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En esta entrega, Mario Renato Menéndez logró descubrir y plasmar al hombre cubano, no sólo al líder de la Revolución que vivía al interior de Fidel Castro

El periodista Mario Renato Menéndez en su conversación con Fidel Castro Ruz, en 1966, logró hallar al hombre cubano, no sólo al líder de la Revolución. En largas caminatas y pocas horas de sueño, el mexicano extrae del Comandante una de las más sensibles explicaciones de lo que él veía en el futuro para su patria y cómo se relacionaba con su gente, pero también consigue detalles del plan económico del régimen. En esta entrega Castro destaca el arraigo del socialismo en Cuba, subrayando el respaldo mayoritario hacia la Revolución. Insistió en que ser comunista implica dedicación y esfuerzo, desvinculado de cualquier privilegio. Además, resalta el papel del partido como representante de la mayoría trabajadora y promotor de una participación activa de las masas en la política. Enfatiza, también, en un método innovador que estrecha la relación entre las masas y su liderazgo, apuntando hacia un futuro socialista y eventualmente comunista. Sin duda, el texto es enorme una contribución para entender a la Cuba de los sesentas.

Por Mario Renato Menéndez Rodríguez

"Cuando nosotros, los cubanos, afirmamos “Patria o Muerte, Venceremos”, lo hacemos seguros de nuestro porvenir", destaca Fidel Castro

"Cuando nosotros, los cubanos, afirmamos “Patria o Muerte, Venceremos”, lo hacemos seguros de nuestro porvenir", destaca Fidel Castro / Por Esto!

¿Y en el caso de los Estados Unidos, cómo cree usted que podrían normalizar las relaciones diplomáticas?

—Mientras los Estados Unidos mantengan su política de agresión e intervencionismo y su sistema de explotación imperialista sobre los pueblos de América Latina, Asia y África, el gobierno revolucionario de Cuba no estará interesado en reanudar las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. ¿Cómo es posible hablar de relaciones con un país que, con un espíritu criminal, bárbaro, reaccionario siembra la muerte y la destrucción en un pueblo como el vietnamita? ¿Cómo es posible si los Estados Unidos, sin mediar siquiera relaciones diplomáticas, sin más base que la solicitud de un gobierno tiránico, ilegítimo y en crisis, intervinieron e invadieron la República Dominicana? ¿Cómo es posible si su conducta, si su política internacional está dirigida a reprimir todos los movimientos que en una América hambrienta luchan por el pan, por la tierra, por la libertad, luchan por su redención? ¿No se tiene en cuenta Playa de Girón? ¿No se considera el implacable bloqueo económico que inútilmente pretendió aislar a Cuba? ¿No se ha pensado en la crisis de octubre? No, con el imperialismo no hay que hablar de relaciones: hay que cortarle las manos. El pueblo vietnamita ha dado al mundo un ejemplo de inapreciable valor, y el mundo siempre tendrá que estar agradecido al pueblo de Vietnam por haberle enseñado cómo no importa el tamaño de un país, cómo no importa el número de los enemigos, cómo no importa el poderío de un enemigo y lo que importa en ese caso es la convicción, el amor a la patria, la firmeza, la tenacidad, el espíritu indoblegable. Cuando nosotros, los cubanos, afirmamos “Patria o Muerte, Venceremos”, lo hacemos seguros de nuestro porvenir, confiados en nuestras convicciones y dispuestos a derramar hasta la última gota de sangre en defensa de nuestra independencia. Estamos conscientes también, porque lo sentimos a través de las constantes provocaciones de la ACI (Central Intelligence Agency), de que los Estados Unidos no cederán en sus esfuerzos absurdos, estériles por destruir el socialismo que se forja en el primer territorio libre de América. Por consiguiente, ¿es posible sostener, reanudar la amistad con quien se nutre de la hipocresía con quien es la antítesis de la supervivencia de Cuba? ¿Sería normal reanudar las relaciones con los Estados Unidos, nación que nos ha declarado la guerra, que ha llevado a cabo, con el apoyo de sus lacayos, un bloqueo que no sólo es económico sino que asume las formas más increíbles y abarca hasta las medicinas y el material quirúrgico, los libros y las publicaciones periódicas de carácter científico y cultural? Aunque nuestro país nunca practicó la política de romper relaciones con otros por motivo de los diferentes sistemas sociales y políticos, el gobierno imperialista de los Estados Unidos rompió con nosotros y obligó a hacer otro tanto a muchos gobiernos títeres. Pues bien, ahora esperaremos el tiempo que sea necesario, hasta que en los Estados Unidos no exista gobierno imperialista, para reanudar nuestras relaciones con ese país el día que sea gobernado por auténticos representantes del pueblo norteamericano y no de los monopolios…

