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VALLADOLID, Yucatán, 6 de junio.- El día de hoy la tierra nos recuerda que hemos equivocado el rumbo, que vamos caminando hacia el precipicio, hacia un destino sin retorno; las grandes potencias buscan nuevos mundos, este no fue suficiente para saciar sus intereses metálicos, su ambición rebasa los límites naturales y ello se está pagando muy caro; calentamiento global, deshielos, ciclones, tormentas, tsunamis, terremotos, extinción de animales, cáncer en los seres humanos, etc., etc.

El Lic. Francisco Castillo nos comenta: “Bueno, pues la verdad creo que estamos en estos momentos viviendo la realidad con lluvias más fuertes, ciclones más poderosos, más actividades sísmicas y volcanes activos; es el resultado de no cuidar el medio ambiente, pues la naturaleza está reaccionando a ese exceso de contaminación y desequilibrio que el ser humano ha realizado a través del tiempo. Basura, contaminantes en el aire, en el mar, y lo más importante es que hoy la contaminación es de microondas radiales y de frecuencias magnéticas y energéticas que afectan directamente a los seres vivos; realmente es la falta de conciencia que, al final de cuentas, nosotros mismos nos estamos haciendo daño”.

El Lic. Víctor K. C. nos dice que más que un medio ambiente, como la ciencia lo ha nombrado, es nuestro hogar, como a él le gusta vivirlo. Externa que vivir nuestro día a día en este mundo desde nuestro concepto de hogar, despertaría una conciencia más íntima. Y desde nuestra intimidad nace el cuidado, el amor y la transformación a un espacio mejor para las siguientes generaciones.

Entonces manifiesta que, se podría decir, contaminar el planeta es contaminar nuestro hogar, contaminar muestro hogar es descuidar nuestra intimidad y descuidar muestra intimidad es lo que nos lleva a nuestra extinción. Agrega que no sólo los animales están en peligro de extinción, sino también el ser humano mismo.

Recalca que existe una contaminación “física”, real y observable, que no necesita explicación porque lo vivimos todos los días y ahora empezamos a notar lo peligroso que es “ensuciar nuestro hogar”. Pero esto nace de una contaminación anterior “no física”, es decir, nuestra contaminación mental, cultural, educativa y emocional. Con esto, pareciera que no estamos listos, ni culturalmente ni en conocimientos, para ocupar un espacio lleno de vida como lo es nuestro hogar, nuestro medio ambiente.

Concluye comentando que el día que podamos entender y vivir dentro de nuestro único hogar con un enfoque real desde nuestro ser, con estándares de medición bajo un concepto de amor propio y con el objetivo de proteger las siguientes generaciones, sólo así podremos cambiar el término “contaminación” por una nueva palabra que es “evolución” a la vida.

(Texto y foto: Ariel Sánchez Gómez)