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En torero el de Aguascalientes, sobrado frente a enemigos de escasa calidad / Con otro mal lote, José Mauricio se fue inédito / Marrón envió un encierro débil y descastado / Espectaculares los Recortadores españoles ante un novillo de Guanamé / Buena entradaPor Jorge Canto Alcocer

En los corrales lucían poderosos, atemorizantes inclusive. Aceptablemente armados, enmorrillados, algunos más largos, otros más bajitos… los de Marrón cumplieron sobradamente en cuanto a trapío. Ahora bien, en juego, fueron malos y lo que le sigue: débiles, descastados, indefinidos, prácticamente mostraron todos los vicios de que adolece nuestra ganadería brava. Un muestrario lamentable, preocupante, evidenciando los auténticos riesgos que, hoy por hoy, corre nuestra Fiesta.

Hace tres semanas, todos salimos toreando, emocionados ante el gran triunfo de “El Zapata”, la gran monta de Andy Cartagena y el interesante juego de los Llagunos. Este domingo, en cambio, todos salimos apresurados, desencantados, buscando llegar rápidamente a otros escenarios y dejar atrás el rato pasado en el embudo de la Avenida Reforma, el de los 91 que ya va para 92.

Y eso que no fue una mala corrida. Realmente no… los Recortadores nos trajeron un poco de la rara esencia de la Fiesta, esa que tiene que ver con desafiar el peligro, burlando la muerte vestida de asta de toro. Joselito Adame, sin prodigarse, se mostró en su plenitud: muy sobrado, muy cumplido, muy por encima de los tres bichos, muy por encima de su alternante, muy por encima del contexto, pero siempre ahí, cumplido y entregado. Celebró sus primeras 500 corridas de toros, tremenda cifra para tan pocos años, sobre todo considerando la difícil coyuntura que le ha tocado vivir, en un país inmerso en una aguda crisis taurina, y luchando a brazo partido y contra corriente para ocupar un lugar, mediano si se quiere, pero un lugar al fin, en la Fiesta europea, la que da y quita. Ver a José Mauricio, que venía a un ritmo de triunfo por tarde, no tuvo desperdicio: impotente, con recursos limitados, no pudo con sus difíciles enemigos y terminó, en su desesperación, hiriéndose él mismo con su estoque… inédito y a la enfermería… pero ya el aficionado yucateco tiene elementos para calificarlo, y considerarlo…

Claro que hubo momentos interesantes, eso que ni que, pero faltó la expectación que motiva la presencia del Toro-Toro, el nervio que se transmite desde los toreros hasta el callejón, desde el callejón hasta el tendido, desde el tendido hasta la autoridad, y luego fluye en sentido contrario… Faltó justo eso que vivimos apenas hace tres semanas, cuando un señor Toro le puso una señora paliza a “El Zapata”, para que luego éste le diera una señora cátedra de bien torear a ese mismo señor Toro, y a la Plaza entera, y esa Plaza, personificada en miles de gargantas y almas enloquecidas, celebrara con señorial enardecimiento aquel momento, a la vez fugaz y eterno…

¿Qué faltó entonces? Joselito estuvo en torero, José Mauricio lo intentó, mas no le alcanzó… vimos buenos pares de banderillas, una gran vara de César Morales, certeras puntillas del cachetero, alucinantes suertes de los Recortadores… PERO FALTÓ EL TORO, el protagonista principal. Estuvieron bien presentados, evidentemente en puntas, con la edad reglamentaria… PERO NO HUBO BRAVURA, NI CASTA, NI FUERZA… fueron seis desvencijados bichos que se desinflaban tras un piquetito, que sacaban la lengua y caían deplorablemente al piso con poco que se les bajara la muleta, que no atacaban, sino se defendían, que provocaban más lástima que temor, aunque, claro, tenían su peligro, sin duda…

Hoy nos tocó sufrir lo que vemos generalmente en La México y en otras plazas de provincia, lo que, al decir de muchos, ha comenzado a ocurrir en Europa, donde ya nadie quiere lidiar las castas duras y todos quieren matar Domecq. Por eso este domingo, cuando las mulillas arrastraron al último morlaco, todos buscamos las salidas y los transportes, y nos alejamos rápidamente para retomar nuestras vidas… lejos del ruedo, las astas, la sangre y la locura…