“¡Fidel! ¡Fidel, quédate a tomar un café calientico!”, gritaba una señora desde el portal de una casa, mientras la lluvia arreciaba. Fidel pidió que el jeep se detuviera y dijo:

—Tenemos que tomar ese café, porque en mi vida había escuchado una invitación a tomar café más espontánea. Hay que aprovechar el café; además lo necesito, porque durante las últimas 48 horas únicamente he logrado dormir cuatro…

La casa ante la cual nos detuvimos era una vieja casa de madera en la que vivía una familia de pequeños agricultores dedicados a la producción de café, cuya cosecha estaba almacenada en una de las habitaciones. Todos ellos estaban felices no sólo por la inesperada visita sino porque el Gobierno Revolucionario había dispuesto la construcción de una carretera que entre otras cosas, serviría para trasladar el café y algunas frutas hacia los grandes centros de consumo. Además, el Primer Ministro se mostraba muy interesado en incrementar la ganadería y el café de esa apartada aunque no olvidada región.

Eran realmente emocionantes la devoción, el inmenso cariño y la fe que los campesinos cubanos sienten por Fidel, hombre dotado de extraordinaria capacidad para el trabajo, para comprender los problemas, para explicar los procesos de la Revolución. En verdad, es difícil de concebir a un dirigente político dotado de las cualidades del Comandante en Jefe de las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), y singularmente de una: la sinceridad. No sólo tiene un conocimiento extraordinario del campo de Cuba sino, lo que es más importante, de la gente. Podría decirse que el trabajo fundamental de Fidel está condicionado a dos cosas: su capacidad técnica y su capacidad política.

Fidel visita mucho las distintas regiones del país, informándose de los problemas concretos y de la marcha de los diversos planes de desarrollo económico y social. Al principio el Primer Ministro permanecía en un mismo lugar varios días. Hoy los resultados están a la vista. Y el trabajo, la dedicación, el esfuerzo sin tregua de Fidel se reflejan en el cariño y la veneración que el pueblo siente por él, cariño que toca las cuerdas más sensibles.

—Me gusta trabajar lo más silenciosamente posible; me gusta recorrer el interior del país y, sobre todo, me gustan las montañas. Hay algo en las montañas que siempre nos hace sentirnos mejor, más felices…

Fidel es un hombre del pueblo, que siempre va al pueblo, a la entraña misma de ese pueblo, que está en el campo. Es un hombre de corazón, y por ello mismo es víctima de la más implacable autocensura, es el crítico más severo de sí mismo. Le duele, es motivo de verdadera angustia para él enfrentarse a un problema que, por el momento, no pueda resolverse; se consume interiormente cuando ve sufrir a alguien o cuando alguna mujer le pide algo que está fuera de sus posibilidades. Si quienes lo han vilipendiado y lo calumnian lo conociesen; si quienes han creído cuanto se ha escrito sobre él, acerca de supuestas atrocidades, lo conocieran, ¡qué sorpresa se llevarían frente a este dirigente recto, honrado, trabajador, con un corazón de niño!

—Perdona que te interrumpa. Acabo de leer el periódico. ¿Hijo de quién eres? ¿De Mario Menéndez Romero? ¿Tú madre es Pilar, Pilar Rodríguez Cantillo?

