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Oceana, una organización internacional que trabaja en pro de los mares del mundo, hizo un inventario de la catástrofe que está causando el desarrollo inmobiliario Paraíso Sisal: despedazó la duna costera, que es una defensa natural contra huracanes; amenaza de muerte a 572 especies de fauna, genera erosión al desviar el flujo natural del agua y propicia la acumulación de toxinas…
“La necedad de hacer negocio con la naturaleza sin respetarla provocará al final una pérdida millonaria así como un daño incuantificable a la biodiversidad”, advierte Miguel Rivas Soto, director de Santuarios Marinos de la organización no gubernamental (ONG).
Además de acusar que el proyecto no respeta los planes regulatorios y desobedecer las leyes con obras no contempladas en el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), aclara que el hecho de que los hermanos Víctor y Daniel Campos Agüerosean los dueños no los exime de cometer delitos: “A pesar de ser propiedad privada, tiene que cumplir con las leyes establecidas a favor de la biodiversidad”, explica.
El experto, doctor en ciencias por el Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura en entrevista con POR ESTO!, que los empresarios inmobiliarios, empecinados en vender la costa a pedazos, están “matando a la gallina de los huevos de oro” porque tarde o temprano el karma los alcanzará como un búmeran: al construir sus casas sobre la duna costera, convertirán su “linda vista al mar en una pesadilla”, porque el agua comenzará a “comerse” las construcciones.
En semanas recientes, POR ESTO! ha dado cuenta de cómo, entre los años 2006 y 2007, en numerosas ocasiones, los hermanos Víctor y Daniel Campos Agüero pretendieron lotificar el terreno de siete kilómetros de largo, que estaba incluido dentro de la Reserva Estatal El Palmar según un decreto del Gobierno encabezado por Patricio Patrón Laviada, y que recuperaron mediante argucias legales solapadas por autoridades federales e Ivonne Ortega Pacheco, quien fuera gobernadora del Estado.
Aunque en un principio sus intenciones fracasaron, porque se les negaron los permisos, el 23 de marzo de 2018, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), les autorizó el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) número 31YU2017UD085, correspondiente al proyecto de “Urbanización, electrificación, ampliación de camino existente y apertura de un nuevo camino de acceso para un predio formado por los tablajes catastrales: 1896, 2888, 2889, 4803 y 5565 denominados Paraíso Sisal, ubicado en el puerto de Sisal, comisaría de Hunucmá, Yucatán”.
Posteriormente, el 21 de agosto del mismo año, la dependencia federal emitió la resolución con Oficio 726.4/UGA-0617/0001454, perteneciente el proyecto “Construcción y operación de una casa habitación ubicado en el lote 5222 del proyecto de lotificación Paraíso Sisal, en la comunidad de Sisal, Yucatán”.
En ambos casos, los permisos fueron solicitados por los representantes legales de la Inmobiliaria, los hermanos Daniel y Víctor Manuel Campos Agüero, y los propietarios Fernando Eugenio e Isabel Barbachano Herrero, así como a Carmen Barbachano y Gómez Rul.
En días recientes, el Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía ha mostrado cómo actores económicos, políticos y sociales se han unido para rechazar la voracidad de los empresarios del Cártel de Sisal y han exigido detener su voracidad. Voces conocidas de los diferentes partidos políticos han dejado a un lado sus diferencias para expresar su repudio al proyecto; de hecho, en el Congreso del Estado ya se analiza una ley que les permita auditar estos complejos y frenarlos.
Por otro lado, la comunidad científica, principalmente investigadores de la UNAM que trabajan precisamente el puerto del Norponiente del Estado, ya tomaron acciones para contrarrestar el daño: elaboran un proyecto para sustentar la petición de que se eleve la el estatus de la reserva natural de El Palmar, precisamente para preservarlo de los depredadores humanos inmobiliarios y, también, buscan estrategias para devolver parte de lo que están saqueando, como la arena; ingenieros ambientales recomendarán el uso de bombas para regresar los sedimentos que los desarrolladores están socavando en el litoral.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), encabezado por Beatriz Gómory Correa, pidió “aplicar todo el peso de la ley” para quienes hayan violado normas en la construcción de viviendas en los límites del mar yucateco.
Rivas Soto, quien tiene una Maestría en Ciencias y un diplomado en divulgación de esta área de conocimiento, también por la UNAM, lamentó la actitud de los empresarios, quienes le arrebataron una extensión de terreno a un Área Natural Protegida (ANP), porque esto genera un daño ecológico irreparable; dijo que lo que hoy es Paraíso Sisal nunca debió salir de la Reserva Estatal.
