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Los BRICS son una manera creativa de enfrentar las nuevas realidades de modo no confrontacional, se interesan sobre todo en las relaciones y los intercambios mutuos

 El mundo está sobrado de confrontaciones. Añadir alguna más no ejerce el menor atractivo, innovar sin pelear es otra cosa. De ahí lo interesante de la propuesta de los BRICS que, como antes ocurrió con la Unión Europea, es a su favor y contra nadie.

Ochenta años después existen consensos acerca de que las instituciones que forman el orden político, económico y financiero mundial requieren, como mínimo de actualizaciones en lo cual se pudieran avanzar mediante la combinación de diálogos y presiones que involucren a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que son los operadores de la economía y las finanzas mundiales. Tratar de hacerlo por la fuerza o al margen de ellos tiene poco futuro.

Al crear la arquitectura del actual sistema mundial sostenida en tres pilares: la ONU (especialmente el Consejo de Seguridad), el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, así como el Acuerdo General de Aranceles y Comercio, hoy Organización Mundial de Comercio, la dotaron de un “seguro” que impide que el esquema sea reformado o cambiado desde fuera y asegura que sólo ellos pueden hacerlo.

Ningún cambio fundamental en la Carta de la ONU o las estructuras financieras, comerciales y jurídicas puede ser realizado sin el consentimiento de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad que son Estados Unidos, China, Gran Bretaña, Francia y Rusia, cuyos acuerdos han de ser adoptados por unanimidad.

El sistema comenzó a fallar desde que, debido a la muerte de Roosevelt, principal arquitecto del ordenamiento vigente y otras circunstancias internacionales, determinaron que la cohesión de la alianza antifascista eficaz para la guerra, no sobreviviera en la paz, desatándose la Guerra Fría. A partir de ahí, raras veces, excepto para operaciones de mantenimiento de la paz, el Consejo de Seguridad actuó de modo unánime.

No obstante, las estructuras se mantuvieron funcionando y con eficacia razonable cumplieron el objetivo para el cual se crearon, el principal de ello preservar la paz evitando el enfrentamiento entre las grandes potencias, lo cual no se produjo a pesar de las crisis asociadas al bloqueo soviético a Berlín, la Guerra de Corea, la crisis de los misiles en Cuba y otros traumas. Usando la patente de corso que significaba el veto, impunemente Estados Unidos intervino entre otros lugares en República Dominicana, Panamá, Granada y Haití, Vietnam y Afganistán, mientras la Unión Soviética lo realizó en Hungría, Checoslovaquia, y Afganistán e Inglaterra en Malvinas, sin que el Consejo de Seguridad pudiera actuar. Al amparo del veto estadounidense, Israel ha hecho la guerra, ocupado territorios y cometido atrocidades contra los palestinos.

El sistema internacional creado, fue suficientemente flexible como para no impedir que, en uso de su soberanía, los Estados establecieran alianzas y tratados, creara organizaciones alternativas, bloques comerciales y realicen cambios trascendentales, como fue la creación de la Unión Europa y la entronización del euro, cientos de acuerdos de libre comercio. Tampoco hubo obstáculos para la formación de entidades internacionales de concertación políticas, entre otras, Acuerdo de Cooperación de Shanghái, UNASUR, CARICOM, CELAC.

El ordenamiento vigente amparó la formación del Campo Socialista, de la OTAN y el Tratado de Varsovia y algunas mega organizaciones como el Movimiento de Países No Alineados y asociaciones como el grupo de los 77+China, con tantos miembros como la ONU e innegable influencia internacional, aunque ninguna capacidad de decisión ni fuerza para hacer valer sus acuerdos.

Los BRICS, originalmente formados por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica que ahora han sumado Irán, Arabia Saudita, Etiopía, Egipto, Argentina y Emiratos Árabes Unidos, es una manera creativa de enfrentar las nuevas realidades porque, a diferencia de otras entidades que son de naturaleza política y producen sólo declaraciones, críticas y discursos, ellos, de modo no confrontacional, despolitizados y desideologizados, se interesan sobre todo en las relaciones y los intercambios mutuos.

Todos los BRICS son miembros de la ONU, del FMI y del Banco Mundial, incluso dos de ellos, Rusia y China son parte del Consejo de Seguridad y ninguno planea retirarse de esos foros ni sabotear su labor. Excepto un par de ellos, los demás están en buenas relaciones con Estados Unidos y Occidente y no he escuchado que quieran cambiar esa relación. Más que desafíos externos, los BRICS+ enfrentan retos internos.

El primero de ellos es mantenerse al margen de la política pequeña, evitando que la confrontación de alguno de sus miembros, implique a los demás, así como administrar las contradicciones políticas o las diferencias ideológicas, existentes entre algunos de ellos que la cooperación económica no puede borrar. El crecimiento que ha llevado a otros foros a la desmesura, resta cohesión y plantea el peligro de que aparezca algún “Caballo de Troya”.

A diferencia de los excesivamente optimistas, soy de los que cree que hay todavía mucha tela por donde cortar. Luego abundaré en el asunto.