Hace unos días, un bicho no demasiado fuerte ni demasiado grande cogió a Andy Cartagena y a su caballo “Picasso” de mala manera. Lamentablemente, del percance se derivó la muerte de la cabalgadura, una de las estelares del rejoneador español que ocupa uno de los primeros lugares del escalafón mundial. De inmediato, una tendencia en las redes sociales llamó a retirar imágenes y referencias de la tragedia, con el argumento de que serían utilizadas por los prohibicionistas… Esa es la actitud que está devastando, carcomiendo nuestra Fiesta… Volverla aséptica, incruenta, “bonita”, la está llevando directo a su desaparición. No porque los taurinos seamos unos sádicos sedientos de sufrimiento, sino porque la esencia de la tauromaquia está, como decíamos en la corrida de aniversario, cerca de Eros y de Tánatos, precisamente la armonía del baile taurino, su estética, está en permanecer ahí, a un paso del amor, pero también a un paso de la muerte… Quitándole la bravura al Toro, convirtiéndolo en toro, así, con minúsculas, nos acercamos pero a la desaparición de nuestro espectáculo. En ese sentido, hay que decir que don José Marrón está haciendo las cosas muy, pero muy mal. De no rectificar, estará poniendo otro clavo a nuestro ataud.

Pero dejemos la filosofía y vayamos a la concreción. En punto de la hora anunciada, ante unos cinco o seis mil aficionados, partieron plaza los matadores anunciados, con sus respectivas cuadrillas y con Paco Rocha como sobresaliente de espada. También partieron plaza tres Recortadores españoles, que no forman un grupo, pero que son de los más destacados participantes de esta forma de tauromaquia en los pueblos de la geografía ibérica: Sergio Recuero, Rafa Espada y Pablo García.

Fuera de lidia ordinaria, los Recortadores hicieron sus espectaculares suertes ante YIMO, un novillo de buena presencia de la ganadería guanajuatense de Guanamé, que comenzó tardo y distraído, pero terminó embistiendo con claridad y prontitud. Los Recortadores alcanzaron el triunfo al templar la embestida y lograr espectaculares quiebros y saltos, a la mínima distancia de los pitacos de la bestia. Terminaron con valiente desplante, rodilla en tierra, con YIMO en los medios y los tres en el tercio. Se les prodigó fuerte y merecida ovación.

JOSÉ MAURICIO tomó la alternativa en la Plaza México hace ya 15 años, pero este domingo salió desmonterado, pues fue su presentación en nuestra Plaza… ¿Por qué? Simplemente porque los anteriores 14 años los vivió entre los humildes, causando poco interés en los públicos. Apenas hace dos meses, dio un campanazo en la Plaza México, con un triunfo heroico ante toros complicados de Barralva; una semana después asegundó, más heroicamente aún, metiéndose entre los pitones de unos débiles y mal presentados astados de Montecristo. Desde entonces le han llovido los contratos, pero, obviamente, ni el sitio ni los recursos llegan por ósmosis, y, ante los descastados “Marrones”, JOSÉ MAURICIO naufragó irremediablemente. Su primero, CHILO, fue un zaino cornicorto, de aceptable presencia. Nada de nada con el capote, una varita y rápidos rehiletes. Al tercio final llegó CHILO con muy poco recorrido, y la cabeza suelta. JOSÉ MAURICIO se estiró por momentos, pero el bicho alcanzaba la muleta en sus arreones, y el capitalino sólo le pudo espantar las moscas. Logró una estocada entera, traserita y tendida, de efectos inmediatos. Los de la famosa Villa de los Melones solicitaron la oreja, bien negada por el Juez Ulises Zapata, quien por cierto hoy, tras los desaciertos de la corrida de aniversario, estuvo inmaculado en sus decisiones. Todo terminó con una breve salida al tercio. En tercer sitio de lidia ordinaria salió CHACHO, un negro bragado, bien puesto y excelentemente bien presentado, al que se ovacionó de salida. El bicho se emplazó, y JOSÉ MAURICIO de nuevo pasó de noche en el primer tercio. Un piquetito, rectificado, y cambio de tercio, tras de lo cual el capitalino intentó, con poco éxito, la chicuelina antigua. CHACHO tuvo un comportamiento muy similar al del resto de sus hermanos: poco recorrido, poca calidad, cabeza alta, embestida complicada y por ráfagas. Y JOSÉ MAURICIO se mantuvo en el mismo tenor: intentos inútiles por ligar, mandar y templar. Dos pinchazos, tres cuartos delanteros y dos golpes de descabello terminaron la vida del morlaco, escuchando su matador ominoso silencio. En el lugar de honor salió CHACOTERO, otro toro muy bien presentado, bajito y acochinado, bien puesto de pitones. Para variar, nada de nada de recibo, pero esta vez, tras un piquetito, un vistoso quite por chicuelinas, al alimón, que fue muy aplaudido. En el tercio mortal, CHACOTERO, además de ser débil, se acostaba y buscaba al matador, que otra vez naufragó sin mayores logros. Al pinchar en su primer intento se hirió espectacularmente la mano izquierda, pese a lo cual siguió en el ruedo, sin verse la ropa, hasta matar al mal bicho, lo que logró tras dejar otro pinchazo y dos medias tendidas. El toro se tiró de aburrido, y JOSÉ MAURICIO fue despedido entre división de opiniones, pasando a la enfermería para ser atendido de su herida.