Sin embargo, aun cuando tienen en sus manos el control sobre parte de la zona de conservación natural, no están exentos de cometer delitos, porque “a pesar de ser propiedad privada, tiene que cumplir con las leyes establecidas a favor de la biodiversidad”.
Desde el punto de vista florístico, la vegetación de El Palmar se reconoce como compleja y diferente al resto del Golfo de México, destacando la presencia de especies de afinidad antillana y especies endémicas a la Península de Yucatán. Además, la fauna de la Reserva Estatal está representada por una amplia diversidad de vertebrados e invertebrados, tanto acuáticos como terrestres, y a partir de observaciones y revisiones bibliográficas sobre el área, se realizó el inventario de la fauna presente en la Reserva, por lo que se determinó un total de 527 especies, las cuales están representadas por: 21 especies de invertebrados marinos, 54 especies de lepidópteros (mariposas y polillas), 30 especies de abejas silvestres, 64 especies de peces, 12 especies de anfibios, 51 especies de reptiles, 228 especies de aves, 12 especies de mamíferos marinos y 55 especies de mamíferos terrestres.
De ahí la importancia de preservar el lugar, por lo que la construcción de viviendas veraniegas son una amenaza para todos: “Con todo ello, lo que hacen las inmobiliarias es matar a la gallina de los huevos de oro”, advirtió el especialista de la organización no gubernamental.
De acuerdo con el estudio, la construcción de infraestructura portuaria, carreteras y/o brechas sin criterios de conservación ha ocasionado la modificación del flujo normal de agua y ocasiona la pérdida del manglar principalmente, debido a que es muy sensible a las modificaciones hidrológicas.
Sumado a esto, la alteración de factores que controlan el régimen de salinidad puede inducir un cambio en la composición de especies e incluso conducir a la mortalidad.
De la misma forma, el estancamiento de las aguas altera el intercambio gaseoso radicular, ocasiona la acumulación de toxinas y sales, y propicia la sedimentación. La zona más impactada se encuentra en las proximidades de Sisal, por la apertura de comunicaciones del sistema de ciénagas con el mar, en el puerto de abrigo de Chuburná y Yucalpetén.
Rivas Soto afirmó que la situación se complica aún más precisamente en donde los hermanos Campos Agüero planean construir una villa y una torre departamental -parte de la lotificación de Paraíso Sisal-, dado que el complejo está entre el mar y el humedal, es decir, la afectación es para para ambos lados, por lo que “lo más recomendable era que los terrenos formaran parte de la Reserva y sin viviendas”.
Ejemplificó el caso de la construcción en la primera duna costera, con tal de tener una agradable vista al mar, cuando esta es la que protege el lugar cuando se registran huracanes. “La duna costera es un ecosistema importante, es una zona rica en biodiversidad, son numerosas las especies de flora y fauna que dependen de esta región importante de la costa”, aseguró.
Explicó también el grave problema de la erosión costera: “cuando el mar se come la playa… si en la duna costera no hay vegetación que retenga la arena la situación se complica aún más, y aquella linda vista al mar se convierte en pesadilla cuando el mar ya afecta la construcción (de las viviendas)”.
Lamentó la actitud de las constructoras de no respetar los planes regulatorios, hacen caso omiso a las leyes y/o efectúan obras no contempladas en el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA).
Rivas Soto consideró a los rompeolas, durmientes, geotubos, escolleras, espigones, espolones, bardas y demás objetos o infraestructuras como “una mala inversión, ya que es pensar a corto plazo no impide la formación de la línea que la naturaleza establece”.
Resaltó que tanto la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) como la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) deben acatar y hacer respetar la Ley, hacer a un lado los intereses particulares y procurar la conservación del medio ambiente.
Desafortunadamente, hace cinco años, en Paraíso Sisal empezó la lotificación y la construcción de los inmuebles, por lo que también inició con el daño al 41 por ciento de la biodiversidad empezando con la deforestación y la migración de la fauna.
Oceana, la organización que representa Rivas Soto, es la mayor sociedad internacional dedicada exclusivamente a proteger los océanos del mundo. Fue creada en 2001 por un grupo de fundaciones: The Pew Charitable Trusts, Oak Foundation, Marisla Foundation y el Rockefeller Brothers Fund.
Aborda problemáticas actuales como la recuperación de las pesquerías, la promoción de las energías limpias y la creación de áreas marinas protegidas. Desde su fundación, Oceana ha logrado más de 225 victorias y protegido casi 4 millones de millas cuadradas del océano.
Continuará…
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AA
