Estos son los mitos más curiosos sobre la muerte en Tekal de Venegas, Yucatán

Tekal de Venegas se distingue por los diversos mitos y actividades que se realizan sobre el lecho de la muerte, con el fin de aliviar los dolores y sentimientos que percibe el alma
jueves, 2 de noviembre de 2023 · 10:23

Todos los pueblos tienen una particular forma y rito que ejecutan en torno a la muerte de una persona, los cuales están fuertemente arraigados en las comunidades. Una revisión de estas costumbres y tradiciones en torno a la muerte de una persona de Tekal de Venegas, muestra los ritos y actividades alrededor del lecho de muerte, entre las que se distingue la caridad y la piedad por un moribundo, buscando aliviar los dolores y sentimientos que se perciben cuando el alma se desprende del cuerpo mismo.

Cuando una persona agoniza y esta se prolonga, se dice que espera la visita de alguien, que podría ser un familiar, amigo o conocido, para despedirse de él. Pero cuando a la persona que el agonizante está esperando ha muerto, entonces un familiar se acerca a su lecho con nueve hojitas de naranja, y le dice: “Soy fulano de tal, y vengo a visitarte, descansa, quédate tranquilo”.

POR ESTO!

En ocasiones la agonía se prolonga por días, entonces se le ayuda a bien morir con oraciones de constricción y el rezo de tres credos que hacen que las personas moribundas abran los ojos, lagrimen y exhalen su último suspiro, a veces, a mitad del segundo credo o terminando los tres. Apenas muere la persona, los rezos continúan en medio del llanto sentido de los familiares.

Otra de las devociones gira en torno al encendido de 11 velas, las 11 vírgenes, las llaman simbolizando a Santa Úrsula y sus 11 mil vírgenes para que intercedan por el moribundo. Es en la agonía final cuando se prenden sus 11 vírgenes, o cuando acaba de fallecer. Si la persona murió fuera de su casa, cuando traen el cadáver se encienden estas velas.

Hay costumbre de lavar el cadáver antes de ponerlo a velación y se le viste de preferencia de ropas de color blanco. También fue tradición ya extinguida, la que con el agua que sirvió para bañarlo se prepara café para repartir en el velorio o alguna comida; es el llamado Pó-Kebán, el lavado de los pecados, en la cual los mortales al ingerir dicha agua ayudan con sus culpas al ya difunto.

POR ESTO!

El cadáver se amortaja con una sábana blanca, se le ponen unos calcetines en los pies para que ahí se queden los huesitos y se coloca en una mesa o una puerta. Su cabeza debe estar de lado Oeste y sus pies de lado Este. En esta posición la cabeza señala el Oeste, el Chik’ín se llama en maya, lugar donde muere el Sol, y de donde vienen los malos vientos. Hasta el Cristo yaciente en el santo sepulcro, que se encuentra en la iglesia de Tekal, está colocado en esa aposición.

El color de las cajas mortuorias o ataúd de los señores o señoras son de colores oscuros, mientras el de jóvenes o niños es blanco, símbolos de pureza.

El cadáver se ciñe con cordón de pábilo con determinados nudos y debe ser de un grosor considerable. Es creencia que este cordón servirá al alma para recibir los azotes por sus faltas, y con lo que espantará a los malos espíritus que se le presente. El uso de este cordón de pabilo es herencia de la orden franciscana que evangelizó la comunidad.  Cuando el cadáver sale de la casa se dice el nombre de la persona y se derrama en la puerta de la casa un cubo de agua de despedida.

En tanto, desde la vieja espadaña de la iglesia principal, dos de sus campañas comienzan a sonar los dobles, el sonido tan particular de las campanas hace que cualquiera que las escuche sepa de qué se está verificando un entierro.

POR ESTO!

En el caso de niños muertos, las cajas son blancas, se reviste al cadáver de ropas blancas y se le rodea de flores; los cantos son a la Virgen y se busca que sea un día de alabanza a Dios y la Virgen Santísima porque aquel niño ha entrado a la corte celestial y es un angelito. Decían las abuelas, que los niños que nacen y mueren sin bautizar se van al Limbo, y los niños bautizados que mueren se vuelven ángeles de la Virgen María.

Las tumbas son bienes de la comunidad, y los tekaleños tienen dos sepulturas, al cabo de cuatro años por orden municipal, se sacan los restos en exhumación y son colocados en pequeños cajones, algunos son solamente envueltos en tela blanca y pasan a reposar en los nichos u osarios familiares.

En estos días de los santos finados, la gente recuerda a familiares y amigos que han pasado a la otra vida, nostalgia y respeto, silencio y reflexión, porque también iremos a acompañaros algún día. No olvidemos que somos polvo y al polvo regresaremos.

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NM