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Yucatán

Las constructoras de la zona que venden Víctor y Daniel Campos Agüero desechan sus despojos sobre la Reserva Natural de El Palmar, denuncia la asociación Maya Peninsular; autoridades permiten la contaminación del área, no levantan la basura ni tienen un programa de saneamiento

La oposición al proyecto inmobiliario Paraíso Sisal crece a la par del destape de más anomalías que evidencian que las autoridades toleran la corrupción del Cártel de Sisal en vez de frenarla: la asociación Maya Peninsular denuncia que la empresa que construye las casas en la zona está tirando los desechos de materiales de construcción en el interior de la reserva protegida, que se suma a la basura que la gente deja a la vera del camino.

Los residuos sólidos llevan varias semanas en el lugar -asegura Raúl Quiroz Moo, presidente de la Asociación, quien realizó un recorrido-, debido a que no hay operativos de recolección por parte del Ayuntamiento de Hunucmá, que encabeza Edna Marissa Franco Ceballos, ni de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), que tiene como titular a Sayda Melina Rodríguez Gómez.

Tampoco ha tomado cartas en el asunto el comisario ejidal, Miguel Antonio Ek Pech, quien, por cierto, ha guardado un silencio cómplice ante las denuncias de POR ESTO! Al funcionario, sus “gobernados”, entre los que está Alberto García, un restaurantero de Sisal, lo acusan de coludirse con los empresarios del Cártel de Sisal; e incluso asegura que este contubernio mantiene “maniatado” al pueblo para luchar por sus derechos ambientales.

Así, más funcionarios están ensanchando las ganancias de Paraíso Sisal, pero también la corrupción, pues, tal como publicamos ayer prácticamente desde la primera piedra, a pesar de lo cuestionable de Paraíso Sisal, que amenaza la conservación de la flora y fauna costera de Yucatán, contó con la permisividad de autoridades.

Con el permiso para la primera casa, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), le dejó abierta la puerta a la inmobiliaria de Víctor y Daniel Campos Agüero para construir cuanto quisiera; antes, el gobierno de Ivonne Ortega había dado su anuencia al ecocidio en la Reserva Natural El Palmar, pues les entregó, mediante un decreto, parte de la zona natural.

Entre líneas de supuestas restricciones para no hacer obras más allá de las autorizadas en el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) de la primera vivienda, la Semarnat, representada entonces por Hernán José López Cárdenas, dio luz verde a más construcciones dentro del cuestionado polígono habitacional de lujo.

Como ha documentado ampliamente POR ESTO! desde hace varias semanas, la inmobiliaria que promueve Paraíso Sisal logró instalar infraestructura de urbanización en un predio fraccionado en 416 lotes, gracias a que la delegación de Yucatán de la Semarnat, a cargo de José Cárdenas López, aprobó el cambio de uso de suelo de terreno forestal a la empresa de los Campos Agüero.

Primero, el 26 de febrero de 2018, a través del oficio 724.4/UGA-00098/0000492, avaló la “Urbanización, electrificación, ampliación de camino existente y apertura de un nuevo camino de acceso para un predio formado por los tablajes catastrales: 1896, 2888, 2889, 4802, 4803, 4804 y 5565 denominados Paraíso Sisal, ubicado en el Puerto de Sisal, Comisaría de Hunucmá, Yucatán”.

El oficio resalta que el proyecto de urbanización, ampliación del camino costero, apertura de un nuevo sendero y la electrificación de los lotes “no incluye o involucra en sí la construcción de viviendas, sino que ésta correrá a cargo de cada comprador de lote realizar trámite correspondiente”, ya que este tipo de edificaciones pueden afectar las dunas de arena, así como perturbar la vegetación del terreno.

Por ello, las autoridades ambientales dieron “por cumplido este criterio” para su aprobación. Esto contradice las autorizaciones que dieron lugar a las edificaciones posteriores emprendidas por la inmobiliaria.

Sin embargo, al margen de la ley, el promovente, al igual que la Inmobiliaria El Palmar de Sisal, presentaron nuevos proyectos para continuar con la construcción de su desarrollo aledaño a la Reserva Ecológica El Palmar.

No solo eso, para dar viabilidad a la ampliación del camino con un total de 12 mil 930 metros cuadrados, así como la apertura de un nuevo sendero de cuatro mil 978 metros cuadrados, el oficio de la Semarnat requirió el cambio de uso de suelo, a pesar de que la misma autoridad ambiental reconoce que el proyecto está junto a una reserva ecológica.

Recorrido por el área protegida

Ahora, la Asociación Maya Peninsular, en voz de su presidente Raúl Quiroz Moo, condenó el daño a la reserva estatal El Palmar, toda vez que ese espacio debió formar parte del Área Natural Protegida (ANP), al ser zona de amortiguamiento, sin importar que fuera propiedad privada.

Lamentó lo deplorable del humedal costero, a causa de la basura que hay en su alrededor, la cual es depositada por los pobladores, pero en especial, por los trabajadores de Paraíso Sisal, quienes tiran el material de construcción en el interior de la zona protegida.

Quiroz Moo indicó que realizó un recorrido por Sisal, donde constató las condiciones de vida de la población, así como el daño a la ecología de la Reserva, pues la asociación que dirige busca el beneficio de la gente y del entorno natural.