JOSELITO ADAME, quien celebró este domingo su corrida número 500, estuvo en JOSELITO ADAME, es decir, muy sobrado, con mucho sitio, con mucho oficio, aunque no se exceda en cuanto a estética ni personalidad. Es el mismo José que hemos visto desde hace más de una década: cumplido, esforzado, sin sacarle al Toro grande ni a las ganaderías duras, pero sin lograr los triunfos históricos ni heroicos, ni las tardes esas que no se olvidan jamás… ¿Es una figura? Una figura llena los tendidos, arrebata a sus partidarios, colecciona detractores. Motiva drama y pasión… José no es de esos… uno puede estar seguro de que, cuando está acartelado, observará a un buen torero, y nada más. Pero, también hay que aclararlo, eso no es poco, ni mucho menos. Mató primero a CHATARRERO, un cárdeno muy oscuro, paliabierto, meleno, muy bien hecho. Lo recibió con delicados mandiles y suaves chicuelinas, que le agradecieron. Tras un piquetito así, y rápida actuación de los banderilleros, logró una faena corta, templada, bien manufacturada, pero con el bicho cayendo frecuentemente. No hizo mucho, pero todo lo hizo bien: bien medido, bien vendido, siendo bastante aplaudido por el multicéfalo. Cuando ya el morlaco no podía ni con la cola, montó el estoque, dejando un pinchazo sin soltar y uno hondo, tras del cual descabelló, espectacularmente, al primer intento, para escuchar palmitas. CHACHARERO, el segundo de su lote, fue otro cárdeno muy oscuro, muy bien puesto y largo como un ferrocarril. Buena serie de verónicas, rematada con media movidilla. Después de un excelente puyazo de César Morales y un buen quite de ADAME por chicuelinas, el matador puso banderillas, destacando el cuarteo inicial y un par de poder a poder, que cerró el tercio, superior. El toro, como sus hermanos, no pasaba completo y tenía la cabeza muy suelta, pero JOSELITO ADAME tiene mucho sitio, y logró hilvanar una faena corta, variada, con ambas manos, con muchos olés, pero de esos que salen de la lógica y de la razón, no del alma y de la locura. Todo lo hizo, eso sí, muy reunido, muchas veces sin enmendar, dando el forzado de pecho cuando la ocasión lo permitía. Mató de entera en buen sitio, que tiró patas para arriba de manera inmediata, para ver albear a la Plaza en demanda de orejas. Concedió Usía, sólo una, con mucho tino. JOSELITO dio con ella dos fuertes vueltas al ruedo. Cerró plaza CHAFLÁN, el más pequeño de los seis, un cárdeno bragado, cornicorto, un dije de esos que gustan mucho a los toreros y muy poco al aficionado TORISTA. Buena serie de verónicas rodilla en tierra, rematada con rebolera. Tras un puyazo pequeñito, lo quitó con suaves mandiles. Tras la breve y en general atinada intervención de los rehileteros, repitió la dosis: ante un bicho de embestida descompuesta y escaso recorrido, muletazos bien dados, bien templados, bien rematados, pero sin estallar. El toro manifestaba a cada paso su debilidad, y el torero a cada pase su poder, pero sin que pudiera llegar el triunfo grande. Tras tres pinchazos, dejó tres cuartos habilidosos, culminando su labor con un golpe de descabello.

La empresa anunció, como último festejo de la temporada, la presentación de Pablo Hermoso de Mendoza. Como le dicen “Problemoso”, y se afana en matar corridas de poco riesgo, no nos da mucha expectativa este festejo, pero ya sabe Ud. los estragos que ocasiona el mal de montera: ¡la esperanza es lo último que muere! ¡Ahí nos vemos!