Iglesia neogótica de Eknakán; tres siglos de historia en Yucatán

En el olvido se encuentra la iglesia neogótica de Eknakán la cual tienes más de tres siglos en Yucatán.
domingo, 15 de noviembre de 2020 · 15:36

De forma majestuosa, una iglesia de estilo neogótico adorna el centro de Eknakán, que significa “La casa obscura de la culebra” en maya; su color amarillo con blanco resalta en el pintoresco poblado, la construcción de tan particular pieza arquitectónica está bien documentada, pero también está lo que la gente de la localidad cuenta, con mucho misticismo.

Ubicada a unos 41 kilómetros de la capital yucateca, poco menos de una hora de Mérida, se encuentra una pieza arquitectónica poco usual en la entidad, la iglesia erigida en honor a San José de la Montaña. El templo es visible a unos metros de la población, sus torres o agujas apuntan al cielo, el reloj, sus campanarios, ventanales con vitrales adornan el inmueble, en la entrada y en otros puntos arcos ojivales, adornos característicos del gótico embellecen la obra.

La Historia consigna que su construcción se realizó hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX. Se le adjudica la propiedad original a Gregorio Antonio Pastrana, reconocido hacendado yucateco, por ahí de 1790. Sería hasta principios del siglo antepasado que llegaría a ser posesión de Ricardo Molina Solís, hermano del entonces gobernador del Estado, Olegario Molina Solís.

Se sabe que el auge del oro verde, el henequén, permitió que la iglesia pudiera ser erigida, el estilo neogótico corresponde a una influencia alemana, de cómo se construían en esos tiempos este tipo de templos en el viejo continente.

Actualmente, la iglesia neogótica se encuentra en una carrera, su peor enemigo es el paso del tiempo, pese a su belleza no cuenta con mantenimiento y, de hecho, el paso de Amanda, Cristóbal, Gamma, Delta y Eta hizo mella en el inmueble. Parte del techo original se está cayendo y los pocos vitrales originales que quedan están en riesgo de perderse, como cuando el huracán Isidoro se llevó parte de este legado histórico cultural, en ese septiembre del 2002.

Foto: Oscar Suaste

La iglesia es atendida por un adulto mayor, el diligente Bartolo Uc Ye, quien es sacristán y ministro del templo. El hombre dice sentirse orgulloso de ser el guardián temporal de la iglesia, de conservar en la medida de sus posibilidades todo como está.

“Llevo como 17 años cuidando la iglesia y es un orgullo para mí ser sacristán porque, cuando era joven estaba descarriado, el trabajo y estar cerca de mis creencias me ayudaron a ver la vida de otra forma”, compartió.

El sacristán dijo que no todo el tiempo está abierta la iglesia, así que las posibilidades de conocerla por dentro son pocas, sin embargo, informó que todos los sábados el párroco da misa o, en su lugar, acude un diácono para dar los oficios religiosos. Explicó que en un hecho curioso, la iglesia pertenece a la parroquia de Acanceh, mientras la cabecera municipal de esa localidad se encuentra en Cuzamá.

Externó que muchas han sido las historias que le ha tocado a él, sin embargo, la que más recuerda y marcó su vida ocurrió hace 10 años. Contó que corría el año 2010, estaba dentro de la iglesia orando en una de las bancas más alejadas al altar, cuando decidió recargar su cabeza en una de las paredes del templo. Llovía a cántaros, en un momento y de manera inesperada un rayo cayó en la torre principal, de tal suerte que todo el edificio se electrificó, don Bartolo fue aventado por la fuerza del mencionado fenómeno varios metros y perdió la conciencia.

“Sólo me acuerdo que vi la luz del rayo, luego el sonido, me acuerdo cómo estaba cayendo en cámara lenta, luego ya no sé qué pasó”, relató.

Foto: Óscar Suaste

El sexagenario dijo que, al despertar, se encontraba en el Seguro Social ante la mirada incrédula del personal médico, que no daba crédito a que de alguna manera sobreviviera al impacto de un rayo. Don Bartolo consideró que se salvó porque estaba “en la casa de Dios, fue una segunda oportunidad”.

Sostuvo que se siente orgulloso del trabajo y de la profunda conexión espiritual que para él tiene el recinto, por lo que considera que ahí trabajará hasta que las fuerzas le alcancen.

Foto: Oscar Suaste

Lo que la gente cuenta

Si bien se tiene un marco histórico de cómo y quién edificó la iglesia de estilo neogótico, el pueblo tiene sus propias creencias y tradiciones, ricas en folklore como en el resto del Estado, don Bartolo relató lo que la gente cuenta de la iglesia.

“La gente dice que fue construida por alguien que vivía en otro continente, algunos dicen Francia, otros Alemania. Se corrió la voz que se trataba del enamorado de la hija del hacendado, quien mandó hacer la iglesia con la condición de que el papá de la muchacha diera su consentimiento para que se pudieran casar; dicen que pasaron los años, el joven mandaba dinero y al fin se terminó de edificar el templo y ya estaba todo listo para que viniera al pueblo y se casara, cuentan que ya venía en el barco a Yucatán, pero una tormenta hizo que naufragara y el prometido murió antes de casarse con la hija del hacendado, se cree que por eso vendió la hacienda con todo y la iglesia a otros dueños”, compartió.

La iglesia se encuentra en esta comisaría de Cuzamá, su peculiar forma y color termina de dibujar un paisaje enclavado en el Anillo de los Cenotes, a no más de 10 minutos, existe la posibilidad de visitar estos cuerpos de agua, no sin antes conocer esta pieza de arte neogótico que aún conserva sus retablos originales, así como sus imágenes religiosas, piezas de arte sacro que se mantienen congeladas en el tiempo.

Por Guillermo Castillo