Mi respuesta fue afirmativa. Del otro lado del teléfono una persona lloraba, lloraba…

—Mayito, soy tu tío abuelo, tu tío abuelo, hijito, y quisiera conocerte…

Lo visité. Y en su casa –una casa de fidelistas fanáticos– mi tío abuelo Juan, ya enfermo, de muy avanzada edad, me dijo con lágrimas en los ojos y mostrándome un título de propiedad:

—Cuando veas a Fidel dile que conociste a tu tío abuelo, a este viejo que durante más de veinte años pagó mensual y religiosamente el alquiler de esta casa, de esta casa que la Revolución me ha entregado con este título de propiedad. Dile a Fidel que hubiera querido agradecérselo personalmente, pero, ya ves, estoy enfermo, estoy sometido a un tratamiento de cobalto en el cuello…

¿Cuántos cubanos hay como este anciano en una ciudad donde antes de la Revolución había generales, como Tabernilla, que poseían cientos de casas, no decenas, sino cientos de casas de departamentos? ¡Cuántos cubanos han resultado beneficiados con la Reforma Urbana, y cuán pocos fueron los afectados! Por otra parte, ¿quién, qué persona puede amasar, de manera honrada, con el trabajo cotidiano, fortunas fabulosas para adquirir gran número de casas?

El recado se lo transmití a Fidel.

—¿Y a ti qué te gustaría estudiar. —preguntó el Comandante en Jefe de las FAR a una jovencita, sobrina del matrimonio dueño de aquella casa y que estaba allí de vacaciones.

—Yo quisiera ser enfermera.

—Muy noble profesión; además, ahora ya no tendrás por qué preocuparte, porque ya todos aquellos médicos que se dedicaban a engañar a las enfermeras y a las enfermas se han ido…

Y, dirigiéndose a mí, agregó:

¡Qué actitud más ruin la de aquellos hombres que dejaron el país en el momento en que más se le necesitaba, Y que ahora prestan servicios, colaboran con los asesinos del pueblo vietnamita! En un principio sabían que al dejar a Cuba ocasionarían problemas al gobierno revolucionario; pero hoy día sus puestos han sido ocupados por la nueva generación y cada año salen, se gradúan un número mayor de médicos, que cumplen con sus obligaciones no sólo en la ciudad sino, principalmente, en el campo, donde hacían y hacen más falta…

El café estaba delicioso; confieso que me excedí en la cuota, ya que en lugar de una tacita me tomé ocho.

—¿Y quién es este pequeño? —indagó Fidel al ver a un niño que había estado observándolo con extraordinaria persistencia.

—Es tu tocayo —le contestó la madre, orgullosa.

El niño no aguardó más tiempo y se apresuró a estrechar la mano de su ídolo, y luego abrazarlo ¡qué escena!

—Bueno -preguntó Fidel- ¿cómo se encuentra el camino para Topes de Collantes?

—Muy malo; no van a llegar... Se ha derrumbado parte del camino y hasta los mulos se atascan. El río se ha desbordado —informaron aquellos pequeños agricultores.

Sin embargo, se diría que a Fidel le gusta que lo reten, sobre todo la naturaleza; siempre acepta el reto. En esta ocasión no había motivo alguno para no aceptarlo, a pesar de la fuerte lluvia.

No habíamos andado mucho cuando nos percatamos de que los campesinos tenían razón; el camino se había derrumbado, dejando abierto un precipicio. Los jeeps no podían seguir, Fidel decidió que había que continuar a pie, a pie con solo cuatro horas de sueño en los últimos dos días; a pie cuando todavía faltaban 2 kilómetros campesinos, es decir, ocho por lo menos. A pie entre un fango insoportable, en el que se adelantaban cinco pasos y se retrocedían, resbalando, dos... Así fue la marcha.

—¿Qué opinión tiene usted de la política Internacional de México bajo los últimos gobiernos? ¿Considera usted satisfactorio el actual intercambio comercial con México? ¿Cómo podría incrementarse? ¿Y el intercambio cultural?

