Confesiones: Las “corcholatas” en Quintana Roo

Guillermo Vázquez Handall comparte su manera de analizar como se posicionarían las “corcholatas” en Quintana Roo en el proceso para elegir al candidato/a presidencial de Morena
miércoles, 8 de febrero de 2023 · 08:30

Si bien es cierto que el proceso para elegir al candidato/a presidencial de Morena está en marcha desde hace ya un buen tiempo, también lo es, que el mismo se había llevado a un ritmo, digamos semilento en atención precisamente a lo extenso de su duración.

Sin embargo, considerando que esa decisión se tomará de manera formal a fines de este mismo año, los tres precandidatos oficiales y el invitado incómodo, Claudia Sheinbaum, Adán Augusto López, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, respectivamente y en ese orden, están intensificando, de manera muy importante, el trabajo de sus estructuras.

Mediáticamente hablando, la estrategia de posicionamiento de cada uno mantiene el curso inicial, eventualmente podrán suceder algunos cambios en ese sentido, pero como ese apartado está relacionado con el nivel de conocimiento individual, básicamente estaremos viendo que su presencia será muy similar en contexto y contenido.

Lo que sin duda marcará una diferencia trascendental es el trabajo en campo, la denominada campaña sin candidato, que por su naturaleza es más un trabajo de tierra, como lo definen los expertos, que un esfuerzo adicional de presencia en medios de comunicación.

Sin que un elemento se contraponga con el otro, la necesidad imperante es aterrizar la figura de los aspirantes en cada una de las Entidades federativas, es un esfuerzo más personal de cercanía que no se obtiene solamente con la promoción publicitaria.

Para ello es fundamental que las coordinaciones que han establecido y los representan en cada uno de los Estados, redoblen el esfuerzo mediante la creación de estructuras, la construcción de alianzas con los grupos locales, además de un intenso trabajo de relaciones públicas con los grupos preponderantes locales.

Desde esa perspectiva, corresponde analizar lo que cada una de las “corcholatas” está llevando a cabo en ese sentido particularmente en el Estado de Quintana Roo y cómo eso les puede o no generar rendimientos.

Empecemos con la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, quien además es señalada como la favorita para ser postulada, y en su caso, ser la próxima y primera mujer en la historia como Presidenta de México. 

Claudia Sheinbaum designó como su Coordinadora a la Diputada Federal Anahí González, lo que le garantiza que la fuerza estructural de Morena operará toda en su favor y adicionalmente le dejará un margen casi nulo a Ebrard y Adán Augusto.

En este caso estaríamos hablando de una jugada a dos bandas, porque en simultáneo al operativo que corresponde en favor de Claudia Sheinbaum, Anahí González estará edificando su propia candidatura a la Presidencia Municipal de Benito Juárez. Trascendió, de fuentes impecables, que Morena y el Partido Verde Ecologista han establecido un acuerdo formal como parte de su alianza, mediante el cual, la candidatura a la Alcaldía de Benito Juárez le corresponderá a Morena y la de Solidaridad al Verde Ecologista.

Incluso ese compromiso conlleva ya nombres y apellidos, es decir, Anahí González para Cancún, y Estefanía Mercado para Playa del Carmen, sin dejar de apuntar que Cristina Torres, actual Secretaria de Gobierno Estatal, ocuparía el segundo lugar en la fórmula para el Senado, toda vez que la primera posición la tendrá el Partido Verde, con un hombre para respetar el tema del equilibrio de género.

Digamos que siguiendo este esquema, todo indica que Claudia Sheinbaum se impondría fácilmente en Quintana Roo, esto porque además, y lo comentaremos más adelante, sus rivales no cuentan con argumentos para competir, han cometido errores graves y pareciera que no los van a remediar.

Sin embargo, hay una coyuntura que podría, en su momento, dificultar la operación y no es cosa menor, porque no solo supone la falta de apoyos, sino también la posibilidad de una traición; nos referimos a que incumpliendo su palabra, la Gobernadora Mara Lezama, hasta el día de hoy, no ha entregado absolutamente nada de lo que se le pidió y ofreció en apoyo de Claudia Sheinbaum, aunque eso no va a limitar el trabajo, toda vez que eso se puede resolver de otras maneras.

Lo que es un hecho, es que la solidaridad y el compromiso de la Gobernadora con su homóloga, la Jefa de Gobierno de la capital del país, es solo de palabra y a eso se le llama simulación.

Claro que, dado el errático comportamiento de la Gobernadora en este y cualquier otro tema, no es ninguna sorpresa para nadie, al menos en este caso, si es un asunto que está siendo valorado y revisado desde las más altas esferas, tanto de Morena como del Palacio Nacional.

Retomando el análisis de cada una de las “corcholatas”, en el caso del Secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien por ser tabasqueño de origen, uno podría pensar que por identificación regional alcanzaría un elevado nivel de simpatías en la Entidad, hay que decir que la designación de Jaime Zetina como su Coordinador es un error mayúsculo.

De hecho, nos informan que en la anterior reunión de los representantes estatales del Secretario, Zetina González presumió que ya había organizado mil 200 comités y que a través de ello garantizaba el triunfo de López Hernández, lo que evidentemente nadie en su sano juicio puede creer.

Se dice, se rumora y se comenta, que existe una gran probabilidad de que Zetina sea reemplazado por no tener el perfil, por su relación familiar con el exgobernador Carlos Joaquín González y claro, por la presentación de cuentas tan alegres como irreales.

Finalmente, el Canciller Marcelo Ebrard le encargó la misma tarea al Senador por Chihuahua, Rafael Espino, a quien, por cierto, personalmente, respeto por su valentía y congruencia personal. Sin embargo, a pesar de que Espino es propietario de importantes negocios en el Estado, particularmente en Cancún, no tiene el conocimiento de los grupos y las personas.

Por no ser local, tiene una enorme desventaja operativa práctica, que hace pensar que ni con toda su voluntad alcance el objetivo encomendado, aún y cuando se especula que la clase empresarial más importante del Estado, simpatiza con Ebrard.

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