Pobladores de Tepakán 'mutilan' a San Antonio de Padua por milagroso

La leyenda sobre San Antonio de Padua entre los pobladores de Tepakán surgió en el siglo XX y persiste hasta la actualidad
martes, 13 de junio de 2023 · 10:30

Tepakán tiene por patrono a San Antonio de Padua, en torno a cuya imagen se cuenta una serie de leyendas y creencias que se repiten de generación en generación y entre ellas destaca una en especial: el porqué le faltan dos dedos.

La mutilación fue realizada por habitantes de la misma comunidad, según señalan los relatos en el pueblo. De acuerdo con personas de la tercera edad, esas mutilaciones tuvieron que ver con la misma fe a la venerada imagen a la que le atribuyen milagros.

La historia de esta parroquia señala que la veneración hacia San Antonio de Padua como patrono sucedió después de la primera década del siglo XX.

En la primera evangelización del pueblo, la capilla estuvo a cargo de los franciscanos, y se tenía el patrocinio de San Lucas Evangelista, cuya imagen se conserva en el templo.

De acuerdo con las crónicas de fray Diego López de Cogolludo, publicadas en 1680, menciona a San Juan Evangelista, del pueblo de Tepakán, y así se sigue mencionado en 1911 como patrono de la iglesia de esta comunidad.

Sin embargo, la devoción a San Antonio de Padua es asumida décadas después. Según las crónicas fue poco ante de 1950 cuando los habitantes de Tepakan deciden de manera oficial cambiar el patrocinio de la iglesia por el doctor franciscano de Padua.

Pero mucho antes de que suceda eso, el fervor hacia ese santo ya se había extendido en Tepakán por milagros atribuidos, según relatan los abuelos.

La imagen de San Antonio presenta la mutilación de dos dedos, uno en cada mano. Se trata del que está en el medio, y según cuentan los mayores se debió a su facultad de poder realizar milagros.

Doña Jacinta Balam Chan, de 94 años de edad, recordó que antiguamente la fiesta en Tepakán en honor a San Antonio de Padua era una festividad grande, había Vaquería de Mestizos, bailes y corridas. Mucha gente venía de los pueblos cercanos y de las haciendas henequeneras de la región.

Sin embargo, cada año ocurría algo malo. Un pleito de borrachos, se mataba a alguien o pasaba un accidente, e incluso varias veces se quemó el tablado disque porque los voladores caían sobre la palmas secas.

Entonces las personas más grandes del pueblo, los que sabían de esas cosas, dijeron que a San Antonio no le gustaba la fiesta, y acordaron cortarle un dedo a la imagen para acabar con todos los problemas. Y así sucedió, le cortaron un dedo a la imagen y según cuenta, las desgracias pasaron, ya no hubo muertos, ni se volvió a quemar el tablado.

Sobre la falta del otro dedo, la señora Eulogia Chan, de 64 años de edad, relató que eso se debió a un milagro del santo.

“Contaban que la hija del propietario de la hacienda Poccheina, cayó enferma de una enfermedad terminal. Ese señor sabiendo de lo milagroso del San Antonio de Tepakán vino a pedirle el milagro. Hizo que le cortaran un dedo a la imagen patronal que llevó como reliquia a su hija.

Se dice que el milagro sucedió, que aquella joven recuperó la salud por la intersección del santo. Pero el dedo mutilado no regreso a la iglesia, y es probable que ande entre los descendientes de esa familia o quizá esté con un anticuario, si es que corrió con suerte en el transcurso del tiempo.

Aunque la fiesta de la vaquería y corrida de toros se dejó de hacer desde hace muchos años, el novenario al patrono, así como los gremios y la romería no se dejaron de ejecutar, hasta formar la tradición que sigue vigente en la comunidad.

En tiempos pasados, la fiesta de la comunidad era muy concurrida, e incluso hasta una jarana con el nombre de Tepakán se escribió y se interpretaba en las vaquerías de junio. Su autoría es atribuida a Rubén Darío Herrera Martínez, el gran maestro compositor nacido en el vecino Cansahcab.

Todas las tardes del cinco al 13 de junio es de fiesta religiosa. Durante estas fechas se ven venir presurosas las piadosas mestizas rumbo a la iglesia con flores y veladoras para poner al pie del altar del patrono o para asistir al rezo de la novena.

El día 13 de junio por la mañana se oficia la misa en honor al patrono, y luego en solemne procesión sale la imagen de San Antonio de Padua en un recorrido alrededor de la plaza principal, esparciendo su bendición y llevando consigo ese recuerdo con sus faltantes dedos de ambas manos, testimonio de sus milagros.

Tepakán (Lugar del Pakán) era parte del cacicazgo de Ah Kin Chel antes de la conquista de Yucatán. Durante la época colonial se estableció en 1581 una encomienda a cargo de Cristóbal Sánchez.

Después, en 1700, fue encomendero Juan Esteban Tello Aguilar. Más tarde, a mediados del siglo XVIII se sabe de otros encomenderos que estuvieron a cargo de los indígenas de la región: Ana de Varreda Villegas, Antonia Pacheco y Juan Nepomuceno Calderón.

En 1941 se erige Tepakán como municipio, ya que antes pertenecía a Izamal.

Está ubicado en la zona Centro Norte del Estado y perteneció a la denominada zona henequenera de Yucatán, ya que sus tierras tienen vocación para el cultivo del agave. Junto con los municipios circunvecinos se dedicó por muchos años hasta finales del siglo XX a la industria henequenera como principal actividad productiva.

Hay aún varias haciendas en el municipio que fueron henequeras, como Poccheiná, Kantirix y Sahcatzín.

Con la declinación de la agroindustria se dio en Tepakán, al igual que en los demás municipios de la zona henequenera, un proceso de diversificación de la actividad agrícola. Hoy en el territorio municipal se cultiva maíz, frijol, hortalizas, papaya, limón y algunos otros frutales. Algunas variedades de chiles también se cosechan en la región.

Igual se da la cría de ganado bovino, así como la de porcino, aves de corral, además de la apicultura.

Síguenos en Google News y recibe la mejor información

GC

Más de