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En Santa Cruz Palomeque, el Ayuntamiento suspendió el servicio gratuito de internet y lo repuso varios días después, hecho que afectó a los estudiantes.

Mujeres de la comisaría meridana de Santa Cruz Palomeque lamentan la falta de apoyos por parte del Ayuntamiento en lo relativo a la educación, pues señalan que muchas de ellas no tienen los recursos necesarios para subsistir y menos para pagar el Internet que les permitiría a sus hijos continuar con sus clases.

La actual situación sanitaria les ha mermado las posibilidades laborales, reconocen que muchas de ellas son madres solteras y no trabajan, lo que representa una limitante para su instrucción básica.

Muchos niños no estudian porque no tienen la posibilidad de acceder a las clases en línea, indicaron las mujeres, incluso recordaron que la comisaria suspendió el servicio que se brinda en el centro de la comunidad argumentando que había aglomeraciones, sin embargo, eran los niños con sus cuadernos haciendo sus tareas.

“Ahora ya lo volvieron a poner, pero de qué sirve, porque hay quienes ya perdieron el semestre”, recalca una de las mujeres entrevistadas, quien pidió el anonimato.

“Todo es por el celular, pero si no tenemos dinero no podemos ponerle recarga, se atrasan con las tareas, ahora ya pusieron otras dos materias: educación física y artística, si con trabajo nos alcanza, no podemos”, explica Loreley May Cantú, madre soltera con cuatro hijos de 12, 8 y 6 años y una bebé de meses.

Deserción escolar

A pesar de que Loreley inscribió a sus hijos al ciclo escolar no imaginó que tendría tantas complicaciones.

“Al más grande lo llevé a inscribir a primero de secundaria, tenemos sus libros, pero no pudo seguir. No es lo mismo que vayan a la escuela porque ahí no tenemos que poner las recargas ni nada de eso, pero es bastante, mandan que tienen que buscar en YouTube, no tenemos computadora, sólo el celular. No sé si van a perder el año, la maestra estuvo hablando conmigo, pero no puedo, es mucho”, comentó preocupada.

Esta situación se agrava porque no sabe muchas cosas, explicó que tiene los libros, las tareas, incluso sacó copias que le pagó a la maestra, pero reconoce que no comprende todas las tareas de sus hijos, “una vez no entendí una tarea y le pregunté a la maestra y jamás me contestó, se supone que tenía un horario de 10 a 5 de la tarde, después de ese horario ya no te atiende, yo creo que deberían tener ese tiempo, la tarea la brinqué porque no le entendí. Hay algunas tareas que sí entiendo, cuando hay que sacar mapas, fomi, cosas con plastilina”

Por otro lado, la señora María Figueroa Chi asegura que su hijo no pudo concluir la prepa, le hizo falta aprobar el último semestre debido a que no cuentan con Internet en casa.

“Sí me dolió porque trabajé tanto para que mi hijo terminara sus estudios y no pudo, a veces pienso que fue mi culpa, ahora tiene que trabajar como ayudante de albañil y me dice que le va a echar ganas para que pueda terminar la prepa”, comentó entre sollozos.

No pueden solventar el gasto

Sí llega el internet a esa zona Sur de la ciudad, pero no todas las familias cuentan con el recurso para pagar el importe, comentaron que la instalación cuesta 800 pesos y las mensualidades 300 pesos, pero para su economía es un tema complicado.

Aunado a esto han surgido comentarios de que a los niños que tienen beca no se les va a pagar porque no están estudiando, cuando ésta es una situación que se sale de sus manos, priorizan lo que comerán y en segundo plano quedan los mecanismos para poder acceder a la educación.

La señora Loreley dijo que sus hijos no tienen beca, “de plano nunca me la dieron, pasaron varias veces y nunca me tocó para ninguno de mis hijos, a la señora de acá a la vuelta que tiene una tienda, sí le dieron su apoyo”.

Para las mujeres no es posible solventar el gasto de este insumo, por lo cual hasta hoy desconocen si sus hijos podrían perder el curso escolar. No son las únicas deudas que hay en la comisaría, una de ellas declaró que también debe cuatro meses de luz.

“Como pago poco, no me la cortan, tenemos que pagar el agua y de dónde vamos a sacar”, cuestiona la señora María, quien sólo trabaja tres días a la semana, ya que le han disminuido los días laborales a causa de la pandemia.

Para salir de esta situación algunas mujeres han empezado a vender ropa en la puerta de su casa, reciben apoyo de sus mismos familiares.

Por Karla Regina Aguilar