Pez León, de especie invasora en Arrecife Alacranes, a materia prima para realizar pulseras

El Arrecife Alacranes ha sido etiquetado de color amarillo debido a la invasión del Pez León, el cual es causante de daños en el ecosistema marino de Yucatán
lunes, 23 de mayo de 2022 · 10:31

Yucatán podría seguir el ejemplo de Colombia, donde el Pez León se ha convertido en materia prima para hacer joyas artesanales como aretes, collares y pulseras.

Luz Helena Rodríguez, bióloga marina, junto con otros tres colegas, están emprendiendo esta campaña para atenuar los efectos del Pez León, tan voraz y depredador en el Mar Caribe.

POR ESTO! publicó ayer que expertos biólogos colocaron la etiqueta de color “amarillo” al Arrecife Alacranes porque detectaron un importante proliferación de Pez León, que va de 30 a 35 centímetros, que amenaza el ecosistema de ese importante lugar ubicado frente a las costas de Yucatán.

En el caso de Colombia, la doctora Helena Rodríguez impulsa el proyecto respaldado por la Universidad Jorge Tadeo de Santa Martha, en el que ha involucrado a la comunidad en esta actividad.

Capturar al Pez León está generando ingresos económicos para las familias y esto a la vez genera turismo y actividad pesquera, señalan investigadores.

En el caso yucateco, Arrecife Alacranes es la estructura coralina más grande del Golfo de México. Sus ambientes terrestre y marino albergan una gran diversidad biológica de especies en peligro de extinción, endémicas y de interés económico.

Por su importancia fue declarado Área Natural protegida en la categoría de Parque Marino Nacional, así como Reserva de la Biosfera por la UNESCO y Sitio Ramsar por la Convención Internacional de Humedales.

De acuerdo con el estudio efectuado por Alfonso Aguilar Perera y Evelyn Carrillo Flota, denominado “Revisión sobre la invasión del Pez León en el Sureste del Golfo de México”, la especie invasora es capaz de competir con los organismos nativos por espacios y recursos y puede alterar procesos ecológicos.

Extinciones

Las especies invasoras pueden además alterar la biodiversidad e incluso ocasionar extinciones. Al dañar cultivos comerciales, por ejemplo, dichas especies son responsables de pérdidas económicas de miles de millones de dólares anualmente.

Si bien los efectos adversos de las invasiones son más evidentes en el ecosistema terrestre, la situación en el ecosistema marino no es la excepción. En este último ecosistema, las invasiones han incrementado exponencialmente en los últimos 200 años y pueden ser enormemente costosas en términos económicos, ecológicos y de manejo.

La evaluación de riesgo para la invasión del Pez León en la costa de Yucatán revela que existe un potencial alto de riesgo. Este argumento se basa en las evidencias de estudios en el Parque Nacional Arrecife Alacranes y la costa de Yucatán.

La invasión en Arrecife Alacranes alcanzó la categoría de intermedia-avanzada, con más de 200 capturas en menos de un año. Sin embargo, los impactos económicos, ambientales y socio-culturales los catalogan como medios porque aún no se dispone de información concluyente para cuantificar daños directos sobre especies comerciales o sobre especies de importancia ecológica clave para la costa de la Península de Yucatán.

En otros lugares de la región, como la costa de Quintana Roo y en Las Bahamas, estudios sobre la dieta del Pez León han cuantificado un impacto sobre peces de porte pequeño. Los efectos sobre el ecosistema marino podrían ser graves si se dan varios factores concurrentes, como la explotación pesquera de los potenciales predadores de Pez León y la combinación de sobrepesca de peces grandes de todos los niveles tróficos y el consumo de peces pequeños en competencia con predadores nativos.

Alfonso Aguilar Perera y Evelyn Carrillo mencionan que en el ecosistema marino pueden vivir en hábitats distintos que incluyen pastos marinos, manglares y arrecifes coralinos en áreas poco profundas hasta profundidades de 200 m. La temperatura baja restringe su distribución. En su rango nativo alcanza una talla corporal máxima de 30 cm.

El registro de talla máxima en el Mar Caribe es de 49 cm y en Yucatán ha sido reportado en arrecifes coralinos principalmente, aunque ha sido avistado asociado a muelles y raíces de mangle y su talla máxima registrada en Cayo Arenas es de 39 cm. En Arrecife Alacranes ha sido detectado a más de 50 m de profundidad.

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CC