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En los últimos días, las 'gaviotas' de Progreso han dejado de asistir a sus labores diarias por la grave crisis de atraviesan los hombres de mar

La crisis en el sector pesquero por la baja producción de mero no sólo ha afectado a los hombres de mar, sino además ha puesto en peligro de extinción a las gaviotas, mujeres que obtienen su sustento al limpiar embarcaciones tanto de menor como de mayor navegación, recibiendo a cambio un salario fijo y/o pescados y mariscos que los patrones les suelen dar.

La labor de las gaviotas la ejercen en el municipio progreseñas y residentes de varias partes del Sur de México, quienes acuden desde tempranas horas a las zonas de atraque de los navíos en busca de pescado que los patrones suelen regalar; o bien, realizan labores de limpieza de la cubierta y el producto, por lo que son remuneradas en efectivo o en especie por parte del personal a cargo de los navíos.

En una entrevista con inspectoras del Embarcadero La Caleta en el Poniente de la ciudad, se constató que las gaviotas, estimadas en 11, han dejado de acudir en busca de pescado y sólo aparecen de manera esporádica pues están conscientes de la grave crisis que enfrenta este sector.

“Las gaviotas no han dejado de venir, pero lo hacen con menor frecuencia. La mayoría se concentra en el puerto de abrigo de Chelem. Otras, obtuvieron licencias para acceder a la zona de atraque de Yucalpetén donde se encuentra la Asipona, pues varios permisionarios les otorgan trabajo de manera fija”, externó Yazira Pedro Medina.

Con historia en el puerto

Antecedentes históricos de este municipio confirman que las primeras trabajadoras de este tipo aparecieron luego del paso del Huracán Gilberto, a causa de la falta de trabajo y el descenso en la economía porteña en aquellos días.

La identificación de varias de estas mujeres se resalta entre la multitud de los trabajadores de la pesca por encontrarse siempre en grupos de tres a cinco integrantes, cargando cubetas para depositar los ejemplares que recibían.

Entre los pescadores existe cierto respeto hacia nosotras, pero cuando toman alcohol, que a veces nos manda a comprar, desconocen hasta a sus mejores amigos, ¿Qué no nos podrán hacer a las gaviotas? Vengo desde las 7:00 horas con mi bebé, porque también hay regla entre todo el gremio que no se puede agredir a ningún niño, en caso de hacerlo vendría una paliza por toda la tripulación de quien lo haga”, argumentó la gaviota M.R.U.B., de sólo 16 años de edad.

Otro caso que llama la atención es el de María González Santos, quien desde Chicxulub acude rumbo al puerto de abrigo que se encuentra junto a la zona industrial de Chelem, teniendo como compañía a sus dos hijas y nieta en busca del sustento para sobrevivir al día.

“No hay de otra, tenemos que venir o no hay de dónde jalar, normalmente mis hijas se encargan de hacer tareas domésticas y yo recolecto pescado con mi nieta de dos años. Gracias a Dios en temporada de pulpo nos va muy bien, aunque hay que recordar que si les va bien a los pescadores nos va bien a nosotras, por limpiar el interior de los barcos te dan desde 200 hasta 500 pesos, depende del pescador”, especificó.

En otro caso, María Dzul “Sally” de 71 años de edad, contó que tras una relación extramarital con el patrón de un barco de origen veracruzano durante la mitad de los años 90, se convirtió en gaviota con tal de ver al hombre, hasta que en 1998 éste dejó de acudir con el Corso IV a Progreso, obligando a su expareja a continuar acudiendo al puerto de abrigo en busca de su retorno.

“Con esa situación me volví parte del grupo, me respetan porque fui de las primeras con la Negra y la Muda. Vengo porque descubrí que así podía seguir subsistiendo, con mi edad nadie me da trabajo y de paso aunque me digan loca, quiero ver de nuevo a quien consideré el hombre de mi vida, nunca más me volví a emparejar con nadie”, mencionó la septuagenaria que se negó a delatar la identidad del marino.

Se destaca que esta actividad podría desaparecer en Progreso a causa de diversos factores como lo insostenible que ha resultado la pesca en el puerto, aparte de que el reordenamiento en varios embarcaderos ha originado el final del trabajo para estas mujeres, tal como ocurrió en los primeros meses del 2022.

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LV