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Roger Aguilar Cachón

Algunos antecedentes históricos importantes

Importante resulta en este siglo XXI –y en los anteriores también– hacer un recuento acerca de los antecedentes históricos acerca de la fundación de nuestra ciudad. La Blanca Mérida cumple este 6 de enero 478 años de haber sido fundada. Resulta importante, desde el punto de vista de nuestra cultura, el que nosotros conozcamos algunos antecedentes que se dieron y la manera en que nuestra ciudad se va transformando con el paso de los años.

De acuerdo al acta de fundación firmada por el Teniente Gobernador Francisco de Montejo y León, en la Provincia de Ceh Pech el día 6 de enero del año del “Nacimiento de Nuestro Salvador Jesuscristo de 1542(….) usando de los poderes (…) porque así lo había mandado el Ilustre Señor Adelantado por una instrucción suya: poblada y edificada una ciudad de 100 vecinos, a la cual fundada en honor y reverencia de Nuestra Señora de Mérida, que Nuestro Señor guarde para su santo servicio por los largos tiempos”.

Surgida de las ruinas de la antigua ciudad maya de Ichcaanzihó, conocida de manera popular como Toh, que significa Cinco Cerros, se levantó la ciudad de Mérida, denominada de esta manera por la semejanza que mostraba con la ciudad que existía en Extremadura, España, y por las edificaciones que de cal y canto se habían construido y que podían ser observados desde los cerros de la ciudad maya.

El acto de la fundación de Mérida fue un suceso muy emotivo, se constituía como la ciudad principal, la capital de la Provincia de Yucatán. Para la traza de esta nueva ciudad, se tomaron en consideración las grandes plazas ya existentes de donde partían cuatro avenidas, representando cada una de estas los cuatro puntos cardinales e indicando también los cuatro cacicazgos indígenas. Esta idea fue tomada de manera satisfactoria por los Montejo, padre e hijo, esto ya se había elaborado en la edificación y planificación de la ciudad de México por Hernán Cortés.

Luego de haber pasado once meses de haberse declarado fundada la ciudad de Mérida, el Cabildo presentó una iniciativa en que se solicitaba permiso para que los colonos radicados en Mérida comenzaran la tarea de fabricar y levantar sus casas. La respuesta fue inmediata, Montejo el Mozo proporcionó el plano de la ciudad donde se apreciaba la ciudad dividida en cuatro manzanas cada una con el nombre de sus propietarios. Una de las manzanas localizada al sur de la Plaza Mayor fue elegida por el fundador. Esta zona constituyó el espacio destinado a los españoles, hacia la periferia del centro se planeó el espacio que se destinaría al crecimiento urbano; más allá se encontraban los pueblos de indios y los barrios de la servidumbre y de los mestizos.

El diseño de la ciudad fue elaborado por Don Juan de Sosa y Velásquez, regidor del segundo Cabildo, quien había tenido una experiencia previa, ya que en el año de 1530 había realizado la planeación de la ciudad de Puebla de los Ángeles.

Aunque la ciudad era constantemente atacada por bandidos provenientes del mar, la traza y el diseño de la ciudad no sufrió ninguna reforma ni en su trazo ni diseño, aunque se construyeron murallas para la defensa, cabe destacar que los tres arcos que aún subsisten en esta ciudad sirvieron para delimitar la población europea y la criolla.

En el año de 1543, fue solicitado al rey de España la conformación del nombre de la ciudad así como la solicitud de un escudo. El historiador Molina Solís afirma que el 30 de abril de 1605 se concedió a la ciudad el título de Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Mérida y el 18 de agosto de 1613 se le otorgó el escudo de armas que persiste hasta la fecha.

Durante todo el período colonial, la Plaza Principal de esta ciudad fue el escenario de múltiples acontecimientos importantes, entre los que podemos destacar la ejecución y castigos corporales contra los indígenas e idólatras. También fue testigo de fiestas de carácter profano y religioso. Importante es destacar la manifestación causada por el partido de los serviles o rutineros en la Plaza Principal, el 24 de julio de 1814, con la finalidad de abjurar el absolutismo del régimen constitucional, esta manifestación se convirtió en un acto de violencia que fue condenada y reprobada por la sociedad y gobierno, al mismo tiempo que uno de sus principales representantes del partido liberal, el padre Vicente María Velásquez y Alvarado, fue conducido a la cárcel. Como consecuencia de esto, sus compañeros se enardecieron y arrancaron una placa de jaspe con elevados y grandes adornos en oro y cuya letra C se encontraba engarzada con algunas joyas que habían sido donadas por la distinguida dama Ana María Roo de Quintana. En la placa anteriormente citada, se podía leer la leyenda Plaza de la Constitución de 1812. Posteriormente se colocó otra placa, que hasta el día de hoy se puede observar y cuya leyenda es a siguiente Plaza de la Independencia. Año de 1821.

Durante el período independiente, era común observar diversos espectáculos que se verificaban en la plaza, como por ejemplo las corridas de toros. Para tal efecto, se rodeaba la plaza con sillas y toldos. Con el paso del tiempo, también se organizaron las primeras retretas. En ocasiones se realizaban bailes en donde la clase pudiente de Mérida era la protagonista.

La traza de los jardines y de arbustos en el año de 1860 se debió a los trabajos realizados por el Prefecto de esta ciudad, Joaquín Castillo Peraza. La plaza fue dotada de una fuente y la circundaba un gran enverjado con dos enormes puertas que por las noches se cerraban, esto se hacía para evitar que pasaran la noche en su interior personas indigentes o que fueran usados los jardines en forma indebida.

