Abuelita de 97 años manifestó su deseo de viajar en el Tren Maya

Filomena Nic Manrique, de 97 años, dio a conocer su deseo de abordar el Tren Maya para recordar el antiguo sistema ferroviario de Yucatán
sábado, 20 de enero de 2024 · 10:54

La casi centenaria Filomena Nic Manrique, de 97 años de edad, originaria de Akil, Yucatán, manifestó que uno de sus deseos es viajar en el tren maya para recordar viejos del sistema ferroviario del Estado, especialmente en el convoy que conectaba a la ciudad de Mérida con el municipio de Peto, en el que, acompañada de su esposo (qepd), vendía frutas y legumbres, actividad con la que logró sacar adelante a sus ocho hijos.

Acompañada de su hijo Héctor Góngora Nic y de otros familiares, la nonagenaria acudió ayer al aeropuerto a recibir a sus nietos Marlene Navarrete Góngora -hija de Anastasio Navarrete y Mildred Góngora- y Pedro Zapata Castillo, quienes cada año regresan de Los Ángeles, California, para convivir con su extensa familia y a divertirse en la feria anual de su terruño, enclavado en la zona conocida como “huerto del Estado”, que comienza este fin de semana.

La señora Nic Manrique recordó que durante más de 20 años se dedicó a la venta de frutas en los ferrocarriles, cuando los trenes eran arrastrados por máquinas de vapor; normalmente pasaba por Tecoh, Lepán, Kanchacam, Ticul y Peto y de retorno hasta Kanasín y Mérida.

Aseguró que, como agradecimiento a los Ferrocarriles Unidos del Sureste, que le permitían ganarse el sustento, cada año elaboraba cien pibes para obsequiárselos al personal, pero también a sus clientes; dijo que, incluso, en ocasiones les llevaba chocolomo con tortillas calientes hechas a mano, cuando había días de fiesta como las que se aproximan.

De la dinastía Nic Manrique es la única que sobrevive, mientras que por parte de su esposo Héctor Góngora, los 11 hermanos ya fallecieron y solo le sobreviven sus ocho hijos, dos radicados en los Estados Unidos, que han procreado a sus 65 nietos.

Rememoró que, en una ocasión, su hijo Héctor Góngora Nic -quien, por cierto, fue presidente municipal de Akil-, le dijo que la iba a llevar a México en camión, porque tenía miedo hacerlo en avión, pero la sorprendió porque, al llegar a Mérida, se fueron directo al aeropuerto y en hora y media ya estaban en la capital del país; pasó ocho días ahí y lo primero que hizo fue acudir a la Basílica de Guadalupe, viaje que disfrutó mucho y que espera repetirlo pronto, pero ahora en el Tren Maya, ahora como pasajera.

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NM