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Pronostican lluvias fuertes para hoy en Yucatán.

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Aún hay yucatecos que recuerdan los daños ocasionados por los huracanes “Gilberto” e “Isidoro”, fenómenos que dejaron honda huella en la memoria colectiva.

Humberto Pech Can dijo que cuando pegó “Gilberto” él trabajaba en Cancún como vigilante en el Seguro Social y que, en medio del ciclón, iba a buscar enfermos y tuvo que trabajar horas extras.

Humberto regresó a Mérida porque su mamá estaba enferma y no había quien la cuidara. Ahora se dedica a pepenar y a limpiar patios, pero por la contingencia tuvo que suspender su trabajo y vive en una humilde casa con techo de láminas de cartón y lonas; cuando llueve se filtra el agua; la entrada de su vivienda está llena de botellas de plástico, artículos electrodomésticos inservibles, juguetes viejos y chatarra que vende para mantenerse, pero como las recicladoras se encuentran cerradas él la está pasando mal.

Vivienda insegura

Humberto tiene 68 años, está inscrito en el programa federal de Adultos Mayores, pero hasta ahora no ha recibido ese apoyo; tampoco le han llegado las despensas que distribuye el Gobierno del Estado; sobrevive gracias a algunos vecinos que le dan de comer; habita en la calle 12 No. 280 entre 17 y 19 de la colonia San José Vergel.

Espera gozar de la protección de Dios en caso de que llegara otro huracán a Yucatán porque su casa es insegura; comentó que si alguien le ofrece alojarlo en su vivienda aceptará la invitación, pero de no ser así acudirá a los albergues que por lo general se instalan en escuelas; dijo desconocer en dónde se ubica el más cercano a su domicilio, pero confía en que se enterará a través de los vecinos.

Nancy Gómez, a diferencia de Humberto, sí cuenta con una casa en buenas condiciones en caso de que un ciclón impacte a la Entidad.

Recuerda que cuando “Gilberto”, ella estaba embarazada y ese día en su trabajo la retiraron temprano porque comenzaban a sentirse los vientos; indica que después del huracán en la avenida Itzaes había árboles tirados, y que varios días no hubo luz y agua potable y tuvo que utilizar agua de pozo.

Dijo que un día vio llegar a su esposo con más mercancía que la que comúnmente compraba; él le dijo que el huracán “Isidoro” estaba en camino. Rememora que la fuerza de los vientos dobló el portón de su casa; que en la avenida Kukulcán se cayeron varios árboles y hubo mucha gente damnificada; en su trabajo le pidieron que ayudara a empacar mercancía que se distribuyó entre personas que lo necesitaban.

Temporada en marcha

Dijo que ahora tiene el cuidado de comprar pilas, garrafones de agua y despensas, en la temporada de huracanes.

Por su parte, María del Socorro Castillo recuerda que cuando llegó “Gilberto” se cayó el árbol de limón de su casa que estaba cundido; por la radio escuchó que solicitaban apoyo de despensas, ropa, agua, etc.; ella juntó todos los limones y decidió comunicarse a una difusora; un día llegaron voluntarios a su casa y se llevaron los frutos.

Ayer comenzó oficialmente la temporada de huracanes y hay que tomar precauciones como cada año.

(Elena Gómez)