Mario Renato Menéndez y la dinastía en el periodismo

El origen de lucha de Don Mario Renato Menéndez Rodríguez en el periodismo está en la sangre de su familia
martes, 16 de abril de 2024 · 10:53

Mario Renato Menéndez Rodríguez se distingue como una figura prominente del periodismo en Yucatán y en una era particular de México, siendo reconocido por su dedicación a exponer injusticias y su firme compromiso con la verdad y la justicia social. Heredero de una notable herencia familiar en el ámbito editorial, su influencia y legado se perpetuarán gracias a una destacada trayectoria como defensor de la libertad de expresión y los principios democráticos.

La familia Menéndez es mucho más que una simple genealogía; es un relato de lucha, convicción y compromiso con distintas causas, para algunos la libertad y la justicia. Su historia se remonta a la Cuba del siglo XIX, donde sus ancestros, perseguidos por su participación en acciones independentistas, buscaron refugio en Yucatán.

Fue en esta tierra que la semilla del periodismo crítico fue sembrada, fundando medios de comunicación que se erigieron como importantes escaparates de la libre expresión.

La herencia periodística de los Menéndez se transmitió de generación en generación, encontrando en Mario Renato Menéndez Rodríguez a uno de sus más destacados exponentes.

Nacido en 1937 del matrimonio de Mario Menéndez Romero y María del Pilar Rodríguez Cantillo, la personalidad de Mario Renato Menéndez Rodríguez fue formándose bajo la herencia periodística desde sus primeros pasos, cuando siendo un niño -junto con sus hermanos Roger, Hernán Raúl, Agustín Ramón, Eduardo Ramiro y Juan Rodrigo- se le veía hojeando periódicos; según da cuenta el álbum familiar.

En tanto, el linaje libertario pareció traspasarse por genética. Cronologías de los Menéndez y relatos del mismo Mario Renato contaban cómo sus bisabuelos paternos, Don Antonio Antonio Menéndez de la Peña y doña Ángela González Benítez, llegaron a Yucatán en 1869 tras salir de Cuba, en calidad de perseguidos.

Al matrimonio se le fustigó en su tierra ser parte de acciones independentistas en 1868, las cuales dieron origen al movimiento que a finales del Siglo XIX lideró José Martí, quien décadas más tarde fue admirado, estudiado y su pensamiento difundido, por un Mario Renato Menéndez en juventud y adultez.

La goleta (buque de vela) “Isabelita” los llevó hacia la Península de Yucatán, donde Mario fue parte de la tercera generación de Menéndez nacida en la tierra mexicana; dinastía que ha dejado como sellos distintivos varios nombres de sus integrantes grabados en directorios de medios de comunicación desde las postrimerías del Siglo XIX.

Así como el emprendedurismo en la industria editorial, con semanarios y diarios, les dio identidad de grupo, sus ideas e ideologías fueron distinguiéndoles a cada uno.

Y es Mario Renato Menéndez quien encamina su hacia el ala más crítica y combativa del linaje periodístico que inició y creció con Carlos Ricardo Menéndez González: su abuelo.

La influencia

Aunque en distintos bandos de la historia, la de algunos Menéndez está marcada por su valiente resistencia frente a la represión, ya sea gubernamental o de grupos y hasta del mismo pueblo. Se puede hablar de conservadores y liberales en el mismo seno, conceptos que si bien hoy resultan anacrónicos son clave en la revisión cronológica para entender la relevancia que cobra la figura de Mario Renato Menéndez Rodríguez para esa dinastía.

El firme compromiso con la justicia y la democracia que Mario Renato Menéndez demostró a su familia siendo un adolescente en formación académica alentó la especial observancia de su abuelo Carlos R. Menéndez y su padre.

Carlos Ricardo Menéndez, definido como un poeta, periodista e historiador, con carrera de maestro normalista, dio un vuelco al periodismo en la Península de Yucatán con el apoyo de sus hijos, uno de ellos el padre de Mario Renato.

Para cuando casi fenecía el siglo XIX, Carlos R. Menéndez ya se leía en El Faro y el Horizonte (fundados por él) y  La Nueva Era; todos ellos medios de expresión editados en Yucatán.

Nacido en Tixkokob, donde sus padres de origen cubano se asentaron, Carlos R. Menéndez fundó también la Revista de Mérida, medio del que fue despojado tras una serie de posturas y alianzas empresariales, luego del triunfo de la revolución maderista. Esto dio pie a la creación de la Revista de Yucatán, en 1912, diario donde también tuvo un pasaje de intervención que culminó con su incautación por el gobierno estatal.

Sobre el medio la Revista de Mérida, la cita de Hernán Menéndez publicada en un artículo de rebelión.org señala:

“...mercantil y noticioso que llevaba por finalidad impulsar y defender los intereses mercantiles de la Península, sin mezclarse en la política en el sentido partidista, pero no por eso absteniéndose de opinar en asuntos de esta índole cuando lo juzgaba pertinente para el interés general”.

