Conoce a 'Monse', la niña con discapacidad que fue adoptada por una amorosa familia en Chetumal

En el DIF de Chetumal existen más de 20 niños y adolescentes que esperan ser adoptados por una familia; 'Monse' enamoró a su familia desde el primer momento que la conocieron
sábado, 31 de julio de 2021 · 11:23

Actualmente, existen 27 niños y adolescentes que esperan en el albergue infantil a una familia, la cual no llega debido a que varios de ellos presentan discapacidad y algunos ya son adolescentes, asegura la procuradora de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes y la Familia del Sistema DIF en Quintana Roo, Aida González Gómez.

Lo anterior debido a que las parejas que desean adoptar buscan principalmente infantes de entre cero a dos años de edad, lo que reduce la posibilidad de un niño, niña de seis, siete años o adolescentes a tener una familia.

Adoptar es un acto de amor, de valentía y amor a la vida, asegura Aida Isis González Gómez, procuradora de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes y la Familia del Estado del Sistema DIF de la entidad.

Lo más importante de la adopción es garantizar a un niño, niña o adolescente (NNA) respeto, protección, seguridad y amor, a pesar de las circunstancias que hayan rodeado su nacimiento, afirmó Gaby G. B., quien hace ocho años adoptó a una pequeña que llegó de manera inesperada a su vida gracias a su hija, quien en ese momento realizaba sus prácticas profesionales en educación especial en la Casa Hogar de Chetumal y conoció a la pequeña Monserrat, quien a sus siete años empezó a ir a su casa los fines de semana y se ganó el corazón de sus hijos, hasta que su hija le preguntó “¿por qué no la adoptamos?”.

El cuestionamiento la tomó por sorpresa, ya que era algo que ni ella ni su esposo habían pensado, pero que a partir de ese momento se empezaron a plantear, “para nosotros no era un tema que se hubiera cruzado por nuestras mentes, porque ya teníamos hijos, el más pequeño ya estaba en secundaria”; sin embargo, la sonrisa e inocencia de Monserrat los convenció, así como la insistencia de su hija, quien veía en ella a una pequeña hermana.

Dice que en el mundo hay historias que convergen, caminos que se entrelazan en el momento menos esperado, con distintas realidades, motivaciones y diferentes puntos de vista acerca de formar una familia, en alguna los hijos nacen, pero no se les puede dar el amor ni cubrir sus necesidades más básicas, en otras se anhelan, pero no llegan, y en las últimas, como es el caso de Monse, llegan de manera inesperada y es en ese momento cuando el camino de la adopción empieza.

Si bien la adopción se materializa formalmente a través de un proceso legal, lo más importante es la solidaridad, comunicación, vinculación y apoyo en diversos órdenes; por lo tanto, la prioridad de los procesos de adopción que se realizan a través del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) es crear un vínculo de paternidad o maternidad para con una “personita”, que no es parte consanguínea, pero que a partir de la adopción es como un hijo biológico, explica la procuradora Aida González.

Priorizar el bienestar de los infantes es fundamental, por ello se procura la satisfacción integral de los NNA que se integran a un nuevo núcleo familiar, “porque cuando decido adoptar, no sólo se adquieren derechos, sino también todas las obligaciones de los padres biológicos, como son educación, atención médica y derechos hereditarios”.

Las principales causas por las que se desea la adopción por parte de parejas son la imposibilidad física o biológica para tener hijos, o porque se tienen hijos grandes y no pueden concebir más hijos, otros porque han decidido no embarazarse, “todas ellas son razones muy válidas”, aseguró González Gómez, pero enfatizó que la más importante es para brindarle a un NNA el amor incondicional que necesita, las atenciones, cuidados, un hogar, “este acto de amor incondicional por otro ser humano, de entregar amor sin esperar nada a cambio, porque es lo que estos NNA necesitan, amor”.

En el caso de Monserrat, amor de sus hermanos y sus padres es lo que no le ha faltado desde que llegó a su nueva familia, en donde sus abuelos, tíos, tías y primos, desde el primer momento la aceptaron incondicionalmente.

De acuerdo con la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (LGDNNA), en su artículo 26 se establece que la adopción es una medida de carácter subsidiario, en razón de que deberán agotarse primero las opciones de cuidado de la persona menor de edad en un entorno familiar, “con su familia de origen primero, por ello se trata de ser ubicados con papá o mamá, abuelitos, tíos, madrina para que sean cuidados; no obstante, si esto no es posible, entonces la familia DIF hace lo contundente ante los juzgados correspondientes para que el infante o adolescente sea declarado en estado de adoptabilidad para dar el siguiente paso”.