Reprobó la actitud de la Semarnat, por autorizar los Manifiestos de Impacto Ambiental (MIA) para favorecer a inmobiliarias, y la indiferencia de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), ya que hasta el momento nada han realizado ante la ilegal instalación de geotubos y rompeolas.

Coincidió con el especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Paulo Salles Alfonso de Almeida, al considerar que la instalación de geotubos frente a Paraíso Sisal sólo agrava el problema de la erosión costera, ya que el equipo utilizado es frágil y afecta al sistema marino.

El problema también se refleja en la comisaría portuaria de Hunucmá, en especial, en los siete kilómetros que corresponde a Paraíso Sisal, desde el puerto de abrigo hasta Punta Piedra, donde se instalan geotubos.

Sucio paraíso

En el complejo inmobiliario no solo las maniobras de los terratenientes son sucias. También hay graves problemas de contaminación. En un recorrido por la zona aledaña a la Reserva Estatal El Palmar se observa que hay no solo basureros clandestinos causados por quienes transitan por la zona -en su mayoría albañiles-, sino que estos mismos trabajadores que construyen viviendas en los terrenos vendidos por los Campos Agüero preparan sus mezclas en zonas protegidas incluso por decretos internacionales, como el Ramsar.

No hay remordimiento entre los constructores por el impacto al medio ambiente, como tampoco hay supervisión de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ni de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para observar que se respete la ley. Y menos de la alcaldesa Marissa Franco Ceballos o el comisario Miguel Antonio Ek, quienes se niegan a brindar información sobre Paraíso Sisal.

Y con la libertad con la que construyen, el viento corre libremente y se lleva toda la basura hasta los humedales, en especial, las bolsas de plástico y sacos de cemento, lo que afecta a las aves y otras especies de animales que tenían un hábitat virgen hasta antes que Víctor y Daniel Campos Agüero lotificaran y vendieran terrenos que hoy día pertenecen en su mayoría a extranjeros y foráneos de otros Estados.

Durante el recorrido por Paraíso Sisal se constató que las obras de construcción avanzan en varios lotes, mientras que en otros están por empezar, pues se realizan trabajos con el apoyo de teodolitos.

También se constató que hay todo tipo de basura a lo largo de los siete kilómetros de Paraíso Sisal, tanto en la vera que le corresponde al particular como en la que está enfrente, perteneciente al área natural.

En el trayecto se encontró papel, envases tipo pet, así como de cristal, bolsas de plástico de diversos tamaños, sacos utilizados para material de construcción, latas de cervezas, además de objetos de unicel, por citar algunos.

Llama la atención que, justo enfrente de una de las obras, en dos ocasiones, los albañiles tiraron el resto de la mezcla de cemento, grava y polvo, la cual, con el paso de los días se solidificó.

El área afectada más pequeña tiene cerca de un metro cuadrado, y la segunda es el doble, en ambos casos, está dentro de la Reserva, por lo que es notable el daño. Todo indica que las mezclas de materiales para la construcción los obreros las preparan en áreas de El Palmar, alejadas de la zona de playa, para aparentar que se cumple con los acuerdos establecidos en el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) aprobado por la Semarnat.

El daño a El Palmar es significativo, pues a pesar de ser una Reserva Natural está bordeada de basura y de escombro, además que los residuos sólidos ya llegan al humedal. Otras anomalías son que se han abierto brechas que conducen al manglar, en donde los trabajadores realizan sus necesidades fisiológicas.

Hasta ahora, ninguna autoridad ha dado la cara para explicar por qué se permite la devastación de Paraíso Sisal y el comisario municipal, Miguel Antonio Ek Pech, no es la excepción. Pero los ciudadanos hablan por él. Alberto García, un restaurantero, acusó a esta autoridad local de actuar en complicidad con los inversionistas.

Dijo que “mientras el comisario esté coludido y reciba dádivas por parte de los inversionistas, el pueblo seguirá maniatado y sin poder hacer nada ante el desastre ambiental y el desorden que impera en esa costa yucateca”.

Aseguró que en el pueblo “no hay mucha cultura ni organizaciones sociales que levanten la voz para exigir que no se construya en terrenos federales protegidos, que no debieron entregarse a particulares; “estas áreas podrían haber servido a la población en vez de venderlas; actualmente ya no tiene a dónde crecer Sisal”, aseveró.

Explicó que la llegada de los megaproyectos de inversión a esa localidad solo beneficia a los inversionistas, las grandes constructoras, algunos guías de turistas y restaurantes, pero la gente que vive de la pesca, que son el 80 por ciento de la población, se las pasa muy duro porque ven como han aumentado todos los insumos y los costos de los servicios, las rentas “son carísimas”.

“No estamos a gusto porque esto está creciendo como pólvora, por todos lados están construyendo, llega gente de otros lados y además se ha perdido la tranquilidad que se tenía”…

Así, Paraíso Sisal, comercializado por los hermanos Campos Agüero, y una parte de El Palmar es ahora una mezcla de desechos, tanto materiales como humanos, que tienen como víctimas directas a decenas de especies de flora y fauna moribundas, entre la indiferencia de autoridades estatales y federales que son simples espectadoras e, incluso, cómplices por omisión.

Continuará…

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CC