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Yucatán

Desde el 2009 los ejidatarios de Chelem han denunciado la invasión de terrenos que perjudican el mangle con maquinarias y colocación de vigas

La ciudadanía de Chelem Puerto llevó a cabo una asamblea pública en la plaza principal de esa comunidad a fin de dar a conocer su inconformidad por la invasión de terrenos ejidales que comenzó desde mediados del 2009, sobre todo en los linderos de la comisaría con Yucalpetén.

Jorge Chablé, uno de los chelemeros que promueve las acciones en pro del ejido a fin de que sus beneficiarios y herederos de las concesiones no sean perjudicados, comentó: “Hemos notado maquinaria y colocación de vigas en cerca de 10 kilómetros de terrenos que nos pertenecen, si no nos movilizamos ahorita cuando terminen de colocar la cerca vamos a perder toda posibilidad de ejercer el derecho que por ley nos corresponde. Lo peor es que ni siquiera tenemos alguna explicación de alguna autoridad o el respaldo de nuestros representantes ejidales”.

Rudy Magaña Valle, quien recientemente subió como titular al grupo ejidal, expresó que los trabajos se llevan a cabo mayormente durante la noche, pues varios quejosos han decidido tener visitas en el día para confrontar a los trabajadores, que suelen tomar sus herramientas y marcharse de este sitio.

“Los trabajos se realizan desde Puerto Lindo, que está en Yucalpetén, hasta la comisaría. En una extensión enorme y es preocupante que sucedan este tipo de problemas, porque nos sentimos solos, sin recursos para tener justicia aunque tengamos los documentos que nos avalan como verdaderos propietarios”, expresó Magaña Valle.

Destaca que al no tener el respaldo de la comisaría de Chelem, de los representantes ejidales y menos del Ayuntamiento, los afectados han procedido a visitar instancias como Semarnat, pues se descubrió que los trabajos que se llevan a cabo en los sitios de invasión han perjudicado el mangle, siendo aquello un delito a nivel federal.

Los problemas ya se han hecho presentes. Un ejemplo claro está con el ejidatario Remigio Balám, quien hace un par de años cedió un terreno a uno de sus sobrinos, aunque sin saber que con la invasión ahora haya peligro de que el comprador pierda su inversión.

Uno de los casos más recientes de invasión desmedida ocurrió en el primer trimestre del año en la comisaría de Chicxulub, donde la ciudadanía respaldó a los ejidatarios, solicitando a la autoridad estatal que se erradique el problema, pues las visitas de quienes conforman el ejido ya habían desembocado en agresiones físicas y verbales de los foráneos.

Como resultado, se tuvo un operativo a cargo de varias fuerzas policiacas donde se registraron más de 10 detenidos, la gran mayoría ameritó llevar a cabo un proceso ante la justicia. Al pasar de las semanas, estos fueron liberados de la prisión preventiva.

La diferencia radica en que en Chelem se afirma que incluso hay desacuerdos entre la directiva sindical que tiene su representación a través de Jorge Lira, mejor conocido como Machete. Actualmente, esta junta contempla a un total de 104 ejidatarios.

Constantes quejas por invasión

El año pasado se informó sobre la invasión de alrededor de 50 familias, pero en los linderos que se forman entre Chelem y Chuburná, donde también han tenido que tomar cartas en el asunto tanto ejidatarios como próximos herederos.

“Este es un problema que difícilmente se va arreglar, hemos visto por todos los medios posibles como poder solucionarlo, pero hemos caído en la ignorancia y siempre terminamos cediendo. Ahorita la invasión es otra prueba de lo mismo”, indicó el señor Guillermo Rodríguez, de 73 años, quien forma parte de los más de 100 ejidatarios que han heredado estas manzanas ubicadas, al principio, en el Norte y Poniente de Chelem.

De acuerdo con su relato, en 1968 se repartieron tierras a un total de 114 ejidatarios, al menos la mitad ahora ya fallecieron, por lo que sus primogénitos tienen a su cargo los terrenos, los cuales miden 80 por 80 metros que la mayoría pertenece a la Comisión para la Regularización de la Tenencia de la Tierra (Corett).

En el caso del entrevistado, el beneficiado con un par de terrenos fue su padre, Viviano Rodríguez Valle, cuyos lotes nunca se han puesto en renta, pues de acuerdo a la última vez que se asesoró el grupo de trabajadores de la tierra, cada metro cuadrado cuesta mil 500 pesos.

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LV