Cementerio General de Mérida, un museo de arte descuidado que alberga 25 mil tumbas

Inaugurado en el año 1821, el Cementerio General de Mérida cuenta con tumbas y mausoleos hechos de mármol, herrería y con una arquitectura neoclásica
domingo, 22 de octubre de 2023 · 11:17

Obras de arte del nivel del escultor italiano Almo Etrenta, quien residió en México en el siglo XIX, descansan eternamente en el Cementerio General de Mérida, sitio que alberga una verdadera colección de monumentos de mármol y arquitectura neoclásica, así como herrería hecha artesanalmente.

En vísperas de la celebración de Fieles Difuntos, POR ESTO! Recorrió el enigmático camposanto, en donde comienza a verse el ir y venir de algunos deudos que repintan sobre todo las lápidas más sobrias, pues las “de lujo” no siempre corren con esa suerte. Es más, algunas siguen deteriorándose ante la indiferencia de las autoridades municipales que insisten en que son los propietarios quienes deben mantenerlas, aun cuando, desde 2023, fue declarado Patrimonio Cultural e Histórico del municipio y es uno de los más antiguos de México.

Etrenta estuvo en México y Cuba, según apunta su biografía, y se especializó en obras de mármol, edificios, monumentos y tumbas. Una de sus obras se encuentra en el Cementerio General de Mérida, en la parte posterior del Mausoleo de la familia Medina Vidiela, que data del 17 de febrero de 1905. Es una figura femenina de pie junto a la cama de un hombre fallecido, levantando un extremo de la sábana. Está dedicada a la memoria de Álvaro Medina Rodríguez.

Esta obra es réplica de la tumba de mármol de Raffaele Pienovi, ubicada en Génova, Italia, realizada por el escultor Giovanni Battista Villa. En Yucatán, la pieza es considerada una de las más destacadas del cementerio y ha sido objeto de estudio y admiración por parte de historiadores del arte y turistas. Se observan ya los efectos del Sol y algunas grietas. Se desconoce si se ha hecho alguna restauración de la escultura. El mausoleo tiene un estilo neogótico y es el lote funerario más antiguo del cementerio, adquirido en 1870.

A partir del próximo jueves 26, se organizarán recorridos gratuitos por los mausoleos, en los que se dará a conocer parte de la historia que rodea esta zona, en grupos de 50 personas cada hora, en español e inglés. Por ahora, los empleados señalaron que continúa la limpieza para los recorridos e incluye “todo el cementerio”.

El Cementerio fue construido en terrenos de la antigua hacienda ganadera de San Antonio X-Coholté, ubicada junto al Camino Real a San Francisco de Campeche, y que limitaba con Mulsay al poniente y San Antonio Dziskal al sur. Comenzó a funcionar como tal exactamente el 3 de noviembre de 1821, cuando fue enterrado el teniente Felipe Trejo, cuya tumba nadie ha podido ubicar.

Tiene 18 mil metros cuadrados de terreno, tiene 25 mil 700 bóvedas y 118 mausoleos. Pero las obras de arte más sobresalientes se ubican sobre la calle 60 en el interior del camposanto, donde destacan edificaciones mortuorias de tipo neomaya, neoclásico, ecléctico, griego, gótico o afrancesado.

Está la famosa Rotonda de los Hombres Ilustres, en la que se encuentran los restos de Felipe Carrillo Puerto, primer gobernador socialista de Yucatán, construida durante el gobierno de José María Iturralde e inaugurada el 3 de enero de 1926. Allí están los hermanos de Felipe: Edesio, Benjamín y Wilfrido, así como Manuel Berzunza, alcalde de Mérida durante el gobierno socialista.

Frente a esta rotonda se halla la tumba de Alma Reed, periodista e historiadora que nació el 17 de junio de 1894 y falleció en Estados Unidos el 20 de noviembre de 1966. Su última voluntad fue que sus restos fueran llevados a Mérida y depositados cerca de Carrillo Puerto. Ricardo Palmerín, a petición de Felipe, compuso la legendaria canción Peregrina, que aún se canta entre los trovadores.

Asimismo, está la Rotonda de la Sociedad Artística Ricardo Palmerín, esculpida por el colombiano Rómulo Rozo, escultro del Monumento a la Patria. Además, hay varios mausoleos de políticos, compositores, maestros y otros personajes.

También destaca el Mausoleo de la familia Medina Ayora, de estilo gótico, que alberga los restos del exalcalde de Mérida a finales de los años 20, El Tatán Medina, y de uno de sus hermanos, Miguel Medina Ayora, ingeniero militar que fue director de Obras Públicas durante el gobierno de Olegario Molina Solís. Fue responsable de varias obras importantes en Mérida, como la culminación de Paseo de Montejo, la reedificación de la Penitenciaría Juárez, el zoológico del Centenario, el antiguo hospital Psiquiátrico, el Hospital O’Horán y Correos.

El Cementerio alberga impresionantes mausoleos que son verdaderas obras de arte funerario. De estilo neoclásico sobresale el de la familia Peón, con elegantes columnas jónicas y frontón triangular, que data del siglo XIX. Del siglo XX destacan joyas arquitectónicas como el ecléctico mausoleo de la familia Cámara Zavala, con influencias renacentistas y barrocas, rematado por una cúpula con vistosos vitrales y una escultura de un ángel.

También está el art déco del mausoleo de la familia Molina Solís, con interesantes formas geométricas y una escultura de una mujer con un libro. Finalmente, el modernista, de la familia Ponce García exhibe sensuales formas vegetales y curvas, coronado por una escultura de mujer con velo. Es un fascinante recorrido por la historia del arte funerario y la arquitectura de la ciudad, con valiosos ejemplos de diferentes épocas y estilos.

Antes de la existencia del cementerio, los meridanos enterraban a sus muertos en atrios e iglesias de la ciudad. Pero en 1787 el rey Carlos III ordenó que los cementerios se ubicaran fuera de las poblaciones por motivos de salud e higiene. Esto obligó a las autoridades locales a buscar un nuevo sitio, proceso que tomó décadas en concretarse. Tras varias propuestas fallidas, en 1814 se aprobó construir el camposanto en la hacienda X’Coholté, con 11 mil pesos; finalizó en 1821, a cargo del arquitecto Santiago Servian.

En sus primeros años, sirvió para inhumar a víctimas de epidemias de viruela y cólera. En 1859, el control pasó a la Iglesia Católica al Estado. En 1887 se construyó la Rotonda de los Hombres Ilustres, con los restos del coronel Sebastián Molas. Sigue activo como parte fundamental de la historia y vida de Mérida.

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LV