—Por lo que respecta a la política Internacional de México, merecen un elogio los últimos gobiernos, Ya que han mantenido, a pesar de todos los presiones del imperialismo, el principio de autodeterminación de los pueblos punto y aparte México es el único país de la América Latina con el que mantenemos relaciones diplomáticas. Ahora bien, con relación al actual intercambio comercial, creo que es muy pequeño, ínfimo. Y no sé a quién se le podría echar la culpa; quizás se deba a que nosotros, debido precisamente a nuestro sistema, que se encuentra en desarrollo, hemos trazado un programa de acuerdo con nuestras necesidades inmediatas y hay de por medio con el bloque socialista, convenios que implican intercambio de materias primas cubanas por maquinaria de todo tipo, de manera especial para el desarrollo de la agricultura. Sin embargo, sería conveniente que incrementásemos nuestro intercambio con México, pero no solo de tipo comercial sino también cultural y deportivo. Que nuestros equipos de béisbol, de atletismo, de fútbol, etc., vayan allá, y que también las selecciones mexicanas nos visiten a menudo. Lo mismo podríamos hacer desde el punto de vista cultural.

—Actualmente, ¿en qué consiste la ayuda de Cuba al pueblo vietnamita? En caso de que el gobierno de Vietnam del Norte lo pidiera, ¿irían soldados o voluntarios cubanos a luchar contra la agresión yanqui-australiano-coreana?

La actualidad la ayuda de Cuba a Vietnam consiste en envíos de azúcar, pero estamos dispuestos a enviar tropas con su equipo militar en el momento que sean solicitadas. Prácticamente, todos los países del campo socialista han declarado su disposición de enviar voluntarios si el pueblo de Vietnam los solicita.

—¿Cómo piensa resolver Cuba el problema de Guantánamo? ¿Lo planteará en la ONU en un futuro próximo?

—Cuánto andamos representa, es en esencia, una provocación; es una provocación del imperialismo para que el gobierno revolucionario le brinde la oportunidad de un ataque frontal. La base no tiene ningún significado económico social. Nosotros nunca hemos planteado la recuperación de Guantánamo por la fuerza. Esperamos pacientemente. Algún día el pueblo norteamericano devolverá a Cuba ese territorio arrebatado. No estamos locos para atacar a los soldados norteamericanos que se encuentran en la base; eso es precisamente lo que el Pentágono desea.

—¿Existe problema religioso en Cuba? ¿Estima usted incompatible el ser católico, por ejemplo, con la fidelidad a la Revolución Cubana¿ ¿Cuáles son las experiencias a ese respecto?

No existe ningún problema religioso o ambiente de tensión entre el gobierno revolucionario y la Iglesia Católica; nuestras relaciones son normales. Es más, El Vaticano ha destinado a un hombre joven, inteligente, como lo es su delegado en Cuba, monseñor sachi, quien ha comprendido perfectamente el cambio social que se desarrolla en este país. En Cuba, mientras no lleven a cabo labor de contrarrevolución, no se procede contra nadie. La Iglesia Católica fue al principio utilizada por la oligarquía para combatir los cambios revolucionarios. Hay que tener en cuenta que en Cuba la religión católica estaba muy poco difundida entre los campesinos, y bastante poco entre los sectores Humildes. En cambio la gran burguesía y los terratenientes se habían educado en escuelas católicas. Esto trajo al principio algunos inconvenientes, pues esta clase trató de involucrar a la iglesia en la lucha social. Pero tales problemas fueron superados; actualmente la Iglesia Católica se limita esencialmente a sus funciones eclesiásticas y mientras sus representantes cumplan con eso no habrá ningún problema. Por otra parte, considero que no existe ninguna incompatibilidad entre ser católico y guardar fidelidad a la revolución. Tenemos el caso del padre Sardiñas, comandante del ejército Rebelde, párroco en la Habana y miembro del Estado Mayor. Al morir de una afección cardíaca, el Gobierno lo enterró con los honores militares correspondientes a su alta investidura. El padre Sardiñas fue un combatiente del Movimiento 26 de julio desde la Sierra Maestra; como el padre Camilo Torres, de Colombia, fue un sacerdote que escogió el camino de la Revolución como única vía posible para la liberación del pueblo; optó por un camino diferente al de la oligarquía eclesiástica de Colombia. Y si esto lo hizo un sacerdote, un sacerdote que dio su vida por la revolución, ¿por qué no habría de hacerlo un católico o un protestante o un mahometano?

