Mary revela su travesía por el Caribe Mexicano junto a su perro Mauricio

Más que una mascota, Mauricio, el perro viajero y su dueña Mary contaron su experiencia en el Caribe Mexicano antes de partir nuevamente
jueves, 7 de marzo de 2024 · 13:30

Además de ser acompañantes para personas con alguna minusvalía o ser buenos para la asistencia emocional, también hay perros que son inseparables de sus dueños y viajan con ellos como si un miembro más de la familia se tratase.

Este es el caso de Mauricio, un perro de raza criolla, que acompañó en su viaje de placer a su dueña Mary, quien al preguntársele si el perrito viajaba con ella, ella respondió: “no, yo viajo acompañándolo a él”.

Es decir, el vínculo con su perro es de un grado tal que la dueña se declara servidora de todas las necesidades de Mauricio, teniendo que incluso definir su viaje en función del sitio de hospedaje que le permitiese alojarse con su mascota.

Mary lo acepta sin reproche alguno, pues al preguntársele si es caro un boleto de avión para un perro, con una sonrisa en los labios contesta: “no, me costó mil 200 pesos para él, el vuelo sencillo”.

Respecto del hotel, prefirió reservarse el costo, aunque una búsqueda por Internet arroja que los precios van desde los 500 pesos por noche, hasta otros casos en los que una estancia con un animal puede tener un costo adicional de 2 mil pesos al costo inicial de la habitación para una persona.

Además de ello, los dueños deben atender otros aspectos, como el que los hoteles ponen el límite en perros de no más de 10 kilogramos; sin embargo, esto varia según el establecimiento. Además, las mascotas siempre deben estar acompañados. La mayoría no permiten dejarlos solos en la habitación para evitar que se sientan tristes, ladren y molesten a los demás huéspedes.

También se exige que los animales están permanentemente identificados, siempre con correa, vacunados y desparasitados, entre otros requisitos.

En el caso de Mary, todos estos requisitos no parecieron importar mucho a la hora de decidir viajar con su perro Mauricio, pues lo importante para ella fue haber podido disfrutar de unas vacaciones con su inseparable mascota.

Aunque sí comentó a contrario a lo que esperaba, a Mauricio no le gustó la arena ni mojarse con agua de mar, pues el animal en todo momento se mantuvo nervioso y alejado del oleaje, lo cual en voz de Mary es un indicador más de dónde decidir viajar en próximas fechas, es decir, un destino de ciudad donde Mauricio se sienta más a gusto, lejos de la humedad y el calor del trópico caribeño.

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AT