Pese a lo que se dice de trámites largos y engorrosos, en el caso de Monserrat la adopción fue rápida, explica su mamá, “en menos de seis meses”, los cuales pasó en su casa, ya que no deseaban que regresara a la casa hogar, “la casa y el carro ya habían sido adecuados a las necesidades de Monserrat”, quien presenta discapacidad.

Sobre el tema, la funcionaria explicó que el trámite de adopción es sencillo, lo que hace larga la espera son las características de los pequeños solicitados, “hay una lista de espera, de personas apta para la adopción, pero no se cuenta con los pequeños que ellos desean”. Ante estas circunstancias, mencionó que se trabaja en la sensibilización de los adoptantes para que puedan ampliar sus requisitos en rango de edad y sexo, ya que eso les da mayores posibilidades de adopción”, e incluso se trabaja con un programa de convivencia preadoptiva con el que las parejas seleccionadas por la procuraduría puedan conocer a los niños, niñas y adolescentes en adopción, platicar con ellos y lograr la sensibilización, ya que regularmente las parejas solicitan pequeños de cero a dos años de edad.

Actualmente, 27 pequeños y adolescentes, 17 hombres y 10 mujeres, están en espera de un hogar, una familia. El proceso no ha sido fácil, ya que en su mayoría son grupos de hermanos que tienen alguna discapacidad y son adolescentes; además, son niños que ya están tan acostumbrados a las casas de asistencia social, por lo que tienen muchas barreras en la convivencia con las parejas interesadas en adoptar.

El proceso que se sigue en la Procuraduría de Protección para la adopción es acudir a las oficinas, llenar una solicitud a cambio de la cual les será entregada una ficha de registro, con la que podrán ingresar al curso de inducción para solicitantes.

Posteriormente, presentar la documentación correspondiente para la integración del expediente; después, se realizan las valoraciones psicológicas y de trabajo social; en caso de aprobarlas, se expide a las y los candidatos un certificado de idoneidad, a través del Comité de Adopciones del SNDIF; el cual, si las o los solicitantes cubren el perfil para las necesidades de las niñas, los niños y adolescentes que son susceptibles de adopción, realiza la asignación correspondiente o se integran a una lista de espera.

Ahora, Monserrat está a punto de ingresar a la preparatoria y es “la peque” de la familia, por lo que en tres años más irá a la universidad, como todos sus hermanos, aunque no sabe aún qué le gustaría estudiar, pero al igual que a ellos, sus padres la apoyarán incondicionalmente.

“Veo hacia el pasado y no puedo creer que hayan pasado tan rápido los años, ya no es la pequeña que ponía en jaque toda la casa jugando carreras en su silla de ruedas con sus hermanos, pero su risa sigue retumbando por toda la casa cuando todos se juntan”, dice su mamá con una sonrisa y lágrimas en los ojos, al pensar que en algún momento dejará su hogar para crear su propia vida, como cada uno de sus hermanos mayores lo hicieron.

De acuerdo con las cifras proporcionadas por la Procuraduría de Protección a los NNA y la Familia, en el 2015 se registraron 16 adopciones, en el 2016 fueron 14, mientras que en el 2017 se llegó a 15; a diferencia del 2018, cuando se incrementó a 22, pero bajó a 10 en el 2019, de las cuales tres fueron de adolescentes con discapacidad, además de haber sido adopciones internacionales; sin embargo, el 2020 fue desalentador con tan sólo cuatro adopciones concluidas, debido al tema COVID-19 que paralizó todos los trámites ante el aislamiento social, pero de enero a junio del presente año han logrado concluirse seis adopciones y una cifra similar se encuentra en proceso de adopción.

Finalmente, la procuradora agregó que se trabaja desde el año pasado con la figura de “familia de acogida”, cuya finalidad no es la adopción, sino la protección y resguardo de NNA que esperan ser ubicados con algún miembro de su familia de origen o son liberados legalmente para adopción. “Invito a que se sumen a esta figura de acogida, no es con fines de adopción, es con fines de cuidado, apenas en el 2020 registramos nuestra primera familia de acogida”, señaló. Actualmente cuentan con dos y los requisitos para ser acreditas como familia de acogida son los mismos que para adopción.

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Expresó “nos hace falta”, para que los niños y adolescentes no ingresen a estos hogares proporcionados por el estado, “para que los NNA no puedan ingresar en algún centro de asistencia social, entonces nosotros preferimos que sea la última opción y sea una familia de acogida la primera por la que nos decidamos”.

CG