Entre los patriotas que combatieron en Girón seguramente había hombres de distintas creencias religiosas. Eso no se le pregunta a nadie. En los recientes Juegos Centroamericanos hubo atletas nuestros que participaron y triunfaron en las competencias y que profesan la religión católica. Cuba es una gran familia en cuyo seno todos sus hijos trabajan por un porvenir de felicidad. En esta casa únicamente tendrán dificultades los que pretendan destruirla. Por otra parte, las iglesias permanecen abiertas, los sacerdotes dicen misa todos los días; en fin el estado no entorpece ninguna de sus labores. Cualquier religioso, religiosa, puede caminar por las calles de La Habana con su hábito, cosa que no se puede hacer en algunos países de la América Latina. Hospitales bajo el cuidado de monjas… ¿Qué más puede pedirnos?

—¿Ha hecho o está dispuesto a hacer Cuba alguna gestión para procurar el restablecimiento de la unidad ideológica y de acción en el campo socialista?

—¿Para qué? Sería perder el tiempo.

—Los cubanos residentes desde antes de la Revolución en otros países; y los que salieron de Cuba después de establecido el régimen revolucionario, ¿podrán regresar a la isla si lo desean? ¿En qué condiciones?

—Ningún cubano que por inconformidad con el gobierno revolucionario haya abandonado el país tendrá derecho a retornar en el futuro, y tampoco en cuanto se relaciona con los demás, porque también ellos tuvieron ya la oportunidad de regresar a Cuba. Después de todo, han transcurrido más de siete años desde el triunfo de la Revolución. Mira: en nuestro país habrá todavía durante largos años muchas necesidades por resolver; no considero justo que quienes se enfrentan hoy a las dificultades y la luchan por el porvenir se vean luego preteridos por los que se marcharon, cuando tengamos los medios de resolver nuestros problemas más apremiantes. Vea Usted, por ejemplo el problema actual de la vivienda. De todas las provincias se pide cemento para reparar casas y escuelas, para construir hospitales, fábricas, almacenes, puentes, carreteras; Es decir, obras de tipo económico y social . y seguido sin embargo, El cemento no alcanza. Actualmente producimos 900 mil toneladas, pero de acuerdo con nuestros planes, para 1970, esperamos tener una producción de 2.5 millones de toneladas y pondremos en marcha un plan para construir 100 mil casas al año. A partir de entonces tardaremos por lo menos 10 años en resolver cabalmente el problema. Ahora bien, quienes primero tienen derecho a estos beneficios son aquellas personas que lucharon y que luchan; de venir o de regresar a Cuba los que huyeron o los que no se atrevieron a enfrentarse a los problemas difíciles desde un principio, se crearía una situación de anormalidad, porque no podríamos darles ninguna preferencia con relación a los que permanecieron en el país; por tanto, ahora, salvo excepciones justificadas por razones humanas no podemos alentar el regreso de los que se marcharon…

Castro enfatiza, también, en un método innovador que estrecha la relación entre las masas y su liderazgo

Castro enfatiza, también, en un método innovador que estrecha la relación entre las masas y su liderazgo / Por Esto!

—¿Existe ya una conciencia socialista en la mayoría del pueblo?

—Podremos afirmar que en nuestro país la inmensa mayoría de la población comprende y apoya entusiastamente el cambio socialista de la Revolución. Se ha formado a través de la lucha y, sobre todo, de los hechos y beneficios de la Revolución, eso que usted llama una auténtica conciencia socialista. Ser comunista en Cuba no implica privilegios, sino de ver, abnegación y esfuerzo. El partido, como representante de los trabajadores manuales e intelectuales que constituyen la mayoría indiscutible de la nación, dirige los destinos del país. El partido se forma con la activa y constante participación de las masas trabajadoras. Es este un método nuevo que garantiza la más estrecha vinculación de las masas con su vanguardia. Tenga la seguridad de que nosotros no sólo marchamos firmemente hacia el socialismo, sino que haremos realidad algún día en nuestra patria la sociedad comunista, y de ello está muy consciente y orgulloso nuestro pueblo.

