Paraíso Sisal: Mar se 'comerá' el complejo de los Campos Agüero; cada año avanza tres metros

Christian Appendini, oceanólogo por la Universidad Autónoma de Baja California, investigador adscrito a la Unidad Sisal de la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura que la playa está cerca de llegar a las edificaciones del complejo inmobiliario que venden Víctor y Daniel Campos Agüero
jueves, 30 de marzo de 2023 · 07:45

El mar está devorando a razón de uno a tres metros por año la playa en la zona donde se ubica el complejo inmobiliario Paraíso Sisal y está cada vez más cerca de “comerse” las edificaciones que ni siquiera están terminadas, advierte Christian Appendini Albrechtsen, especialista en Ingeniería Hidráulica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“En zonas donde ya se está construyendo, vemos que ya ha retrocedido la playa. Podemos pensar que las obras, en este caso una palapa, ya empieza a estar en una zona vulnerable donde en algún momento va a estar afectada por la erosión y eso es que todavía ni siquiera está terminada la construcción. Es una zona de mucha alteración”, alertó el experto.

La opinión del investigador y académico en el Instituto de Ingeniería, adscrito precisamente a la Unidad Sisal, en Yucatán, de la UNAM, refrenda la advertencia de David Canul Rosado, supervisor del proyecto para la oficina Sureste de la organización ambientalista Ducks Unlimited de México A.C. (Dumac), en el sentido de que los compradores de los lotes en el desarrollo inmobiliario -comercializados por los hermanos Daniel y Víctor Campos Agüero- están tirando al mar su dinero, pues invierten hasta 550 mil pesos por metro lineal de playa en terrenos que se están diluyendo en el agua salada.

Como informamos ayer, el especialista de Dumac recordó que, cuando se concibió el proyecto de casas de lujo -hace unos 15 años-, se solicitaron permisos para construir sobre la segunda duna costera para usar la primera como “colchón” natural; sin embargo, el mar acabó por “comerse” esa primera duna, y las edificaciones están a nada de quedar sobre la Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) -una franja de 20 metros de ancho de tierra firme- sobre la que la ley prohíbe construir. De hecho, en un área aún sin lotificar, al Poniente de Punta Piedra, el agua “pega” con el límite de propiedad.

Problema imparable

Christian Appendini explica que los propietarios que han colocado escolleras (geotubos) para frenar la erosión sólo están paliando el problema, porque “si la corriente (marina) puede transportar arena, pero no se está llevando esa arena, pues la va a agarrar de donde pueda ¿y de dónde la puede tomar?... Entonces, (las escolleras) erosionan las playas y vemos casos muy graves de erosión”.

POR ESTO! ha informado en las últimas semanas sobre el modus operandi del Cartel de Sisal, empresarios encabezados por los hermanos Víctor y Daniel Campos Agüero, quienes, amparados por funcionarios federales y estatales, y apoyados en artilugios legales y la especulación, proyectaron el complejo denominado Paraíso Sisal, en los primeros años de este siglo.

Aunque en un inicio se toparon con impedimentos por falta de permisos, debido a que un área de su propiedad fue decretada por el gobierno de Patricio Patrón Laviada como parte de la Reserva Estatal de El Palmar, se ampararon y lograron apodarse de la superficie, según el decreto 293, publicado en 2010 en el Diario Oficial del Estado.

Luego de varios intentos, el 23 de marzo de 2018 “convencieron” al entonces delegado en Yucatán de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Hernán José Cárdenas López, y les autorizó el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) número 31YU2017UD085, que avaló el proyecto de “Urbanización, electrificación, ampliación de camino existente y apertura de un nuevo camino de acceso para un predio formado por los tablajes catastrales: 1896, 2888, 2889, 4803 y 5565 denominados Paraíso Sisal, ubicado en el puerto de Sisal, comisaria de Hunucmá, Yucatán”.

El 21 de agosto de 2018 la dependencia federal emitió el oficio 726.4/UGA-0617/0001454, para autorizar la “Construcción y operación de una casa habitación” en el lote 5222 del “proyecto de lotificación Paraíso Sisal, en la comunidad de Sisal, Yucatán”.

Violación a playa virgen

A partir de ahí, la Inmobiliaria El Palmar de Sisal, S.A. de C.V., ubicada en la colonia Campestre, de Mérida, inició la venta de los pedazos de “la última playa virgen de Yucatán”, según la publicidad que hoy critica el científico de la UNAM.

“¿La están promoviendo para que la violen? O sea, ¿promueven la ‘última playa virgen de Sisal’, así como para acabárnosla?”, indica en tono irónico y con preocupación el también experto en oceanografía, quien, sin embargo, advierte que la playa de El Palmar es una zona que claramente está en erosión, “no hay duda”.

