Paraíso Sisal: Erosión, el problema adquirido por los compradores de los Hermanos Campos Agüero

Manuel Xool, doctor en Geografía de la UNAM, advierte que quienes terminan pagando las consecuencias de la erosión son los dueños de los terrenos en Paraíso Sisal
lunes, 3 de abril de 2023 · 10:37

La adquisición de un terreno en la zona de Paraíso Sisal es una bomba de tiempo que le explotará a quienes hoy adquieran los lotes, pues en unos años en el espacio que actualmente comercializa la inmobiliaria de Víctor y Daniel Campos Agüero pasará lo mismo que ocurre actualmente en Chuburná, Chelem y Chicxulub: la erosión se comerá la arena y lo que se construya terminará dentro del agua marina, advierte el doctor en Geografía Manuel Xool.

El investigador, quien participó en el equipo que desarrolló el Programa Ordenamiento Ecológico Terrestre de la Zona Costera del Estado de Yucatán (Poetcy), publicado en 2007 bajo el decreto 801, detalla que la pérdida de playa en las décadas recientes es un grave problema para Yucatán; sin embargo, debido a la voracidad empresarial se mantiene la lotificación en la costa, en zonas altamente vulnerables, como lo es Sisal.

El problema es claro, explica el investigador: quienes acaban pagando las consecuencias de la erosión son los dueños de los terrenos, quienes construyen residencias a las que el mar termina engulléndose. Y después las inmobiliarias sólo se “lavan las manos” y se deslindan, con argucias legaloides, para no ser inculpadas por la pérdida de lo invertido en los lotes que vendieron.

“El desarrollador inmobiliario una vez que vende se deshace de ese problema y lo que venga en cinco o diez años después ya no es suyo, sino de quien adquirió el predio”, señala.

El docente de la UNAM insiste en que “quien va a cargar (con el riesgo) es quien haya comprado o construido en esa zona sin conocer tal vez a fondo esto que está pasando y en unos años va a pasar lo que estamos viendo en Chuburná, donde las casas están prácticamente ya adentro del agua, porque la erosión está presente, no es algo que de pronto llegase. (Este fenómeno) lleva ya un tiempo que sabemos que existe, que está por allá y ya está en el mapa, ahí se demuestra dónde están las zonas que hay mayor vulnerabilidad”.

No hay secretos de lo que ocurre en la costa. Debido a su relieve llano, Yucatán está expuesto ante el embate de fenómenos naturales; las dunas son zonas que dan protección; sin embargo, los cambios en los usos de suelo y la falta de planeación en las construcciones han acabado con esas “barreras naturales”, señala un estudio del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto

Politécnico Nacional.

En dicho análisis, los investigadores del Cinvestav realizaron la reconstrucción de la línea costera del Estado, de 1980 a 2019. Los resultados señalaron que cada año se pierden en promedio 70 centímetros de franjas de arena. No hay forma de frenar al mar; los geotubos, espigones o estructuras reef ball no han funcionado en una franja de 20 kilómetros que va de Dzilam de Bravo a Sisal.

Un estudio elaborado en 2021 por la Dirección de Cuidado Ambiental de Progreso detalla que el mar se acerca a áreas habitadas de Chicxulub Puerto, Chuburná y Chelem debido a los frecuentes “nortes” cuyos vientos se llevan a su paso la arena. “Múltiples edificios presentan daños en sus estructuras, que comprometen la estabilidad de ciertas áreas, convirtiéndose en un problema recurrente para sus propietarios. Muchos realizan reparaciones constantes para evitar que sus propiedades o sus partes averiadas se desplomen”, detalla el estudio.

Cártel sin escrúpulos

Paraíso Sisal podría seguir ese mismo camino, pues se encuentra en la misma línea costera que Chicxulub, Chuburná y Chelem, justo en una de las zonas con mayor vulnerabilidad en la costa de Yucatán.

Pero a sabiendas del riesgo que se corre, los empresarios inmobiliarios no se han detenido, ni antes ni ahora para vender sus lotes, la mayoría de los cuales están ahora en manos de extranjeros y foráneos.

El doctor en Geografía Manuel Xool recuerda que, mediante una demanda civil, los integrantes del Cártel de Sisal, hoy dueños de los terrenos, lograron cambiar la categoría de Unidad Gestión Ambiental de una de conservación C2 a una de aprovechamiento AP1, la cual es más permisiva con el tipo de uso que se le puede dar al suelo, pese a estar a un costado de una reserva natural, como lo es El Palmar.

Con este cambio se quita la protección a una zona que ha presentado gran pérdida de playa en las últimas décadas, de acuerdo con monitoreos que se han hecho, tal y como lo dejan ver imágenes satelitales analizadas por científicos de la UNAM, como el doctor en Ingeniería Hidráulica, Christian Appendini; así como los estudios referidos por la doctora en Ciencias Patricia Guadarrama Chávez, respecto a la importancia de la duna costera.

Xool coincide con ambos expertos al señalar que “la primera duna tiene gran importancia en cuanto a la protección, por ejemplo, ante los huracanes”. Por tanto, “con estos cambios lo que está sucediendo es que finalmente esta protección se pierde y por supuesto que al final quienes cargan con todas estas pérdidas son los compradores, quienes se hacen de estos predios”, advierte a las personas que pretenden adquirir una de las propiedades a la inmobiliaria de los hermanos Campos Agüero.

El Programa Ordenamiento Ecológico Terrestre de la Zona Costera del Estado de Yucatán (Poetcy), en cuya elaboración participó Manuel Xool, ya preveía las afectaciones en la zona, pero al haber sido “manoseado” y cambiado terminó por dejar de ser efectivo.

