Turista y su perro viven en el aeropuerto de Cancún luego de ser víctima de robo

Una turista de origen sinaloense tuvo que verse en la obligación de vivir en el aeropuerto de Cancún junto a su mascota, debido al robo de sus pertenencias
miércoles, 17 de enero de 2024 · 10:44

Isabel, una turista oriunda de Sinaloa lleva ya dos semanas viviendo en el aeropuerto de Cancún, luego de que le robaron la maleta en que guardaba su boleto de avión a la CDMX.

La turista podría verse obligada a seguir viviendo en el aeropuerto de Cancún hasta el 31 de enero, fecha para la cual consiguió un boleto tarifa cero para poder volar a CDMX, en caso de no poder lograr que la aerolínea le adelante su viaje.

No está sola, viaja acompañada de Jimy, un perro de servicio con el que va a todas partes, pero que también le ha generado molestias, pues personal de la terminal aérea no ve con buenos ojos que Isabel y su acompañante de cuatro patas pernocten en la terminal aérea, acostados en el piso.

Isabel asegura que ha sido víctima de acoso por parte de personal de seguridad del aeropuerto, quienes han incluso pretendido impedirle la entrada a la terminal dos, pese a que Jimy cuenta con todas sus vacunas, incluso porta calzado especial para perros y también lleva un bozal para evitar cualquier incidente con algún pasajero, aunque el cuardrúpedo es inofensivo.

Isabel refiere que la maleta con el boleto, su dinero y algunos utensilios para Jimy le fueron sustraídos mientras tomaba fotos en el centro comercial de Puerto Cancún, aunque los guardias de seguridad no se dieron cuenta de nada.

La turista viajó para pasar la Navidad y el Año Nuevo en el Caribe mexicano, pero antes del 31 de diciembre fue víctima de la inseguridad y desde entonces ha sobrevivido gracias a donaciones de familiares, amigos y conocidos.

En caso de no lograr convencer a la aerolínea de cambiarle su boleto para una fecha más próxima, tendrá que seguir viviendo de la caridad y de las donaciones de sus amigos y familiares, mientras sortea el acoso del personal de seguridad de la terminal, que casi cada 10 minutos pasa a un lado de ella preguntándole cuándo se va o si ya tiene fecha de salida para su vuelo. Ella y su perro Jimy esperan pronto poder dejar el aeropuerto y regresar a su lugar de origen.

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AT