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Escrito por Darcet Salazar
Durante los 10 días que duró la protesta y bloqueo de la carretera a Chichén Itzá, los guías de turistas y los artesanos perdieron ingresos de más de seis millones de pesos que, sumados al dinero que genera el pago de entradas al sitio arqueológico, los hoteleros, restauranteros y comercios, la pérdida asciende a cerca de los 40 millones de pesos.
Josué Tuz, vocero de los guías de turistas oficiales de Chichen Itzá, comentó que cobran 900 pesos por cada recorrido a la zona arqueológica y en los días de alta afluencia dan hasta dos servicios diarios, o sea mil 800 pesos; por lo que sumando a los más de 300 guías turísticos la pérdida diaria fue de 540 mil pesos, que suman cinco millones 400 mil pesos durante los 10 días del bloqueo.
“Nosotros aprovechamos los días de vacaciones, que es cuando más afluencia hay para generar ingresos, porque cuando hay temporada baja cuando algunos ni siquiera logran hacer un servicio, por lo que nos perjudicó la protesta; muchos hablamos inglés, italiano, portugués e incluso comenzaremos con el francés; nos capacitamos constantemente y conocemos la zona, pero de nada sirve si no tenemos a quién ofrecerle el servicio”, abundó.
Además, hay 120 artesanos que laboran dentro y fuera de la zona, y cada uno vende alrededor de 20 piezas con precios de entre 20 y 50 pesos, y algunas con precios de 200 pesos o más, como playeras, esculturas o hamacas. Esto nos da una ganancia mínima de 84 mil pesos por todos, que en diez días alcanzaron un mínimo de 840 mil pesos.
“Si hablamos de las piezas pequeñas, vendo como 20 cuando hay temporada alta, las cuales cuestan entre 20 y 50 pesos, pero en vacaciones llegó a vender algunas de mayor valor, de entre 500 y 700 pesos, así como hamacas, playeras artesanales, sombreros y bolsas, por lo menos 400 pesos al día si lo saco y hay días que hasta más de mil”, expuso Jesús Canché.
Por su parte, el INAH señaló que diariamente dejaron de recibir cerca de 7 mil turistas, o sea, 70 mil en los días del bloqueo, lo que reportó pérdidas de 20 millones de pesos, por concepto de pagos por el ingreso al sitio.
Pero también hubo pérdidas por cancelaciones de los hoteles de Pisté, además que los restaurantes y comercios dejaron de tener clientes y sus ingresos bajaron hasta un 70 por ciento, donde incluso tiendas de abarrotes se vieron afectadas a la falta de liquidez de los pobladores del municipio.
“Cuando se dio lo del bloqueo, Pisté se paralizó, no había ingresos, porque la mayoría de los que viven aquí son artesanos, guías de turistas, vendedores ambulantes y otros tienen negocios de comida o posadas y hoteles donde se hospedan los visitantes, muchos se burlan del nombre del municipio -Pisté de Chichén Itzá- porque dependemos de la zona para vivir directa o indirectamente”, expuso Candelaria Balam.
Asimismo, los hoteleros y restauranteros indicaron que registraron una disminución de aproximadamente el 80 por ciento de su ocupación y comensales, lo que estima pérdidas de hasta 10 millones de pesos.
“Sí vimos una caída en nuestros ingresos bastante fuerte, cuando llegan los turistas prácticamente tenemos lleno el restaurante y no solo es aquí sino con los mismos del gremio dicen que es muy fructífera la visita a la zona y lo peor que fue en temporada alta, donde literal tenemos todo saturado, las pérdidas fueron monumentales y la recuperación será lenta”, señaló Magaly N.
Los dueños de negocios pequeños, como tiendas de abarrotes, boutiques, zapaterías, florerías y vendedores ambulantes de Pisté, comentaron que el bloqueo también los afectó a ellos, pues además de visitar la zona prehispánica los turistas aprovechaban a dar un paseo por el municipio.
“Lamentamos lo sucedido, y sí nos dejó un mal sabor de boca, en mi caso, que tengo una tienda, muchos extranjeros que venían a conocer la pirámide también se daban su vuelta por Pisté y pues eso era venta para nosotros, no solo con de los tendejones, sino que zapaterías, tiendas de bordado y hasta los que venden chicharrones les consumían”, dijo Ernestina Flores.
Las pérdidas de los pequeños negocios se estimaron en cuando menos tres millones de pesos.
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CC