“Esa permisividad por supuesto va a llevar a problemas cada vez más graves, porque está permitiendo la construcción de viviendas, construcción de hoteles en zonas que tienen una vulnerabilidad bastante alta”, alerta.

El catedrático es enfático en resaltar la importancia de robustecer este instrumento de ordenamiento territorial, con garantías que lo hagan efectivo ante la flexibilidad con la que pueden operar los desarrolladores inmobiliarios; “para funcionar (de manera adecuada) necesita de un Comité que realmente esté funcionando y, actualmente, pues no vemos dónde está ese Comité”, cuestiona.

Sumergido entre intereses

Paraíso Sisal no sólo está en riesgo de ser devorado por el mar. Desde su creación fue presa de la voracidad de empresarios que se aprovecharon de la permisividad oficial. El experto Manuel Xool recordó que, cuando se le entregaron los terrenos a los empresarios Fernando Barbachano y Víctor y Daniel Campos Agüero, se dijo que “el Gobierno estatal no le dio el seguimiento que tenía que haberle dado al caso y en consecuencia, el juez actuó a favor de los demandantes”.

El catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en su participación para elaborar el Poetcy conoció a fondo lo que ocurría en la costa del Estado, por eso refutó los criterios federales para autorizar el Manifiesto de Impacto Ambiental (31YU2018TD003), que permitió a la Inmobiliaria Paraíso Sisal, S.A de C.V., la construcción del complejo habitacional de lujo, que se basaron en que el municipio no contaba con un programa de ordenamiento territorial y que, por esta razón, la decisión se sustentaba en la Ley General de Asentamientos Humanos y la Ley de Asentamientos Humanos del Estado de Yucatán.

Explicó que se pudo hacer más para frenarlos, entre ellos aplicar otros preceptos legales como: el Programa de Ordenamiento Ecológico Marino y Regional del Golfo de México y Mar Caribe, que afectan directamente al municipio; el Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio del Estado de Yucatán (Poety) y, también, el Poetcy.

“Esos tres instrumentos tienen elementos para la toma de decisiones (del municipio), más allá de que si existe o no un ordenamiento. Es importante mencionar que, dado que (Paraíso Sisal, en la playa de El Palmar) está fuera de la zona urbana, lo que se aplica no es el ordenamiento urbano sino el ordenamiento ecológico (Poetcy), que tiene prioridad”.

Como hemos informado, el Poetcy 801, que se decretó en 2007, consideraba dentro de las Unidades de Gestión Ambiental los predios que ahora se están lotificando para compraventa en el desarrollo inmobiliario; los terrenos estaban en categoría C2, correspondiente a “zonas de conservación” por estar aledaños a un área natural protegida (ANP).

El Poetcy establece tres niveles conservación: C1, para las áreas naturales protegidas (ANP); C2, zonas fuera de ANP; y el C3, que permite ciertas actividades. Es decir, los hermanos Víctor y Daniel Campos Agüero lograron “bajar” los predios de un nivel de conservación C2 a uno de aprovechamiento AP1.

“Con el decreto 294, publicado en abril de 2010, se hace este este cambio de ordenamiento, en el que los dueños de los predios, mediante una demanda civil, logran que esta zona cambie a una categoría de aprovechamiento”, reconocimiento que ya tenía el área poblada de Sisal con una infraestructura urbana creada.

Con el pretexto de que, antes de 2007, ya era una zona de uso de suelo intensivo, tanto productivo como como de vivienda, los dueños pidieron darle la misma categoría a la de un asentamiento urbano, lo que finalmente logran y “se plasma en el decreto 294”, dice el experto.

Inacción de autoridades

El problema es más profundo de lo que parece. A decir del investigador de la UNAM las autoridades se han hecho cómplices de la situación que vive Paraíso Sisal actualmente, pues no cuentan o no aplican políticas públicas que fortalezcan a las instituciones encargadas de velar por el medio ambiente.

“Si uno va a la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa) pues resulta que en esos momentos tiene muy poca capacidad de actuación porque le han acotado un montón de recursos en el sector ambiental y, a veces (los inspectores) no tienen gasolina para moverse, entonces en este sentido, aunque la gente que está en la Profepa tenga muy buenas intenciones, no tienen cómo moverse, no tienen recursos, lo que lleva a una inacción al final”, explica.

Con base en su experiencia, el experto señala que desde 2012 a la fecha, “el sector ambiental cada vez tiene menos y menos recursos y eso lleva a su deterioro en todos los sentidos”, el cual se manifiesta, por ejemplo con despidos de servidores públicos, “y los pocos que se quedan, pues no tienen manera de moverse, porque a veces no hay vehículos, no hay gasolina, no hay mantenimiento para sus vehículos, y pues tampoco pueden hacer (sus inspecciones y recorridos) en sus vehículos particulares, porque eso es ilegal. Tienen que hacerlos en vehículos oficiales, los cuales en ocasiones no hay”, pone de ejemplo.

Entonces, el deterioro en el sector ambiental, sumado al caso del ordenamiento ecológico, “no se ve dónde está actuando este Comité de ordenamiento, cuándo sesionan, qué es lo que están haciendo en seguimiento a ver el cumplimiento de los objetivos y las metas del programa. (el Poetcy) se vuelve un instrumento de papel y que, como instrumento de papel, pues sirve para muy poco”, apunta el docente.

Respecto a estas debilidades en el ejercicio público de las autoridades competentes, Xool señala que estos instrumentos de ordenamiento “necesitan tener una vida y la cual, en buena medida, pasa por un Comité de ordenamiento elementos fuerte y ciudadano”, porque, cuando eso no existe, pues el ordenamiento funcionará a medias o no funcionará que muchas ocasiones deriva en lo que estamos observando (con Paraíso Sisal)”.

Continuará…

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LV