Durante el II Imperio, se llevó a cabo el levantamiento del primer plano topográfico de la ciudad de Mérida, éste fue elaborado por una comisión científica encabezada por los Sres. Moritz Von Hipel, Carlos Ramiro, Francisco del P. Beltrán y Carlos Moya, todos ellos trabajaron bajo la dirección y supervisión del Sr. Agustín Díaz.

Ya en el año de 1868, era posible contemplar en los alrededores de la Plaza Principal las siguientes construcciones: el Palacio Municipal, el Olimpo, la Casa del Alguacil José Cano, también estaba el edificio que albergó la Cárcel Pública y que en el año de 1873 se convirtió en el domicilio del Sr. Rafael Albertos. En se tiempo aún no estaban los laureles que distinguen nuestra Plaza Principal.

Las ideas de modernización de la ciudad fueron adoptadas durante el gobierno del Lic. Manuel Cirerol (1870-1872) quien tuvo la magnífica idea de forestar con laureles los jardines de la Plaza Principal. Durante este tiempo, se colocó una fuente de hierro forjado con la estatua de una mujer, misma que fue conocida popularmente como “La Negrita”, también se colocaron bancas y jarrones de hierro forjado traídos de Francia.

Cabe mencionar que en este entonces, la ciudad contaba (1884) con un servicio de tranvías que abarcaban la mayor parte de la ciudad, todas las rutas salían de la Plaza Principal hacia los distintos rumbos de la ciudad, hay que mencionar que las oficinas de los tranvías se encontraban localizadas a un costado de la Casa de Montejo.

Durante la gestión de gobierno del Gral. Guillermo Palomino, se instaló en el centro de la ciudad un kiosco con doble planta que cumplía con una doble función. En la parte superior se instalaba la banda de música que tocaba para el beneplácito de la concurrencia y en la parte de abajo, se instalaban los expendios de cerveza.

Durante la época del Porfiriato iniciaron la pavimentación de las calles de la ciudad de Mérida y ante el anuncio de la llegada a esta ciudad del Presidente de México, Gral. Porfirio Díaz, la plaza principal fue objeto de una remodelación total, se eliminó el enverjado, se cortaron algunos laureles y el kiosco de dos pisos fue removido de su lugar, también se cambió el alumbrado público.

Los habitantes de nuestra ciudad participaron de manera directa y dinámica para recibir en grande al Gral. Porfirio Díaz, pintando y dándole una manita de gato a sus predios. También se construyeron arcos conmemorativos en algunos puntos estratégicos de la ciudad, mismos que fueron elaborados por los representantes de las diversas comunidades que aquí vivían: los chinos, libaneses, coreanos, etc. A raíz de la visita a Mérida del Gral. Porfirio Díaz y al verla blanca y limpia, sus acompañantes no dudaron en ningún momento a referirse a ésta como la Ciudad Blanca.

A partir de la gestión del Gral. Salvador Alvarado, se delegó a las autoridades municipales el mantenimiento de la ciudad, esta decisión marcó el fin de las remodelaciones y adaptaciones a la Plaza Principal, misma que se ha conservado con algunos cambios mínimos hasta hoy lo que llamamos nuestra Plaza Grade.

Muchos han sido los cambios que nuestra ciudad ha presentado, en el aspecto de edificios históricos, los que se han conservado y tratando de sobrevivir al paso de los años. Se pueden apreciar las grandes y vetustas construcciones en la Plaza Principal que siguen en pie, como testigos de nuestra historia, casas que han guardado en sus muros las historias familiares y sociales. Parques y jardines quedan en espera que sean conocidos por las nuevas generaciones. Los parques de antaño y los barrios de nuestra ciudad siguen con nuestras vidas, el de Allende (san Cristóbal), Eulogio Rosado, rumbo del mercado, Santos Degollado (Santiago), Andrés Quintana Roo (Santana), Santa Lucía, san Sebastián, el Morelos, Mejorada y Niños Héroes y de san Juan, que debe ser José María Velázquez o de los Sanjuanistas, ya que en él se reunían los integrantes de esa sociedad yucateca. En otras colaboraciones, se hará mención de algunos lugares de esparcimiento familiar de la época pasada.

Nuestra ciudad es ya moderna y cosmopolita, en ella convergen y confluyen tantas culturas como número de nuevos espacios, ya sean comerciales o de entretenimiento. Pero en este aniversario 478 de nuestra ciudad, las personas que aún no hayan tenido tiempo de pasearla, es el momento adecuado para hacerlo, admirar sus construcciones y ver en las paredes de algunos edificios del primer cuadro las placas en que se hace alusión al nombre de la esquina, es parte de nuestra historia y no hay que olvidar que también hay algunas paredes o muros que resguardan nuestra historia labrada en piedras.

Nuestra ciudad despertará este día con una gran alborada musical, donde las diversas sociedades yucatecas dedicadas a la música, harán sonar sus guitarras y escuchar sus voces y cantarán Las Mañanitas como un homenaje más a nuestra ciudad, la Blanca Mérida.

Pues bien, mis caros y caras lectoras, de esta manera hemos hecho un viaje al pasado para conocer un poco más acerca de nuestra ciudad, poderla valorar y tratar de conservarla ante el embate de las nuevas generaciones. Así como enseñar a nuestra niñez y juventud, los grandes momentos de la historia en que nuestra ciudad fue testigo.