San Ignacio es una pequeña comisaría del municipio de Progreso, un botón de muestra del negocio redondo que hacen empresarios locales con la venta de “lotes de inversión”, donde prácticamente el terreno de 8x20 está en pleno monte, sin servicios y cuesta 151 mil 696 pesos cada uno de esos espacios vacíos.
Al menos en esta zona de Progreso, los empresarios compraron cada hectárea ejidal a 10 mil pesos y al fraccionarla y venderla obtuvieron ingresos por 9 millones 481 mil pesos. Una buena inversión con grandes dividendos.
Por Esto! dio a conocer ayer que la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) advirtió de las ganancias millonarias y el negocio redondo que representa para los empresarios la venta de lotes en el monte, llamados “lotes de inversión”.
De acuerdo con este organismo, cada espacio va de 25 mil a 300 mil pesos y que este negocio se realiza en los 11 municipios que rodean la capital yucateca, porque en estos lugares las autoridades permiten “oficios de división” sin más exigencias legales, porque no existen Programas de Desarrollo Urbano o Programas Municipales de Desarrollo.
San Ignacio está ubicada a 21 kilómetros de Mérida y pertenece a Progreso. Entre los años 1860 y 1870 fue fundada como hacienda henequera por el empresario Alonso Regil Peón, actualmente tiene una población de 766 habitantes.
A partir de 1995, el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León realizó un reparto agrario en este casco de hacienda, benefició a 87 productores al dotarlos de 736 hectáreas de tierras ejidales.
Estos a su vez, con los papeles en mano, empezaron a vender las tierras. Hoy día están en manos de desarrolladores un total de 696 hectáreas y al ejido apenas le quedan 40 hectáreas que pertenecen a un espacio conocido como de uso común, según informó el comisario ejidal, Wilfrido Poot Rosado.
Los desarrolladores que ahora están sacando provecho de estas tierras ejidales, por cada hectárea pueden dividir 62.5 lotes, dijo que son Gabyno Guzmán, Carlos Abraham y la familia de Ariel Zapata, ya fallecido. Buena parte de estas tierras están en montes colindantes con el municipio de Mérida.
Por Esto! realizó un recorrido por la zona aledaña al cementerio de San Ignacio, donde la empresa inmobiliaria Vieta vende lotes de inversión y también lotes semiurbanizados. Según se pudo constatar, el área está divida en cuatro calles y tiene tendido eléctrico, pero sólo llega hasta los límites del cementerio de la pequeña comunidad.
Los lotes no cuentan con agua ni energía y tampoco están divididos. Es puro monte, como suelde decirse.
En los lugares públicos de la comisaría se observa publicidad de algunas otras empresas como Quintessa y Maravela, que muestran carteles con diseño de fraccionamientos levantados, prácticamente “en el aire”, pero que en la publicidad se ven como un paraíso cercano al mar.
Maravela, por ejemplo, vende lotes a 154 mil pesos, a pagar en 36 meses, en la “Residencial San Ignacio Etapa II”, cuando uno acude a ese lugar hay “monte”, pero que el comprador sólo puede ubicarlo en un plano, porque carece de división.
Un comprador, que evitó dar su nombre, recientemente conoció su terreno, por sí solo no pudo ubicarlo porque no existe. Sólo con ayuda de una de las vendedoras pudo llegar al sitio para encontrarse con la nada, solo límites generales de alambre de púas.
La pregunta que se hizo fue: “¿Cuándo podré construir aquí si no hay límites ni llega el agua ni hay energía?”. Aunque ya hizo casi la totalidad del pago prefiere aguardar un poco más de tiempo para valorar si puede construir alguna casa o vender el terreno.
De acuerdo con AMPI los compradores, al no poder construir sus viviendas en estos lotes ubicados en el monte, caen en la frustración y venden a precios más bajos que la inversión inicial o no pueden recuperar lo que gastaron.
Esta persona podría ser parte de la gente timada por empresas de ese tipo, que venden propiedades en lugares apartados y sin servicios.
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JG