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Estudios de ambientalistas evidencian que los hermanos Campos Agüero están “vendiendo humo” a los interesados en los lotes del complejo inmobiliario, porque el mar ya engulló la primera duna y va por la segunda, donde están asentadas ya varias edificaciones; el metro lineal cuesta 550 mil pesos

Los compradores de los lotes de Paraíso Sisal -comercializados por los hermanos Campos Agüero- están en riesgo de perder la millonaria inversión -calculada en 550 mil pesos el metro lineal- porque el mar tarde o temprano se los tragará debido a la erosión, advierten estudios de ambientalistas.

De hecho, la primera duna costera –“contada” del mar hacia tierra firme- ya desapareció y el agua salada va ahora por lo que era la segunda, sobre la que hace unos 15 años se proyectó, primero la lotificación y, luego, la edificación de condominios, una villa y un hotel a cargo de la inmobiliaria de los Campos Agüero.

Por si fuera poco, en el área aún sin lotificar, al poniente de Punta Piedra, el mar ha comenzado a borrar el límite de propiedad, es decir, los terrenos potencialmente comercializables ya están dentro de la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) -una franja de 20 metros de ancho de tierra firme- sobre la que la ley prohíbe construir.

Las dunas, al igual que los manglares, son barreras naturales que protegen a la población de tormentas y huracanes tropicales, además dan refugio y alimento a especies como flamingos, cocodrilos y ocelotes, entre muchas otras. Sin embargo, el proceso de lotificación que han emprendido constructoras como la de los Campos Agüero ha privatizado lo que le pertenece a la naturaleza. Ahora, según su sitio de ventas en internet, el 70 por ciento de los terrenos están en manos de extranjeros y de gente de otras partes de México.

 

Al poniente de Sisal, donde están los lotes que los Campos ofertan en su portal, hay marcas que delimitan los mil metros cuadrados que mide cada terreno del proyecto inmobiliario. La superficie que se comercializa de más de 400 lotes equivale a casi dos veces el Estadio Azteca.

Yameli Aguilar Duarte, bióloga con maestría en Ingeniería Ambiental y Doctora en Geografía, consideró que el daño a la flora y fauna está vinculado con el interés económico por encima del cuidado al ambiente, “ya que es evidente que los desarrolladores sólo buscan vender lotes o hacer zonas veraniegas sin importarles los daños a las dunas costeras y a los manglares”.

A su vez, el supervisor del proyecto para la oficina Sureste de la organización ambientalista Ducks Unlimited de México A.C. (Dumac), David Canul Rosado, asegura que ni siquiera la ilegal instalación de geotubos –“una medida desesperada”- evitará el inexorable avance del mar. Además, según un estudio del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese), en Baja California, el Centro y Poniente -donde se ubica Sisal- de Yucatán están una franja considerada de “muy alta” susceptibilidad de erosión costera.

En las últimas dos semanas, POR ESTO! ha documentado ampliamente cómo los empresarios del Cártel de Sisal se aprovecharon de lagunas legales y el apoyo de funcionarios públicos sin escrúpulos para proyectar un complejo inmobiliario en una zona exclusiva de la costa Norponiente de Yucatán. Aunque la intención de comercializar lotes en Sisal se concibió en los primeros años de este siglo, las autoridades, en un principio, les negaron permisos necesarios para consolidarlo, porque una parte de los terrenos se incluyó en la Reserva Estatal de El Palmar, durante la administración de Patricio Patrón Laviada. Sin embargo, los propietarios se ampararon y lograron apodarse de la superficie, según el decreto 293, publicado en 2010 en el Diario Oficial del Estado y firmado por la exgobernadora Ivonne Ortega Pacheco.

En 2018, los empresarios de marras, luego de varios intentos, el 23 de marzo, lograron que el entonces delegado en Yucatán de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Hernán José Cárdenas López, les autorizara el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA).

Con número 31YU2017UD085, avaló el proyecto de “Urbanización, electrificación, ampliación de camino existente y apertura de un nuevo camino de acceso para un predio formado por los tablajes catastrales: 1896, 2888, 2889, 4803 y 5565 denominados Paraíso Sisal, ubicado en el puerto de Sisal, comisaria de Hunucmá, Yucatán”.

Posteriormente, el 21 de agosto del mismo año, la dependencia federal emitió la resolución con Oficio 726.4/UGA-0617/0001454, perteneciente el proyecto “Construcción y operación de una casa habitación ubicado en el lote 5222 del proyecto de lotificación Paraíso Sisal, en la comunidad de Sisal, Yucatán”. Desde entonces, la venta de los lotes está a cargo de la Inmobiliaria El Palmar de Sisal, S.A. de C.V., cuyos socios son Víctor y Daniel Campos Agüero.

Millonaria pérdida

Ahora, cinco años después de recibir los permisos, las advertencias del biólogo Canul Rosado anticipan que los empresarios dueños de Paraíso Sisal ahora venden lotes que pronto desaparecerán; en pocas palabras, sus clientes los enriquecerán aún más a cambio de nada. 

El investigador recordó que la erosión es causada principalmente por edificaciones costeras como el muelle de Progreso, cuya ampliación ha acelerado la “vorágine”, ya que “toda la arena que se recuperaba y circulaba hacia la costa y se distribuida a este sector de la Reserva Estatal El Palmar ya no llega”.

“Es evidente el daño ocasionado por este fenómeno natural, y a futuro, la problemática será peor (…) Con el paso del tiempo, toda esa zona de Paraíso Sisal y El Palmar tendrán una erosión mucho más acelerada, y todos esos predios se perderán en el mar”, advirtió.

