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José Francisco Santos Yama de Motul, realiza creaciones de esponja, dicho oficio lo aprendió de su tío y busca conservar ese legado

La imaginación de José Francisco Santos Yama lo ha llevado a crear juguetes con esponja, luego de que los artículos como los rehiletes y otros de plástico presentaron un alza en el mercado, por lo que tomó la decisión de hacer estas creaciones que aprendió de su familia, gracias a ello se ha ganado la vida recorriendo las ferias de los municipios en el interior del Estado.

El hombre, originario de Izamal, precisó que su tío fungió como su maestro para que aprendiera este oficio hace más de medio siglo y que hasta la fecha lo sigue realizando por su popularidad que estos juguetes tienen.

“Mi tío me enseñó cuando yo estaba chavo, primero hacía figuras con forma de ratones y además vendía otros artículos que compraba para volver a vender”.

Utilizando esponja y con la ayuda de unas tijeras, José Francisco va cortando los pedazos para ir pegando la forma de las figuras, ya sea de ratones, ranas o loros, luego los sujeta con un hilo y una rueda que crea con yeso, sirviendo como un motor para que el objeto se pueda mover. “Lo que hace que se mueva es el pedazo de yeso. Según la física, todo elemento que gira sobre su propio eje sin energía externa crea una fuerza, es un motor”, explicó el productor.

Alegó que estos juguetes que él mismo crea en su domicilio, los comercializa en moto y los vende en 30 pesos, cifra que considera adecuada para la economía de la población.

Lamentó que muchos de los ambulantes que acuden como él a las fiestas, suelen propasarse con el precio de sus productos.

“Yo lo doy en ese costo, sin embargo, hay quienes lo ven caro, otros que vienen lo venden en 50 pesos, pero no ellos los crean, en cambio, los míos son propios”, apuntó.

Reveló que armar la figura le lleva menos de 10 minutos, pero para crear el motor se tarda unas cuantas horas para que la mezcla pueda quedar dura. Por el alza que presentó el barro optó por dejarlo a un lado y comenzar a utilizar el yeso que le favorece a tener ganancias.

A sus más de 60 años, el comerciante aseguró que ya no suele alejarse tanto de su ciudad de origen, pues afirma que sus andadas ya no son como antes, cuando podía recorrer varias horas las calles y estar días en los eventos populares.

Aseguró que hasta el momento es el único de su familia que sigue este oficio que adoptó de su tío.

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NM