El experto, quien hizo estudios de maestría en Oceanografía Costera en el Instituto de Investigaciones Oceanológicas y la Facultad de Ciencias Marinas de la Universidad Autónoma de Baja California, recalca que el monitoreo “de años” en la costa de Sisal revela que el grado de erosión “es muy alto”, de uno a tres metros por año.

Asegura que los dueños de Paraíso Sisal están tan conscientes de que solicitaron permisos en una zona vulnerable a la entrada del mar que también pidieron permiso para instalar las escolleras tipo “reef ball”.

Estas estructuras concebidas originalmente para restaurar los arrecifes se convirtieron en “estructuras de protección costera, porque, a fin de cuentas, mitigan el oleaje y promueven la sedimentación”. En el caso de Paraíso Sisal, los científicos de la Unidad de la UNAM detectaron que “hubo un pequeño crecimiento en la playa, pero la tendencia erosiva se disfrazó, porque continuó”.

Appendini es contundente: “Yo estoy en contra de ellos [los geotubos] porque se instalan y no hay un monitoreo para darles seguimiento, para ver si realmente están funcionando, y muchas veces no funcionan y pueden generar erosiones en otro lugar”.

Además, es común que las estructuras se queden abandonadas, se rompan y se conviertan en basura. Por si fuera poco, asegura: “En caso de que no lleguen a funcionar se corta el geotextil y la arena ahí queda, pero ¿quién se lleva la telita? Ahí la dejan, nadie se la lleva, nadie toma la responsabilidad por eso. Esto genera contaminación en un nivel serio”.

“No sirve de nada”

Otro punto en contra del uso de la tela (geotextil) es que, “así sola no sirve de nada, hay que llenarla de arena y pues generalmente, como es lo más fácil, se toma la arena de la playa y pues ¿no se supone que estás usando eso para promover la acumulación de arena? ¿Por qué le quitas arena a la playa para llenar tu textil? Es contradictorio […] no es una solución real, desde la perspectiva de ingeniería de costas”.

Appendini recordó que dese años atrás ha participado en estudios que demuestran el impacto de la erosión en la costa de Yucatán.

Se refirió a un trabajo publicado en la revista científica “Regional Studies of Marine Science”, lidereado por la Dra. Gemma L. Franklin y titulado “Impact of port development on the northern Yucatan Penisula coastline”, en el cual se analizaron imágenes satelitales tomadas desde los años ochenta hasta la actualidad, y se demostró que la mayoría de los puertos de abrigo en Yucatán han generado un gran depósito de arena al oeste de las escolleras, a expensas de una importante erosión al este.

 El estudio detalla que: los depósitos de arena logran avanzar hasta comenzar a rebasar las escolleras, y generan también problemas de sedimentación en la entrada de los puertos. Este patrón de erosión y sedimentación se puede constatar en el puerto de Sisal, que si bien ha generado terrenos ganados al mar, al poniente ha generado erosión, en una zona de actual desarrollo inmobiliario pero con erosión. Es justamente ahí donde Víctor y Daniel Campos Agüero venden lotes y pretenden construir un emporio turístico.

Appendini recuerda que, antes de la pandemia, notó que en la reserva de El Palmar se instalaron varios los letreros de loteros anunciando Paraíso Sisal, pero que luego no se vendieron porque, entonces, la autoridad ambiental no les autorizó su Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), porque formaban parte de una reserva natural, “la cual, de repente decidieron deslindarla. Todos sabemos que son intereses económicos, no hay nada qué discutir”.

Para alguien que trabaja el tema de las zonas costeras, no hay separación entre el sistema de la playa y el de ciénaga, por lo que los terrenos lotificados de Paraíso Sisal, considerados originalmente como reserva natural, forman un “sistema completo” de ambos porque están conectados.

“¿Qué sentido tiene hacer una reserva donde de repente quitas una zona que es parte del mismo sistema?”, cuestiona el científico, en referencia al “decretazo” de la entonces gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco, mediante el cual se arrancó a la reserva de El Palmar lo que hoy, los hermanos Campos Agüero y Barbachano Herrero, denominan Paraíso Sisal.

“Le llamamos nosotros la playa de El Palmar, no le queremos llamar la playa Paraíso porque no nos parece correcto. Es la playa de la reserva de El Palmar”, afirma, contundente.

Christian Appendini Albrechtsen es oceanólogo por la Universidad Autónoma de Baja California; tiene una Maestría en Oceanía Costera y Doctorado por la UNAM. Ha sido consultor en ingeniería de costas en Dinamarca, España y Estados Unidos participando en proyectos en todo el mundo. A fines del 2009 se incorporó al ámbito académico en el Insituto de Ingeniería en la Unidad Académica Sisal de la UNAM, donde actualmente es Investigador Titular y Coordinador.

Continuará...

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CC