Día de la Santa Cruz: ¿Cómo llegó esta celebración del 3 de mayo a Yucatán?

Comunidades mayas de Yucatán suelen vestir con hipiles la tradicional Cruz Verde, la cual es asociada al periodo de cultivo de la milpa
martes, 3 de mayo de 2022 · 09:50

El 3 de mayo, Día de la Santa Cruz, es una fecha de gran importancia en el calendario agrícola de los pueblos mayas de Yucatán.

En el pasado, indicaba el comienzo de la época de lluvia que daba inicio a la siembra de maíz y otros cultivos, por la relevancia de la actividad en el campo y los pobladores lo asociaron pronto a la veneración de la cruz cristiana con el imaginario prehispánico de la milpa, tomándola como símbolo de bondad, bendición, fuerza y vida.

La Cruz Verde, venerada especialmente por los adultos mayores, contiene una serie de dibujos llamados en latín Arma Christi, que son símbolos asociadas a la pasión y muerte de Cristo. Entre las representaciones se incluye un gallo, que refiere la negación de Pedro, las 30 monedas de plata ofrecidas por vender a Jesús, el cáliz de salvación, clavos, tenazas, lanza, dados, entre otros más.

Destaca que la palma del martirio aparece en algunas cruces como un árbol sagrado del maíz, mientras que el gallo se asemeja al que canta sobre los antiguos “muul” o ruinas mayas la noche del Viernes Santo; todo esto como muestra de la convivencia que tuvo lugar en Yucatán entre el pensamiento cristiano y la cultura maya.

En la Cruz Verde es visible el sincretismo de dos cruces: la cristiana, que es bandera de Cristo, y en la maya, asociada a la ceiba y al maíz. Para los milperos mayas, con esta fiesta se marcaba el inicio de la época de lluvias.

La importancia del sincretismo religioso -escribe la doctora Georgina Rosado y Rosado- puede confirmarse con el descubrimiento de cruces con los extremos de los brazos labrados en mazorcas, a manera de adornos, en los arcos de algunos edificios. “La relación árboles-cruces santoh de che’ se puede encontrar aún en los dibujos de la palma del martirio que lleva estas cruces verdes que asemejan un árbol de maíz, estas figuras se pueden apreciar tanto en el cuerpo de la cruz como en las bases de escalones”.

Esta podría ser la razón por la que la Cruz, como objeto sacro católico, se introdujo en los hogares yucatecos y dio un gran impulso a la colonización. En documentos coloniales existen registros de que la Santa Cruz estaba presente en varias casas, y que tenerla en un altar en la casa era una manifestación íntima de la fe católica.

El cura Pedro Sánchez de Aguilar en su Informe contra idolorum Cultores, escrito de la primera mitad del siglo XVII, manifiesta su constante exhortó para que los mayas yucatecos tuvieran cruces en sus casas, asunto que refiere en su carta pastoral al primer obispo que llegó a Yucatán, Fray Francisco de Toral:

“Pónganse cruces a las entradas y salidas de los pueblos y patios y désele a entender a los indios cómo ha de reverenciar las cruces acordándose como en ella obró Cristo Nuestro Señor el misterio de nuestra redención”, afirma el escrito del año 1563.

La cruz ingresó fuertemente en el pensamiento y cosmovisión del maya colonial, a tal punto que hasta los Chilam Balames se refieren a ella en varias ocasiones. En el Chilam Balam de Chumayel se señala: “Allí bajará sobre una nube, para dar testimonio de que verdaderamente pasó el martirio en el árbol de la cruz, hace tiempo. Allí entonces bajará en gran poder y en gran majestad, el verdadero Dios, el que creó el cielo y la tierra y todas las cosas del mundo. Ahí bajará a medir por igual lo bueno y lo malo del mundo. ¡Y humillados serán los soberbios!”.

La importancia de esta imagen explica la presencia de cruces en los caminos, veredas y monte del Mayab. Colocadas en los cuatro puntos cardinales y otras veces en los inicios de camino o en los cabos, o sea, en las salidas del pueblo, se realizaban pequeños altares de piedra donde se levantaban cruces de madera o incluso de piedra tallada.

A decir de los mayores de la comunidad, estas cruces levantadas a un lado del camino ejercían el poder divino de protección a la comunidad, no dejaban pasar enfermedades, epidemias, y detenían los vientos malos que quisieran entrar al pueblo, especialmente durante la sequía, en el llamado tiempo del Yax Kín.

Ante esas Cruces iban los Yum Hmenes a ofrendar en santo Zaca cuando las enfermedades flagelaban al pueblo, ante ellas recitaban sus oraciones en lengua maya y elevaban sus jícaras con la sagrada bebida.

El punto capital se dio en el segundo momento de la Guerra de Castas, donde la Santa Cruz hablaría para guiar a su pueblo, formándose como consecuencia la Cruzoob en donde se mezclaría los rezos en latín de la antigua iglesia tridentina con la plegaria en lengua maya. La Santa Cruz y sus dos hermanas comenzaran a ser vestidas con huipiles y bordados, en el área maya de la resistencia, en el actual estado de Quintana Roo, mientras que en la región de los llamados “mestizos”, pueblos cercanos a Mérida, la cruz solo usa un sudario.

En la actualidad, la presencia de la Cruz Verde sigue siendo popular en los hogares yucatecos al interior del Estado, recibiendo su celebración durante el 3 de mayo. En particular, los pueblos maiceros del Sur, entre ellos Yaxcabá, Tiholop, Tahdzibichén, Muxupip e incluso en Teabo y Chumayel, la celebran con una fiesta popular.

A la fiesta del 3 de mayo, se ha sumado la conmemoración del Día del Albañil, como parte de una cultura llegada del centro del país.

El 3 de mayo los altares a la Santa Cruz se llenan de flores de mayo, que prenden de gajos de limonaria formando guirnaldas, también hacen unos cipreses con la varilla de la palma de coco donde la flor es ensartada, o en cuentas de hilera que son unidas para hacer adornos que cuelgan del altar. El perfume de la flor llamada en maya Nicté es la flor con la que los abuelos adornaban a la Santa Cruz en su día de fiesta, para quemar sus velas y ofrecer su comida especial con nueve tortillas, esperando que traiga la lluvia para cosechar el santo maíz.

Síguenos en Google News y recibe la mejor información

CC