—La situación azucarera, ¿cómo se plantea para la próxima zafra? ¿Cuáles son las perspectivas de las zafras futuras? ¿Perjudica la política azucarera de Cuba a los demás países productores de azúcar, y especialmente a los latinoamericanos?

—Debido a la peor sequía que ha azotado a Cuba desde que existen récords de las lluvias caídas, este año La cosecha de azúcar descendió a 4.5 millones de toneladas; pero este año de 1966 hemos tenido un magnífico régimen de lluvias, lo que Unido al incremento y las mejoras en las áreas de Caña nos permitirá el próximo año una zafra que tal vez exceda de los 7 millones de toneladas. Este incremento continuará hasta la meta propuesta de 10 millones, aproximadamente para 1970. Lo que ha ocurrido con el azúcar es que algunos países, con la esperanza de sacar provecho del bloqueo al que nos han sometido, se dedicaron a sembrar caña donde nunca antes lo habían hecho, sin reflexionar en las consecuencias de tipo político, sin importarles en lo absoluto la implantación de un programa que estuviese de acuerdo con la realidad mundial y no basado única y exclusivamente en un aumento de  las cuotas decidido por los Estados Unidos. ¿Qué ocurre? Se sabe que Cuba es una nación cuya principal fuente de ingresos es, por ahora, el azúcar, producto que nos facilita la compra de maquinarias, combustibles, materias primas, trigo y otros muchos productos que requerimos para cubrir nuestras necesidades y desarrollar nuestra economía. Como tenemos para ello asegurados los mercados, a precios satisfactorios, por lógica deducción se espera que nuestros esfuerzos máximos estén dirigidos hacia una mayor producción azucarera, aprovechando al máximo nuestra capacidad instalada y los posibles incrementos, con relativamente pocas inversiones en cada central azucarera. Los otros países que han recibido los beneficios relativos que representan el mercado de los Estados Unidos, mercado que antes que antes era cubierto Por Cuba, dependen de la voluntad, del árbitro del gobierno norteamericano, que después de “embarcarlos” recurre al chantaje político en materia azucarera, para ejercer toda clase de presiones. Para una nación que en los últimos años se ha dedicado al cultivo de la caña de azúcar, haya construido o ampliado ingenios, abierto nuevas fuentes de trabajo, con las prestaciones sociales que esto implica, resultaría muy difícil oponerse a una política de presión ejercida por los Estados Unidos; y el imperialismo sabe lo que significaría el reducir o retirar completamente la cuota azucarera a determinada nación. Para algo debe servir lo que hicieron con Cuba.

¿Qué culpa tenemos nosotros? Todo lo contrario: pretendieron y pretender aprovecharse de la situación en que nos encontramos y olvidaron que nosotros, con condiciones nuevas de mercado, seguiríamos hacia adelante.

—¿Se lleva adelante la diversificación de los cultivos en Cuba, o se admite la conveniencia de basar fundamentalmente en el azúcar la economía cubana?

