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Ante la falta de ayuda y voluntariado especializado, la asociación Nuevo Corazón Villa de la Paz se vio en la necesidad de cerrar el primero y único comedor para abuelitos de Cancún

El comedor para personas de la tercera edad, ubicado en la Región 219, y que llegó a atender más de 150 personas, tuvo que cerrar sus puertas ante la falta de ayuda y de voluntariado especializado, informó el director general de la asociación “Nuevo Corazón Villa de la Paz”, Juan Carlos Buz, quien explicó que tras ser el primero y único de su tipo, tuvo una gran demanda en estos dos meses que estuvo abierto, por lo que se convirtió en una gran ayuda para los “abuelitos” durante la etapa más crítica de la pandemia del COVID-19.

Explicó que la idea de abrir este comedor de manera temporal fue para atender a las personas de la tercera edad durante la pandemia de COVID-19, luego de que muchas personas se quedaron sin trabajo, y por ende, sin ingresos, por lo que tras prestarles un local, dicha asociación se dio a la tarea de alimentar a los “abuelitos” desde el mes de abril, justo cuando arrancó la contingencia.

“Había gente que no tenía quien le diera un taco en el arranque de la pandemia, luego de que muchas personas se quedaron sin trabajo, por lo que tras darse este problema surgió la idea de alimentar a la personas de la tercera edad, en los momentos más difíciles”, señaló Juan Carlos Buz.

En cuanto al cierre de este comedor para la gente de la tercera edad, comentó que esto se debió a dos situaciones: el reducido número de donaciones en especie, así como la falta de personas que, de manera gratuita y sin ninguna remuneración, den su tiempo para atender esta noble labor.

En este sentido, dijo que las personas que lo estaban apoyando tenían la necesidad de pagar su pasaje, lo cual les generaba un gran gasto ante la falta de empleo, además de que siempre estuvo latente el riesgo a contagiarse durante los traslados de su casa a este lugar y viceversa.

“No crea que fue tan fácil cerrar. Hubo mucha tristeza, mucho dolor, porque la gente sigue teniendo la necesidad, pero cuando no hay voluntarios, tenemos que hacernos pedazos para distribuirnos aquí y allá”, declaró y agregó que “Se le avisó con tiempo a la gente de que íbamos a cerrar, además que desde un principio sabían que este comedor iba ser temporal”.

A pesar de esto, indicó que hay un brillo de esperanza para volver abrir este comedor, siempre y cuando haya más donadores de productos en especie, y más voluntarios especializados, que de manera gratuita, los apoyen.

Por Sergio Orozco