 En un futuro cercano, las construcciones realizadas formarán parte de la Zona Federal Marítimo Terrestre, tal como actualmente ocurre en Telchac, y otros puntos costeros de la entidad, vaticinó.

Por ende, los millones de pesos invertidos con la adquisición de un terreno, a costo actual de 550 mil pesos el metro lineal de costa, así como las edificaciones y el recurso que conlleva ejecutarlas -como gastos de tramitología- se hundirán en el mar.

Aunque los empresarios colocaron estructuras, con una separación de cerca de 50 metros, “además de que no están permitidos, no funcionarán por mucho tiempo, por lo que dejarán de servir y será una pérdida de dinero”.

Aseguró que, si bien Paraíso Sisal es una propiedad privada, lo ideal, si se deseaba su conservación, era dejar que formara parte de la Reserva Estatal. Canul Rosado forma parte de Ducks Unlimited México, una organización que desde hace 46 años desarrolla proyectos de conservación y restauración de humedales, además de generar importante información a través del desarrollo de proyectos como el de inventario y clasificación de humedales, educación y programas de asistencia técnica.

Áreas devastadas

La bióloga Yameli Aguilar Duarte, quien también es investigadora científica del Inifap e integrante del Consejo Ciudadano por el Agua de Yucatán, subrayó que las zonas costeras están siendo devastadas por los desarrollos inmobiliarios, causando efectos en las dunas, en los manglares y en el manto freático.

Explicó que todos los ecosistemas tienen una función importante dentro de la naturaleza, como los matorrales de las dunas y los manglares, que son barreras contra los huracanes, es decir, mitigan o amortiguan los daños en las comunidades pesqueras y eso lo saben muy bien los habitantes nativos de Sisal.

Aguilar Duarte detalló que al establecer desarrollos habitacionales en el mangle y en las dunas ocasionan afectación al manto freático porque al buscar agua tienen que perforar pozos y en la zona costera los espejos de agua pueden afectarse, teniendo problemas de salinización.

Algo parecido sucedió en la Rivera Maya donde al instalar hoteles y zonas habitacionales, se generó daños severos al mangle y al agua. “Esto es una tendencia en los últimos años, pero muy poca importancia le han dado los ciudadanos y se ha percibido escasa vigilancia de las autoridades”, dijo.

La bióloga expuso que el ecosistema de Sisal está en peligro porque es una zona donde las tortugas de carey suelen anidar y al construir vivienda en largas extensiones de la playa lo único que provocan es que esa especie no puedan cumplir con su ciclo.

A esto también debe sumarse que las viviendas ocasionan erosión en las playas, algo que se complica con el abuso del agua dulce para llenar piscinas que no son una necesidad básica sino un lujo, y hay que agregar que los habitantes de las viviendas generan basura, por eso se requiere en las zonas costeras planes de manejo del ecosistema.

“Si la tendencia es dañar al ecosistema, ¿hasta dónde vamos a llegar?”, se preguntó.

Grave situación

El problema de la erosión es grave en la costa de Yucatán, y Paraíso Sisal no es la excepción.

Este fenómeno afecta al 64 por ciento del litoral yucateco, que tiene una susceptibilidad de mediana a muy alta, pero se complica con las construcciones en la primera duna, que hoy ocupa Paraíso Sisal; por eso, parte de las obras fueron clausuradas recientemente por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

El Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada, a través de la medición de las principales causas de la erosión -pérdida de vegetación en la duna costera, ancho y pendiente de la playa, “antropización” del área, tipo de litoral, etc.- estableció grados de vulnerabilidad: baja, media, alta y muy alta.

Los resultados los integró al “Atlas de Peligros por Fenómenos Naturales del Estado de Yucatán” y estableció que 124 kilómetros (36.25 por ciento) de la línea costera presentan susceptibilidad baja; 104 km (30.43), “media”; 77 km (22.51 por ciento), “alta” y 37 km (10.81); en la parte Centro y Poniente -donde se ubica Sisal-, es “alta”.

Los científicos observaron que los habitantes y los desarrolladores inmobiliarios de estas localidades construyen obras de mitigación como espolones, diques o geotubos que, si bien en un principio “conservan” el ancho en la playa, “erosionan de manera considerable el lado contiguo”, y causan un desequilibrio en la evolución y dinámica en la costa.

Precisamente en los últimos cinco años, los propietarios de Paraíso Sisal, optaron por colocar geotubos; según fotos satelitales de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, que realizó un estudio sobre erosión costera, hay más de 20 pares de geotubos a lo largo de la costa de Hunucmá, municipio al que pertenece Sisal.

Sin embargo, la Profepa solo colocó un solo sello de clausura, con número PFPA/YUC/011/1A/2023, en el lote de la familia Morales, el pasado miércoles 1 de marzo, a pesar de que en las MIA se rectifica que “la construcción e instalación de infraestructura en zonas federales que afecten la dinámica del transporte litoral, tales como, espigones, espolones, escolleras, geotubos y bardas, que obstruyan o modifiquen los cauces principales del flujo y reflujo de marea, así como proyectos de restitución de playas, quedarán restringidas y sujetas a evaluación de impacto ambiental por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y a la presentación de un programa de monitoreo y mantenimiento de transporte litoral de sedimentos”.

En el estudio “Detección de pérdida de playa mediante tratamiento digital de imágenes multiespectrales de resolución espacial media en la realización del mapa nacional de susceptibilidad a la erosión costera”, la problemática tiende al aumento.

Incluso, de acuerdo con el inventario de Erosión Costera en el litoral mexicano, actualmente se tiene un total de 574 sitios con alguna condición de pérdida de playa, y en el caso de Yucatán, la longitud susceptible es de 91.7 km.

Continuará…

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CC

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