Aunque de hecho ya lo es, oficialmente Cuba dejará de ser calificada como nación monoproductora en el año 1970, cuando, independientemente de lo que la zafra azucarera ascenderá a la cifra aproximada de 10 millones de toneladas, todo el valor de nuestra producción agrícola en general se habrá duplicado en relación a la de 1959, al triunfo de la Revolución. Nuestra exportación aumentará a cerca de mil 300 millones de dólares, porque al par de la producción Azucarera crece notablemente la producción Ganadera, que implica incrementos considerables de leche y de carne. La producción de huevos en las granjas estatales alcanzará este año la cifra de mil millones sin incluir la producción de los agricultores privados; la producción de café alcanzará millones de quintales para 1970, de acuerdo con los planes que se llevan a cabo; con ritmo igual crecerá la producción tabacalera; se incrementará para entonces enormemente la producción de carne de conejo, aves y ganado ovino. Se están plantando decenas de miles de hectáreas de frutales, legumbres y otros productos alimenticios. Igualmente se hace con el algodón y satisfaremos entonces, con nuestras propias cosechas, gran parte de nuestras necesidades de arroz. Para 1975 nuestra producción agrícola deberá alcanzar un valor equivalente a cuatro mil millones de dólares. No se perderá una gota de agua de nuestros ríos, y nuestra industria de fertilizantes abastecerá en sus necesidades esenciales a una agricultura altamente mecanizada, moderna y servida por 50 mil técnicos de nivel medio y universitario. Esas son las perspectivas de nuestra patria para la próxima década; Mientras tanto, los organismos internacionales hablan de que como consecuencia del subdesarrollo y la explosión demográfica la década de 1970 - 80 será la década del hambre. En mi opinión será también, y tal vez antes, la década de las revoluciones sociales. Sí, el imperialismo no tiene idea de lo que este país será dentro de 4 años; no tiene ni la más remota idea de lo que somos capaces de hacer a pesar de todas las agresiones, a pesar de todas las provocaciones. Este territorio libre de América demostrará, demuestra ya, lo que puede hacerse dentro de una sociedad socialista donde los ingresos del Estado no se invierten en lujos de una minoría, sino en satisfacer las necesidades del pueblo. ¿Qué dirán nuestros detractores? ¿Qué dirá el imperialismo? Cuando triunfó la revolución en Cuba había muy poco que repartir y lo poco que había lo repartimos entre todos; pero ahora hemos estado creando las bases industriales de una agricultura verdaderamente moderna, capaz de satisfacer con creces las necesidades de nuestra población. Y nosotros sabemos que al ritmo que lleva el desarrollo de nuestra agricultura, dentro de algunos años -algunos nada más- no quedará una pulgada cuadrada de nuestro territorio sin explotación.

Tenga presente que esto no excluye el desarrollo de los renglones básicos de la Industria imprescindibles para el desarrollo económico; pero el énfasis principal, repito, lo ponemos en la agricultura y también en el desarrollo social. Ya le expliqué que, acordes con las fábricas en construcción, triplicaremos la producción actual de cemento; en ese mismo periodo la producción de energía eléctrica será duplicada; las centrales azucareras también habrán elevado su capacidad en más de un 50%; se instalarán grandes fábricas de fertilizantes y, parejamente, crecerán la industria de la maquinaria agrícola, la textil y la alimenticia. Nuestra flota mercante ha aumentado ya un 500% desde el triunfo de la Revolución, y seguirá creciendo. En cuanto a desarrollo social, evidentemente -educación, asistencia médica y otros logros alcanzados en tan corto tiempo- no tiene precedentes en ningún país. Nuestro pueblo carecía hasta de lo indispensable en 1958 y le hemos abierto las puertas al porvenir basándonos no en lo superfluo sino en lo práctico, en todas aquellas cosas o medios que podrían resolver las necesidades inmediatas…

La noche había caído. Yo tenía la ropa completamente sucia, los zapatos destruidos... Me llamaba la atención la resistencia de Fidel Castro: solo 4 horas de sueño en dos días y como si nada. Todos estábamos cansados, pero el comandante en jefe de las FAR alentaba a la gente con bromas sobre la forma en que los campesinos cubanos miden las distancias. Cruzamos el pequeño río desbordado y Fidel me dijo:

—Usted es práctico; se ha dado cuenta de que ya perdió la esperanza con los zapatos, y por eso cruza el río con todo y todo…

Como todo también estaba destruido, había que realizar una serie de maniobras para poder subir y bajar, bajar y subir sin correr muchos riesgos.

— Lo que me preocupa no es la primera subida, y la bajada, sino la otra subidita -dijo Fidel, entre las risas de los acompañantes.

Continuará…

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