comentarios y observaciones emitidos por el CEMDA en la consulta pública fueron respaldados por la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental (DGIRA) de la Semarnat, instancia que solicitó información adicional al promovente, “a fin de que subsanara omisiones de información, o bien, profundizara o replanteara los análisis presentados”.

De manera específica, en la resolución, la DGIRA pidió presentar la vinculación del proyecto con el Decreto del ANP, de la Biosfera del Caribe Mexicano, así como su Programa de Manejo, la vinculación del proyecto con las Normas Oficiales Mexicanas NOM-059-SEMARNAT-2010 y NOM-162-SEMARNAT-2012, con el propósito de demostrar que el proyecto no afectaría el hábitat y poblaciones de especies que estuvieran identificadas “en alguna categoría de riesgo, complementando la descripción y cuantificación de las especies de flora y fauna encontradas”, tanto en el sistema ambiental regional como en el lugar donde ahora se ubica el muelle.

Sin embargo, de acuerdo con la DGIRA, “el promovente aportó información adicional con respecto al ANP con carácter de Reserva de la Biosfera, la región conocida como Caribe Mexicano, así como de las Normas Oficiales Mexicanas descritas”.

Entre las organizaciones que han denunciado por ecocidio a Grupo Xcaret por el muelle Sol de Selva están: Centro Mexicano de Derecho ambiental A. C. (CEMDA), Moce Yax Cuxtal, Grupo Ecologista del Mayab, Red de Formadores Socioambientales, Sindicato de Buzos, La fuerza de Minerva A.C, Eleonora Mendoza A.C, Sociedad Cooperativa Turística Playa del Carmen, Sociedad Cooperativa Pesquera Xaman Ha, el colectivo Pasión por Playa, Círculo Espeleológico del Mayab y Healthy Reef.

(Continuará)

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CG