Así, se fue marcando el derrotero editorial de Carlos R. Menéndez, mismo que fue abriendo una brecha -incluso- con su padre. Una suerte de “divorcio” editorial, con base en los ideales políticos y sociales.

Es el mismo Hernán Menéndez (+), destacado historiador, quien escribe sobre este pasaje profesional-familiar de su abuelo, entonces director de la Revista de Mérida.

“Mientras Carlos R., casado con la hija del dirigente cantonista de Progreso, Justo Acevedo, se convertía en uno de sus voceros (de la “Cruzada contra el liberalismo”), su padre Antonio Menéndez de la Peña y tío Rodolfo Menéndez de la Peña, dirigentes patriotas cubanos en el exilio, y su primo Rodolfo Menéndez Mena, se distinguían por su aguerrida militancia peoncista (liberales puros). Antonio y Rodolfo, el padre, con gran interés por la guerra en Cuba, sabían bien el respaldo que Peón y su grupo les brindaban en apoyo a la lucha independista mientras el clero hispano, Molina y Cantón, se manifestaron abiertamente por España... Antonio Menéndez de la Peña permaneció liberal y distanciado de su hijo hasta su muerte en 1912... Rodolfo Menéndez de la Peña y su hijo Rodolfo mantuvieron similares trayectorias y, durante el gobierno alvaradista, fueron los principales promotores de su proyecto educativo y desfanatizador”.

Con la Revista de Yucatán, la tendencia editorial de R. Menéndez no tuvo modificación, según análisis en el artículo de rebelion.org (que fue publicado en abril de 2005 con base a una tesis doctoral de 2003 editada en Tenerife, España), que, en 1912, tras su  fundación sufrió de varios ataques a su difusión, pero luego “reapareció… y mantuvo una posición política de apoyo a las corrientes de hacendados henequeneros y a políticos “liberales” que se opusieron, primero al gobierno de Salvador Alvarado, posteriormente al “socialismo” carrillista. En mayo de 1924 fue nuevamente incautada por el gobierno, hasta su desaparición en 1926”.

Los análisis que se han hecho de manera formal y documentada sobre la prensa en Yucatán, han puesto de manifiesto que la postura editorial de Carlos R. Menéndez fue abriendo grietas en el mosaico Menéndez González que en algún momento tuvo a sus piezas principales, sus hijos, en el medio llamado Diario de Yucatán, que vio la luz en 1925.

“El Diario de Yucatán… fue fundado el 21 de mayo de 1925 por Carlos R. Menéndez González, un año después de que el gobierno de José María Iturralde incautó La Revista de Yucatán. La realidad es que La Revista había apoyado, desde 1923, la rebelión de Adolfo de la Huerta contra el gobierno nacional de Álvaro Obregón y la candidatura presidencial de Plutarco Elías Calles. Al ser derrotada la rebelión delahuertista, que incluso llevó a la persecución y muerte del gobernador Felipe Carrillo Puerto, los seguidores del PSS exigieron la desaparición de La Revista de Yucatán. Fue en esas condiciones que nació el Diario de Yucatán”.

Espíritu rebelde

Así, el anecdotario de un joven inquieto y reaccionario se iba nutriendo con pasajes de su bisabuelo llegado de Cuba como perseguido a finales del Siglo XIX y su abuelo acusado de instigar a la rebelión a principios del Siglo XX, vinculado con grupos de interés económico, pasado por un encarcelamiento y toma de posturas partidistas, fácilmente identificables; en medio de un México revuelto en la búsqueda de una representatividad democrática.

Es más, en similitudes de vida, identifica a Mario Renato con su bisabuelo y abuelo, haber salido huyendo de la Patria por presiones políticas, el señalamiento de sedición, así como su paso por la prisión; de lo cual se abunda más adelante. 

¿Acaso unas líneas marcadas en la mano de Mario Renato? Si se ve con la lente de la superstición, seguramente la respuesta es afirmativa. ¿Influencia del ADN? -Sí, si se busca una explicación de más ciencia; sin embargo en la objetividad, para él esto no fue más que parte del bagaje histórico familiar que le fue nutriendo para que después de su formación básica, la orientación de su padre (permanentemente) y su abuelo (temporalmente);  emprendiera su carrera de Letras en la Universidad de Tulane, en Estados Unidos.

Una de las anécdotas que platicaba Don Mario Renato sobre su abuelo, es aquella que le inculcó la importancia de la buena ortografía. Contaba orgulloso cómo enmendó un error al escribir “biblia” con minúscula, olvidando que es un nombre propio y al leerlo, Don Carlos R. Menéndez hizo que repitiera decenas de veces la misma palabra correctamente: Biblia.

