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Yucatán

Especialistas nacionales e internacionales del Laboratorio Nacional de Resiliencia Costera que señalan que el crecimiento urbano afecta el líquido en Progreso, Chicxulub y Telchac

En general, la costa de Yucatán recibió una calificación de B, que significa regular en materia de salud del medio ambiente. Sin embargo, la parte más negativa se la lleva la calidad del agua, que no es óptima en ninguna zona y la región que incluye Progreso, Chicxulub y Telchac Puerto, que tienen afectación por el impacto del desarrollo urbano no sustentable.

Desde el 2017, el Laboratorio Nacional de Resiliencia Costera, que coordinó talleres de trabajo con investigadores nacionales e internacionales, ya había advertido de esta situación de nivel negativo para estos tres puertos, y de la calificación positiva para Dzilam de Bravo, San Felipe, y Río Lagartos, y la etiqueta amarilla que asignó para Sisal y Celestún, tal como POR ESTO! dio a conocer en su edición de ayer.

El Laboratorio Nacional de Resiliencia Costera señala en su estudio que todo está conectado entre el hombre y la naturaleza, desde la pérdida económica y la calidad de vida y bienestar, hasta la vulnerabilidad por los nortes y huracanes, como la detracción de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad y hábitats.

En la costa de Yucatán se desarrollan actividades que modifican las relaciones de retroalimentación del sistema socioecológico de la región. La población en la zona costera ha aumentado desde inicios de los años 80, cuando colapsó la industria henequenera del Estado y la gente del campo migró hacia la costa para dedicarse principalmente a la pesca.

Los cambios en el uso de suelo, la contaminación causada por los asentamientos humanos y el aumento de la extracción de recursos naturales afectan la dinámica de los ecosistemas costeros de Yucatán.

Además de que una gran parte de la población costera depende de la pesca como fuente de ingresos y alimentación, existe una sobreexplotación de pesquerías importantes.

El reporte es preciso al señalar que el turismo y el ecoturismo representan otra fuente de ingresos importantes que depende directamente de las condiciones del medio ambiente y su conservación.

Tanto la población de la costa como las actividades económicas se encuentran en riesgo frente a fenómenos naturales como huracanes y mareas rojas. Las pérdidas económicas implican también pérdida de bienestar social, aumento de la pobreza y mayor degradación del medio ambiente.

En el estudio se cita que hay especies únicas que se encuentran también vulnerables ante la intervención humana, como el caso de las tortugas marinas.

“En el mundo existen siete especies de tortugas marinas, de las cuales cinco pueden encontrarse en la Península de Yucatán: carey, blanca, caguama, laúd y lora. Las tres primeras anidan con mayor frecuencia y en altas densidades en la Península, mientras que la laúd lo hace de manera esporádica. Sin embargo, las cinco especies utilizan las aguas de la región para alimentarse”.

Todas estas especies están protegidas por la ley en México (NOM-059- Semarnat-2010), además de que el país ha adquirido el compromiso internacional de proteger y conservar a las tortugas marinas y sus hábitats. Durante décadas, las tortugas en México fueron cazadas por su carne, caparazón y huevos, pero los esfuerzos de conservación iniciados hace 30 años han empezado a mostrar resultados en las playas de anidación: en el estado de Yucatán, las poblaciones de tortuga blanca y tortuga carey se han ido recuperando paulatinamente.

Sin embargo, las amenazas para las tortugas marinas en Yucatán siguen siendo muchas. Entre ellas están la erosión de las playas, la destrucción de dunas y construcción de desarrollos turísticos y urbanos mal planificados, el tránsito de vehículos pesados sobre la playa, la desaparición de pastos marinos de los que se alimentan debido a la contaminación, y la basura generada por plásticos, entre otros.

Otra especie que distingue las cosas de Yucatán y que también están dentro del rango de la vulnerabilidad son los flamencos.

Existen seis especies de flamencos en el mundo, una de las cuales, Phoenicopterus ruber, está presente en las costas de Yucatán.

Entre 1999 y 2014 se realizaron varias actividades de rehabilitación y protección de los sitios de anidación y alimentación de los flamencos, así como de los manantiales donde beben agua dulce.

Al mismo tiempo, se sensibilizó y capacitó a los pobladores de la zona costera para cuidar estas aves. También se realizaron censos aéreos anuales y se midió el éxito de productividad de las colonias en la Reserva de la Biósfera Ría Lagartos para evaluar la efectividad de los esfuerzos de conservación.

El anillamiento de jóvenes volantones se ha utilizado tanto para monitorear el uso de los humedales costeros al interior de la Península de Yucatán, como para conocer su migración hacia otros países.

A pesar del éxito que lograron las acciones de protección, manejo y sensibilización, han existido años en los cuales no se han registrado anidaciones de las colonias de flamencos, e incluso años en los que los nidos se han perdido debido a la destrucción de los sitios de anidación por huracanes o inundaciones.

Otro factor que afecta la anidación es la visita no regulada, particularmente de fotógrafos de naturaleza, turistas y pescadores. Más aún, las colonias que se encuentran entre los manglares y que no tienen protección natural, como ocurre en los islotes rodeados por agua, son muy susceptibles a ser perturbadas por depredadores y perros asilvestrados

Por tanto, de acuerdo con el resultado de esta revisión de la salud del Estado de la costa yucateca, Progreso, Chicxulub y Telchac están en color romo o semáforo rojo.

En término medio se ubican Celestún y Sisal, y en mejores condiciones, es decir, bueno, Dzilam de Bravo, San Felipe y Río Lagartos.

En la revisión de la tarde a partir del taller del 2017, participaron. Irina Ize (LANRESC), Alberto Guerra (Naturae Art), Elsa Noreña (UAY-Química), Paulo Salles (UAY-LIPC), Gabriela Mendoza (UAY-Ciencias), Alec Torres (UAY-LIPC), Rodrigo Migoya (Niños y Crías, A.C.), Edgar Torres (UAY-Ciencias), Nuno Simoes (UAY-Ciencias), Gemma Hidalgo (UAY-Ciencias).

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JG