Conoce la historia de Perla; fue vendida por su madre y explotada sexualmente en Cancún

Perla llegó a Cancún cuando tenía 14 años, engañada por su padrastro; durante el gobierno de Carlos Joaquín, las denuncias por trata de personas aumentaron 233 por ciento, según datos del SESNSP
miércoles, 28 de julio de 2021 · 08:39

“Mi mamá me mandó para que conociera otros lugares. Me decían que en Cancún podría encontrarme a un turista que me llevaría a viajar como a la hermana de mi padrastro; según ella, se casó con un gringo y se la llevó a vivir a Estados Unidos”, contó en entrevista “Perla”, víctima de explotación sexual desde los 14 años, quien sólo pudo librarse de su proxeneta cuando un día éste desapareció sin explicación.

“Creo que mi mamá también fue vendida”, dijo en un intento por recordar el episodio de su vida que ha querido enterrar. “Ella también era menor de edad, no sé qué le pasó y no quiero saberlo. Me tocó ver muchas cosas, fui parte de las torturas y ya no me gusta pensar en eso”, comentó.

“Perla” como quiso ser llamada, relató a Por Esto! cómo fue vendida a su padrastro cuando era una niña. Fue la mujer que la trajo al mundo, quien la ofreció para obtener dinero, al menos eso fue lo que el hombre que la “regenteaba” le dijo ya estando en Cancún, donde, se suponía, viviría “como las princesas”.

Pero el palacio prometido era un motel, donde en su segundo día, tras su llegada, ya la esperaba el primer hombre al que fue entregada para su explotación sexual.

En comparación con el primer semestre de 2017, el primer año que gobernó Carlos Joaquín González, las denuncias de trata de personas en Quintana Roo crecieron 233 por ciento, según el último informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Durante ese periodo hubo tres casos, que contrastan con los 10 que se suman de enero a junio de este 2021. “Perla” es parte de esta estadística.

Cancún es un conocido paraíso turístico de Quintana Roo que también se ha convertido en un edén para los explotadores de personas, como el caso emblemático de 2020, cuando autoridades destaparon una red de trata en un establecimiento que funcionaba como spa, donde decenas de mujeres, la mayoría extranjeras, permanecieron cautivas durante años, en sitios de esta ciudad y Playa del Carmen, donde se ofrecían “las mejores compañías” para un selecto mercado en la red oscura, según constató la Unidad de Delitos Cibernéticos de la FGE.

“Había tenido un novio, pero ni besos pude darle. Me dejó porque no quise tener relaciones sexuales con él, entonces, cuando me metieron a ese cuarto en el motel. Fue horrible. Lloré el resto de la tarde. Sentía mucho odio contra mi mamá, conmigo misma, la pasividad de mi padrastro y decirme que era normal sentirme así la primera vez, detonaba en mí todo tipo de sentimientos. Quería matarlo cuando dijo que, con el tiempo, me iba a acostumbrar y quise morir cuando me dijo que mi mamá era la que había pactado mi venta”, expresó.

A “Perla” la vendieron con todo tipo de hombres: solteros, casados, turistas nacionales y extranjeros, incluso mujeres, sólo pudo llevar la cuenta de los primeros 10, ya que se percató que, si los iba enumerando, iban a ir creciendo sus pesadillas también.

Una noche, dijo, llegó a soñar con un hombre pequeño, una clase de gnomo que la ayudaba a escapar del cautiverio en el que la mantuvieron durante cuatro años, siempre acompañada de su padrastro y otro hombre. Sus únicas salidas fueron contadas y era para trasladarla a algún hotel o evento donde pagaban para estar con ella.

“Yo no sabía nada de drogas. Algunas veces me daban alcohol para tranquilizarme porque no dejaba de llorar o para dormirme, hasta que un turista me ofreció una 'tacha'. En esa ocasión aluciné con aquel sueño; me gustó que me saque de la realidad, así que comencé a pedir drogas. Me daban de todo tipo, pero implicaba estar con más clientes para pagarlas; eso, de alguna manera, me ayudó a soportar tres años más”, recordó.

“Perla” mencionó que gracias a las drogas hizo amistad con el hombre que todo el tiempo acompañaba a su padrastro; esto ayudó para que él regresara a Tabasco, supuestamente a hacer cuentas, ella piensa que fue por otras niñas, ya que había demanda.

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Algunos clientes no la querían, pues no era lo que buscaban. Pedían a alguien más joven, “carne fresca”, les llamaban.

El cuarto año, en uno de esos viajes, la pareja sentimental de su madre ya no regresó, les dijeron que estaba en otro estado, buscando a otras niñas. Desde ese momento fue libre.

CG