Esa escena grabada en la memoria sirvió muchas veces para ejemplificar a sus colaboradores sobre la exigencia en las enseñanzas de su abuelo y lo mucho que le sirvió para aprender a respetar el lenguaje y su buena escritura.

Sin embargo la afinidad periodística por línea editorial duró poco, la brecha generacional también influyó y Mario Renato, con su inquietud por evidenciar las injusticias de Yucatán, buscó nuevos escaparates de expresión y de manera incomparable con periodista nacido en Yucatán, se comenzó a abrir paso en la capital del país luego de un impetuoso arranque periodístico en las filas del Diario de Yucatán; donde su sello ideológico lo comenzó a distinguir.

Para entonces, el Diario de Yucatán era claramente identificado como “un rotativo conservador, católico”, afín a privilegiados de la derecha yucateca; de acuerdo con el artículo publicado en la Revista Latina de Comunicación Social, texto que analiza la política editorial de ese medio.

Es en el ejercicio profesional, cuando comienza a notarse claramente la distancia editorial que va tomando Mario Renato Menéndez de su familia sanguínea y periodística.

Pese a que su padre, Mario Menéndez Romero fue -además de ilustre yucateco- una persona consagrada al periodismo durante 42 de los 81 años que vivió, Mario Renato inició su camino fuera de Yucatán, pero con las enseñanzas del progenitor: ejercer el oficio, enseñar y enaltecer la profesión; sin abandonar los principios de justicia, democracia, identidad; entre otros, que más adelante se convirtieron en su bandera.

Posturas indefinidas

Iniciada la década de los sesentas, luego de conseguir su título universitario en 1958, Mario Renato Menéndez emprende el ejercicio profesional en la Ciudad de México, capital que le sirve de base operativa para desplazarse a los puntos que son noticia. Desde las páginas de Sucesos para Todos, como reportero da inicio a una serie de trabajos de denuncia, reportajes que ponían de manifiesto la precariedad de la región y los abusos de la geografía castigada por la desigualdad, la pobreza y la falta de apoyo gubernamental.

El reportero yucateco que cobraba notoriedad con sus reportajes con títulos frontales, provocadores y sobre todo con verdad escalaba en temática involucrándose en problemáticas que en ese momento no tenían eco en otros medios de comunicación.

Para 1968, con su revista Por qué?, la distancia entre Don Mario y su raíz periodística, encarnada en su abuelo, ya era un cisma de gran amplitud.

Periódicos de la época muestran los ángulos de los Menéndez en Yucatán y del Menéndez que ganaba proyección en la capital del país y otros países de América Latina. Para entonces su hermano Roger era fiel aliado en la gran aventura editorial y peligrosa  de la época de Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y los cuerpos de seguridad especial e inteligencia en México, que aplicaban la mordaza para la prensa “incómoda” en cualquier espacio.

Con la fundación que hizo Mario Renato Menéndez de Por Esto! apenas iniciada la década de los 90, la suerte ya estaba echada y el antagonismo editorial con el Diario de Yucatán, ya era algo de fácil distinción.

Mario Renato, emprendedor de un nuevo medio a los 54 años de edad, volvió a la carga con sede en su Estado natal y con más fortaleza defendió desde ahí sus ideas e ideales que le movieron a salir a buscar y contar historias a otras latitudes.

Así, siguió dando muestras del buen periodismo, enfrentando a cualquier persona -para bien o para mal- y cualquier suceso: próspero o adverso.

Desde temprana edad, Mario Renato demostró un interés por la comunicación que lo llevaría a forjar una carrera ejemplar en el periodismo mexicano. Inspirado por el legado e historia familiar, se embarcó en una cruzada por la verdad y la justicia, desafiando las estructuras de poder establecidas y enfrentándose a la élite conservadora de Yucatán.

 La familia Menéndez llegó a Yucatán en 1869 como exiliados cubanos perseguidos por su participación en acciones independentistas. Este legado libertario marcó su compromiso con la justicia y la democracia a lo largo de las generaciones.

 Carlos Ricardo Menéndez, abuelo de Mario Renato, fue un influyente periodista, poeta e historiador que fundó medios como “El Faro”, “Horizonte” y “La Nueva Era”, en Yucatán. Su postura editorial crítica lo enfrentó a las autoridades de su época.

 Mario Renato Menéndez, influenciado por el legado de su abuelo, inició su carrera periodística en Yucatán, pero pronto se distanció de la línea conservadora del “Diario de Yucatán”. Fundó la revista “Por Qué?” y posteriormente el diario “Por Esto!”, destacándose por su periodismo de denuncia y compromiso social.

 El enfrentamiento editorial entre “Por Esto!” y el “Diario de Yucatán” refleja la divergencia ideológica dentro de la familia Menéndez. Mientras que el primero adoptó una postura crítica y combativa, el segundo se alineó con la élite conservadora de Yucatán.

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GC