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El Ayuntamiento de Teya perforó el suelo para construir dos alcantarillas de desagüe, las cuales podrían llegar al manto freático, declararon vecinos de la zona

La ola de resistencia civil para frenar la contaminación del agua también llegó a la población de Teya, cuando una familia y vecinos de la calle 21 entre 24 y 26 se opusieron a la construcción de dos alcantarillas que servirían de desagüe, ante el temor que la suciedad llegue al manto freático y cause daños a la salud de los niños y niñas que consumen agua de pozo.

POR ESTO! publicó ayer que el movimiento de resistencia La Esperanza de Sitilpech advirtió que acudirá a los eventos organizados o patrocinados por Kekén para desenmascarar los enfados y farsas de esa empresa contaminante del medio ambiente, como recientemente hizo en un foro donde funcionarios estatales y municipales y directivos de la empresa porcícola tuvieron que salir huyendo para no escuchar la voz del pueblo.

En el caso de Teya, municipio ubicado a casi una hora de Mérida, entre Motul e Izamal, el campesino Vicente Mukul Pech advirtió:

“Nos van a terminar de matar”, al señalar que en esta semana el Ayuntamiento terminó de perforar dos pozos de desagüe que llegaron a “flor de agua” en la esquina de su casa, donde cada temporada de lluvias se forma un inmenso lago de lodo y suciedad.

Aseguró que el Ayuntamiento no los consultó, sino que de manera arbitraria envió maquinaria pesada para cavar los hoyos hasta llegar a las capas de agua, poniendo en riesgo la salud de más de 100 familias que habitan la zona y que consumen diariamente el líquido que extraen del pozo de sus hogares.

“Toda el agua está conectada. Los pozos tienen venas y si aquí en la esquina se filtra toda la suciedad y el lodo, pronto el agua que consumimos estará envenenada”, dijo.

POR ESTO! constató que la obra fue realizada recientemente. De hecho, a media calle del lugar había maquinaria pesada. Indignado por la situación, Mukul Pech dijo que hace cinco años que las familias de la calle 21 no tienen agua potable, que a pesar de que contrataron el servicio el líquido no llega por falta de presión, por lo que están acostumbrados a consumir lo que sacan del pozo, tanto para bañarse como para alimentarse.

El pueblo de Teya, dijo, votó por un cambio, pero ¿éste es el cambio? Las personas empezaron a salir de sus casas para manifestar su molestia por los desagües de la esquina, que incluso no están ubicados en la parte baja, sino a los lados, de modo que tampoco cumplirían su función de absorción de los lodos que dejarían las lluvias.

Una camioneta de la Policía Municipal, DPM 313, con cuatro agentes, llegó hasta el lugar y de manera intimidante empezó a cuestionar al señor Mukul Pech.

“Llegamos porque alguien nos dijo que había un pleito”, dijo la policía. El campesino y varias de las familias que se encontraban en el sitio aseguraron que nada estaba pasando, que sólo estaban hablando con los reporteros de POR ESTO! Los policías pidieron identificaciones, tomaron fotografías del vehículo y salieron en defensa del Ayuntamiento, al asegurar que las obras eran para beneficio del pueblo.

Mukul Pech insistió en que nunca los consultaron, que vinieron a hacer perforaciones que en vez de ayudarlos los van a perjudicar porque la suciedad llegará al pozo de sus hogares y beberán pura contaminación. La policía dispersó a la gente y tomó nota del nombre del vecino y de los que se encontraban manifestándose.

“Están alborotando a la gente”, dijo el policía, quien pidió a POR ESTO! que lo acompañara a Palacio Municipal.  Más tarde, el director de Obras Públicas, Eduardo Chan, admitió que fue un “error no consultar con las familias del rumbo”.

Negó que los desagües puedan contaminar las aguas que consumen los habitantes del rumbo de la calle 21, porque los ingenieros que hicieron las obras saben muy bien lo que hacen, ya que los pozos llegaron a 16 metros de profundidad y que no llegarán a las “venas” de otros pozos.

En total, se hicieron cuatro desagües con pozos y afirmó que los vecinos inconformes desconocen de lo que hablan, que se les está haciendo un beneficio y no un perjuicio.

Cuando se le preguntó sobre el costo por cada pozo, el funcionario no supo precisar y dijo que se dará a conocer cuando el alcalde Bernardo Rodríguez Arceo rinda su informe de Gobierno.

Mukul Pech es agricultor y junto con otros 24 están participando en el programa Sembrando Vida, pues cultivan en 5,800 hectáreas árboles frutales y maderables como cedro, caoba, ramón, ciricote y chacté, entre otros. De este proyecto de trabajo, tienen ingresos regulares que le permiten sostener a su familia compuesta por su esposa, Landy Brito Tzuc, y los siete hijos que han procreado, algunos ya mayores.

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CC