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A la par del circuito ribereño, la flota de navegación mayor tampoco pasa por buen momento, ya que cerca de 80 embarcaciones (el 40 por ciento), de las 200 unidades, se encuentran varadas debido a diversos factores, entre ellos la poca producción, los constantes frentes fríos que entran a Yucatán y sobre todo las deudas que dejó la temporada de pulpo.
En un recorrido dentro del embarcadero situado a un costado de la zona industrial de Chelem puerto, se avistó un panorama poco alentador, pues la mayoría de los buques ahora se encuentra a cargo de sus veladores que sólo dan entrada y salida a los trabajadores que reparan los navíos luego de la actividad a la que fueron sometidos.
“Nadie quiere viajar con todos los malos resultados que han surgido. Por lo que he escuchado, cuando se realiza el desembarque de varias unidades, apenas y llegan a la tonelada de especie de escama. No resulta redituable para los dueños el tener que invertir luego de quedar endeudados con el pulpo”, indicó Fernando Coyoc, herrero.
Se aseguró que apenas un escaso porcentaje de los buques de mayor navegación han decidido apostar por la suerte y emprender viajes de hasta 20 días en altamar en busca de las especies de escama por medio de tripulaciones de entre siete y 10 hombres de mar.
“Todo cambia ahora. Sí, persiste la necesidad de salir a pescar, se acabaron los buenos anticipos, ya no hay la rentabilidad para que un patrón te contrate y el desempleo corre hasta con los cocineros que sólo pertenecen a la pulpeada”, indicó María José Najera, oriunda de Tabasco y quien acudió esta mañana con su esposo en busca de un lugar en la temporada de mero.
El problema que atraviesan varios permisionarios recae en que los precios por sus insumos tienen un aumento anual de hasta el 30 por ciento, siendo el gasto en promedio superior a los 100 mil pesos, aunque hay quien desembolsa hasta 270 mil pesos.
“Ser pescador requiere saber cuidar el dinero y ahora contar con otras formas de ingreso, pues a pesar de que se puede ir a pescar, varios patrones informan que no habrá salidas por los problemas financieros. Normalmente, el mes de enero servía para que todos tengan un colchón y puedan aguantar la veda de febrero y marzo”, declaró Martín Balam.
En lo que respecta a la modalidad ribereña, sigue la mala racha para los 2 mil 500 navíos, pues los frentes fríos han generado constantes cierres de puertos a la navegación menor, aparte de que con un oleaje agresivo resulta complicado recorrer hasta 20 millas por especies de escama.
Al igual que en la flota mayor, los dueños de las lanchas no quieren ver perdido su capital, por lo que a pesar de que ha habido lapsos en los que se puede trabajar en altamar, los permisionarios han otorgado vacaciones obligatorias a pescadores que incluso no cuentan con otras opciones para ganar el sustento familiar.
Dentro del embarcadero de Chuburna o La Caleta, la actividad es nula, incluso con las reparaciones a las lanchas. En este segundo punto pesquero, que se encuentra en el Poniente de Progreso, se confirmó que solamente está ejerciendo labores el 10 por ciento del total de embarcaciones que se encuentran ahí. Incluso varios dueños han quitado motores a sus lanchas a fin de prevenir algún robo.
Las cifras del año pasado arrojaron que se pescó, de abril a febrero, aproximadamente 5 mil 300 toneladas de mero a nivel Estado. Lo que benefició el ciclo, que empezó en el mes de abril del 2022 y culminó en el primer bimestre del 2023, fue un precio récord de 310 pesos para el negrillo y 270 pesos para el tipo rojo; la primera cifra ubicada como la más alta en la historia de esta especie.
Durante el año 2021, Yucatán finalizó esta pesquería con una producción de 5 mil 551.90 toneladas en peso vivo y valor de 335.74 millones de pesos.
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LV
