Felipe de Edimburgo e Isabel II, una historia de amor contada en 10 FOTOS

El matrimonio más longevo de la toda la realeza mundial, juntos pasaron por miles de situaciones políticas, amorosas y competentes a la monarquía. Lo cierto es que se conocieron hace 82 años, precisamente en 1939, cuando la princesa tenía tan sólo 13 años. Isabel se encontraba de viaje con sus padres en el Colegio Naval Real Británico de Dartmouth, allí fue donde conoció a Felipe y fue amor a primera vista, se ruborizó de tan solo verlo.  

Sin embargo, la unión entre Felipe, que en ese entonces era el príncipe de Grecia y Dinamarca, y la princesa fue muchos años después, en la Abadía de Westminster en noviembre de 1947. Isabel y su esposo viajaron por todos los continentes desde Australia hasta América y desde África hasta la India, siempre representando sus deberes y compromisos reales con la corona, que estaba al mando de Jorge VI.

Un año después de su boda nació su primogénito, el príncipe Carlos, el heredero directo a la corona británica y quien, por su escandalosa vida amorosa con Lady Di, trajo más problemas que soluciones. Retomando, en 1950 nace la segunda hija de Felipe e Isabel, la princesa Ana quien siempre mantuvo un perfil mucho más bajo que su hermano y famosa por no respetar en su totalidad algunas tradiciones reales.

Cuando todo parecía encaminado y, Felipe y su esposa planeaban una vida en familia, recorriendo el mundo y atendiendo sus compromisos con la corona, sucede lo peor. El rey Jorge VI murió el 6 de febrero de 1952, luego de luchar contra un cáncer terminal de pulmón y a Isabel no le quedó más remedio que asumir como la nueva reina de Reino Unido y la Mancomunidad de Naciones, con tan sólo 25 años de edad.

Las facultades de Isabel como monarca hicieron que en 1957 le concediera el título de ‘príncipe del Reino Unido’ a Felipe y también el de primer caballero en la precedencia del Reino Unido. Uno de los grandes problemas que tuvieron que atravesar en un primer momento, fue el cambio de nombre de la Casa de Windsor a Mountbatten. Esto no cayó muy bien en el entorno de la reina y hasta el primer ministro Winston Churchill intervino para que su alteza real mantuviera el original. El difunto no tomó nada bien está situación y le dijo a su esposa: “No soy más que una maldita ameba. Soy el único hombre en el país al que no se le permite darles su nombre a sus hijos”. Entonces en 1960, se emitió una orden que declaraba que sus descendientes masculinos llevarían el apellido Mountbatten-Windsor.

A lo largo de todos estos años, su matrimonio transcurrió por momentos muy difíciles y hasta con infidelidades de por medio pero Isabel y Felipe de Edimburgo, siempre se mantuvieron juntos. Superando problemas políticos, epidemias, y hasta los escándalos de su familia, como lo fue la separación de Carlos con Lady Di y su posterior muerte, las vinculaciones del príncipe Andrew con el caso de pedofilía y abuso de menores de Jeffrey Epstein y, hasta la reciente renuncia de su nieto Harry y su esposa Meghan a los compromisos con la corona. La última vez que se los vio juntos fue en la Casa de Windsor mientras se preparaban para la Navidad bajo confinamiento por la cuarentena.

Con información de Vanity Fair.

FDCA