En vísperas de las celebraciones del Hanal Pixán o (Comida de las Animas) también llamado finados, familias de la comunidad ultiman detalles para conmemorar importante costumbre de gran arraigo cultural y ancestral.
Desde fechas inmemoriales, las familias católicas de la población, celebran año con año dicha tradición cuya creencia indica que del 31 de octubre al 30 de noviembre, las ánimas reciben el permiso para visitar a sus familiares para el místico convite terrenal.
Ante la proximidad y pese a la severa crisis por la contingencia sanitaria del COVID-19, los lugareños ultiman detalles para conmemorar en la medida de sus posibilidades, el Hanal Pixán con el que recuerdan a los seres queridos que se han adelantado en el viaje eterno.
La señora Rosalía Itzá, de 81 años de edad, es una de las mujeres de la tercera edad que cada año elabora un significativo altar en un rincón de su hogar, donde coloca alimentos como ofrenda en medio de rezos.
“Desde que era una niña, veía cómo lo celebraba mi abuela y mi mamá, ya cuando me casé a los 17 años, mi suegra también lo realizaba y yo seguí celebrándolo con ella; así me enseñaron y así lo sigo haciendo”, externó la octogenaria, en lengua maya.
A pesar de los achaques propios de la edad y enfermedades que la aquejan, doña Rosalía reiteró que este año, cumplirá con la ofrenda a sus difuntos, con la ayuda de sus hijos, quienes la visitan durante estas fechas para unirse a las celebraciones.
Platicó que cada año, en el marco del día de finados ofrece un rezo para los niños y los adultos; asimismo, para la celebración del ochovario realiza otro rezo acompañado del tradicional y exquisito pib.
Rosalía Itzá precisó que actualmente, realizar el Hanal Pixán representa un gasto fuerte, sobre todo por la falta de trabajo y crisis que ha dejado el coronavirus; “pero lo importante es colocar un poco de comida en la mesa para las ánimas, para que vean que no los hemos olvidado, refirió.
Consciente de los gastos que implica la ceremonia, la mujer se ha preparado para este año con la crianza de gallinas y pavos de patio que sacrificará para la preparación de los alimentos, mismos que brindan un sabor exquisito a la comida.
A escasos días de la celebración, la mujer ha ido desempolvando las indumentarias y accesorios que es utilizada para el altar, desde las rodajas, jícaras, incensarios, candelero, entre otros más que serán resguardados nuevamente al término de las celebraciones.
Con ello, lejos de desaparecer, el Hanal Pixán en el municipio representa una importante ceremonia cada vez más viva y arraigada en la memoria y corazón de todos aquellos que han perdido a un ser amado y con ansias esperan ese místico reencuentro anual.
En torno a la ofrenda que encierra la conmemoración en recuerdo de los muertos, Iván Borges Castillo, escritor e historiador de Tekal de Venegas, compartió que es un tiempo especial, todo un rito de profundo respeto que envuelve las actividades que se realizan durante todo un mes.
Compartió que la celebración surgió de dos grandes religiones: la maya nativa y la religión católica que llegó con la conquista; la primera tenía establecido ya una conmemoración del recuerdo de sus muertos en fechas distintas distribuidas a lo largo del Calendario Maya.
En tanto que la Iglesia Católica, establecía para orar por las almas de los muertos el 2 de noviembre, presidido desde el 1 de noviembre con la conmemoración de Todos los Santos, de esos hombres y mujeres que llegaron a la patria celestial pero que por evidentes razón no fueron canonizadas.
Por Carlos Ek Uc