Hunucmá, más de un siglo en lucha contra Bachoco por el intento de despojo de tierras

Desde 1911, Bachoco y campesinos han estado en lucha por las hectáreas, donde ambos afirman que les pertenecen el tablaje catastral 1334 en Hunucmá
domingo, 7 de enero de 2024 · 13:11

El predio identificado como tablaje catastral 1334 en Hunucmá, objeto de una disputa entre campesinos locales y la empresa Bachoco, tiene un complejo historial que se remonta al año 1911, de acuerdo con documentos consultados por los pobladores afectados.

Este terreno de 64 hectáreas ha pasado por múltiples propietarios y gravámenes a lo largo de más de un siglo, como lo demuestran al menos 17 registros encontrados en el Instituto de Seguridad Jurídica Patrimonial de Yucatán (Insejupy).

El primer antecedente data de 1911, cuando hubo una disolución de sociedad conyugal que afectó al predio, que originalmente pertenecía a la familia Maldonado. Le siguieron una adjudicación por herencia en 1913, un embargo en 1932, otra adjudicación en 1947, dos compraventas en 1950 y 1974, y otra adjudicación por herencia en 1966.

Ya en la década de 1980 aparecen dos hipotecas y un convenio modificatorio de hipoteca sobre la finca rústica San Eduardo, como se le empezó a nombrar al tablaje 1334 de Hunucmá.

En 1994 hubo una primera traslación de propiedad por fusión entre Industrias Avícolas del Sureste, S.A. de C.V. y Bachoco, S.A. de C.V., ambas representadas por Cristóbal Mondragón Fragoso.

Campi trasladió por fusión ante la quiebra por una hipoteca que no había cubierto con el extinto Banco del Atlántico, que, como se sabe, fue rescatada por el Fobaproa, de laméntente memoria y motivo de conflicto político en el país.

Posteriormente, en 2001 se concretó una segunda traslación de propiedad vía fusión entre las mismas empresas, mediante escritura pasada ante notario público.

A partir de entonces, Bachoco presuntamente adquirió la titularidad del tablaje 1334, el cual rebautizó como predio San Eduardo.

No obstante, decenas de campesinos de las colonias San Vicente y San Eduardo de Hunucmá alegan que sus familias han trabajado esa tierra desde épocas ancestrales, incluso desde la época de sus abuelos, sin que ninguno de los antiguos dueños les impidiera cultivarla.

La siembran con maíz, frijol y hortalizas para subsistir. Por ello, se sienten con derechos posesorios sobre las parcelas, aunque no cuenten con títulos de propiedad.

Hace unos meses, al ver que obreros de Bachoco pretendían cercar 64 hectáreas del predio, invadiendo sus cultivos, los campesinos se movilizaron para impedirlo. Exigen que se respeten los derechos adquiridos por ellos y sus ancestros.

Ante reclamaciones, el representante legal de Bachoco, Raúl Tamayo, argumentó que la empresa compró legítimamente la tierra a otra compañía llamada Campi, la cual supuestamente tenía la propiedad.

Presentó documentos sobre los límites autorizados por el Ayuntamiento, pero no pudo precisar las dimensiones exactas, lo que avivó las sospechas de los pobladores sobre un posible intento de despojo encubierto.

Los campesinos buscarán asesoría legal y están dispuestos a defender sus parcelas ante el Tribunal Unitario Agrario. Consideran un abuso de poder el intento de Bachoco por adjudicarse tierras con un complejo historial de más de 100 años y cuya posesión ellos ostentan por herencia ancestral.

Aunque Bachoco genera empleos en Hunucmá y Tetiz, municipios aledaños, este intento de abuso contra productores hortícolas y habitantes de dos colonias establece un precedente negativo para la empresa. Esto demuestra un escaso interés en el beneficio social y en ser considerada una “empresa socialmente responsable”, ya que atenta contra los derechos de los propios pobladores.

De acuerdo con los pobladores, quienes se encuentran totalmente indignados por la violencia generada y la actitud prepotente del apoderado legal, Raúl Tamayo, los propietarios y socios de la empresa deberían buscar una alternativa conciliadora. La persistencia del alcalde en adoptar una actitud abusiva podría generar una imagen negativa para Bachoco y afectar sus procesos de venta en el extranjero.

“Cabe mencionar que los países buscan adquirir productos de otras naciones bajo condiciones que garanticen la ausencia de explotación o conflictos sociales”, dijeron.

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LV