Cozumel: Adversidades impulsan al 'Demonio de Tazmania', atleta en silla de ruedas

Carlos Mena García no se rinde ante nada; recorrió la ínsula en poco más de 13 horas al negársele el apoyo para el Ironman
domingo, 23 de mayo de 2021 · 13:13

Un desafortunado accidente en un río en Tabasco le cambió radicalmente la vida, pues de ser un hombre “normal”, pasó a ser una persona discapacitada en silla de ruedas, lo que le permitió descubrir y experimentar otro mundo y desafiar los límites de la adrenalina. Lo conocen como “El Demonio de Tazmania” por ser un “devorador” del asfalto, un deportista que le enseñó a Cozumel a no rendirse y superar cualquier obstáculo.

Su nombre ya es conocido en la isla, Carlos Mena García, originario de Cárdenas, Tabasco y en noviembre próximo cumplirá 51 años de edad. Es el único atleta discapacitado en activo; está en todo, es incansable, un guerrero que jamás se doblega, bravísimo, como buen tabasqueño.

Pocos saben que Carlos Mena llevaba una vida normal cuando vivía en Tabasco, pero una irresponsabilidad de su parte cambió su destino, luego de aventarse un clavado en uno de los ríos del mencionado Estado, sin haberse cerciorado antes qué tan profundo era.

Por no medir las consecuencias sufrió un fuerte golpe en la cabeza y una lesión seria en la columna vertebral que lo dejó paralizado de la cintura hacia abajo, hace 27 años.

Desde entonces, Carlos Mena se mantiene en una silla de ruedas, pero eso no ha sido motivo para quebrantarse, sino todo lo contrario, su situación lo ha llevado a convertirse en un destacado atleta que se enamoró de la isla a primera vista, hace 17 años y hoy es el único paraatleta de su edad que participa en la mayoría de los eventos internacionales que se promueven en la isla.

No hay otro como él, testarudo, inquieto, intrépido, pero con una gran energía, siempre dispuesto a enfrentar cualquier reto.

Incluso, hace algunos años tuvo la osadía de darle la vuelta completa a la isla en una silla de ruedas convencional, exponiendo su propia vida, por lo peligroso de las carreteras de Cozumel, -solo, sin nadie que lo acompañara en la mayor parte del recorrido- logrando terminar en 13 horas con 20 minutos los 64 kilómetros de largo por los 14 de ancho que tiene la ínsula y todo para desahogar su frustración porque fue a pedir apoyo para hacer el Ironman y se lo negaron.

Hoy “El Demonio de Tazmania” -por una gorra que usaba siempre con este personaje de las caricaturas-, puede presumir y jactarse de ser un destacado atleta con discapacidad, sus inicios fueron en las carreras cortas de cinco y 10 kilómetros, pero después llegaron los Ironman, el GFNY de ciclismo, diversos triatlones, el Ultra La Isla 520, el Maratón, entre otros eventos y a ninguno dijo no.

Después de su accidente, Carlos Mena estuvo a punto de recobrar el movimiento de sus piernas con la esperanza de volver a caminar, pero nuevamente el destino se empeñó a dejarlo en una silla de ruedas, pues por la naturaleza de su trabajo (hojalatería y pintura) se volvió a ocasionar daños severos con el simple olor y contacto por los químicos ante la necesidad de trabajar y llevar el sustento a su hogar.

Nunca se casó, no tiene hijos, sólo su hermano Emilio lo ha apoyado en todas estas aventuras aquí en Cozumel, pues los demás (en total 10) uno ya falleció —el mayor— y dos se encuentran en Oaxaca, una hermana vive en la ciudad de Monterrey, cuatro se encuentran en Tabasco y dos en Cozumel.

Vive solo en un cuartito de la colonia Emiliano Zapata donde tiene un pequeño gimnasio para fortalecer los brazos, se asea solo y de vez en cuando es visitado por algún amigo o su propio hermano y sobrinos. Este es Carlos Mena a quien no le importa trasladarse en silla de ruedas desde esta colonia hasta el Parque Quintana Roo para competir –pues lo toma como calentamiento.

En sus brazos –que son los que más trabajan- se aprecian las huellas de tantas  batallas y de sus innumerables competencias, siempre está listo, no se raja y seguramente lo seguiremos viendo devorando kilómetros de asfalto.

Dentro de sus objetivos está el dar algunas conferencias a los niños y jóvenes de las escuelas de Cozumel “cuando las cosas regresen a la normalidad” a fin de enseñarle a las nuevas generaciones que no hay ningún motivo para darse por vencido “y que por más negro que sea el panorama, siempre habrá una luz al final del túnel”.

“Todo lo que hago, lo hago por amor al deporte, cuando cruzó la meta en cualquier evento, me siento realizado, satisfecho de haberlo logrado, me llena por completo y he demostrado que la discapacidad no tiene límites, los límites los ponemos nosotros mismos”, puntualizó Carlos Mena.

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CI