Socialismo, Ecomunitarismo

viernes, 10 de julio de 2020 · 07:10

Hugo Carbajal Aguilar

Más de 40 intelectuales, connotados dirigentes de la izquierda internacional, impulsan una iniciativa llamada Primera Internacional Progresista, cuyo objetivo es “fomentar la unión, coordinación y movilización de activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales y partidos en defensa de la democracia, la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad”.

Pero, veamos: ¿Qué se entiende por “Progresista”? ¿“Progresista” para el progreso de la globalización? O de las naciones-Estado. ¿“Progresista” para el desarrollo del capitalismo hoy globalizado? O de los explotados por ese capitalismo en el mundo. Porque las experiencias en Latinoamérica de los “progresismos” han determinado que se incline la balanza hacia la derecha con la instauración de regímenes fascistas.

El Grupo de Puebla, creado por personajes de América Latina y España, convocó a la Primera Internacional Progresista para acordar retos, políticas y estrategias en un mundo que enfrentará cambios sustanciales.

Esta es una de la principales propuestas de la declaración final que la cumbre virtual llevó a cabo con la participación del presidente de Argentina, Alberto Fernández, y los expresidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff; Bolivia, Evo Morales; Colombia, Ernesto Samper; España, José Luis Rodríguez Zapatero; Paraguay, Fernando Lugo, y Uruguay, José Mujica, además de dirigentes iberoamericanos o personalidades como el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz.

“La unión es el cambio. Paz, economía y pandemia” es el nombre del documento con el que cerró este quinto encuentro que la organización realiza desde que se fundó el año pasado en la ciudad de Puebla. Se trata de “…movilizar a las fuerzas progresistas, empoderar a activistas y a colectivos y elaborar propuestas alejadas de las políticas neoliberales cuyo fracaso, quedó en evidencia por la pandemia”.

También participan el filósofo Noam Chomsky, la canadiense Naomi Klein, el economista griego Yanis Varoufakis, el excanciller brasileño Celso Amorim, el actor mexicano Gael García Bernal, el expresidente ecuatoriano Rafael Correa y la activista india Arundhati Roy. Invitan a “elaborar una visión compartida sobre un mundo diferente”.

La propuesta llamó a sumar y consolidar estrategias para contrarrestar a la derecha. “El progresismo que nos identifica como Grupo de Puebla debe articularse con el esfuerzo reciente de un grupo de intelectuales y figuras reconocidas de la izquierda para establecer la Primera Internacional Progresista.

“En la medida en que sumemos esfuerzos, una articulación de fuerzas progresistas en distintas latitudes nos fortalecerá y otorgará una mayor perspectiva respecto de nuestros retos futuros partiendo de las asimetrías enormes que marcan a nuestras sociedades”, señaló en su declaración.

Se reformula así a la Internacional Socialista, movimiento de organizaciones socialistas, socialdemócratas y obreras nacido en Europa en la segunda mitad del siglo 19 y que ha enfrentado diversas etapas de participación, influencia, reorganización y reagrupamiento.

“No es la meritocracia, sino la solidaridad”, se dijo. …Reconocemos que la unidad es el camino. El progresismo latinoamericano no se puede dar el lujo de enfrentarse. Eso sólo favorece a la derecha. Nuestros pueblos merecen los máximos esfuerzos unitarios. Para construir un mundo más justo lo primero que debemos hacer es unir a las fuerzas del progresismo”.

Las premisas son equidad social y protección de los más vulnerables. Hay que advertir que “…el escenario que se cierne sobre la región es pesimista…(…) …la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que la caída económica para este año será del 5.3%... (…)… el desempleo se desplomará en un 4.5% y la pobreza aumentará 4.5%, lo que dejará como saldo a 270 millones de personas en la pobreza y 80 millones en la miseria.

De ahí que tengan que forjarse …instrumentos de política social y económica de los que la región se alejó en los últimos años por privilegiar modelos neoliberales, que fortalecieron el mercado y arrumbaron el papel del Estado que, justo ahora, ha sido revalorado.

Se propone ya como urgente “…la garantía de una renta básica inicialmente extraordinaria, para garantizar con dignidad las condiciones del confinamiento decretado en casi todos los países latinoamericanos”. Se propone también reestructurar la deuda a fin de que los Estados canalicen esfuerzos para atender la emergencia y redefinan las prioridades sociales desatendidas. La propuesta más radical es la negación a seguir pagando esa inmoral, injusta –y ya superpagada– deuda externa.

El autoritarismo, la crisis económica y esta crisis sanitaria, “obligan a las fuerzas progresistas del mundo a defender y sostener un Estado de Bienestar, los Derechos Laborales y la cooperación entre países, además de consolidar un mundo más democrático, igualitario, ecologista, pacífico y en el que prime la Economía colaborativa”.

Jorge Aniceto Molinares reflexiona y nos comparte: Ésta es una tarea pendiente. No son pocos los dirigentes y militantes de la izquierda que ven con buenos ojos esta iniciativa de la izquierda internacional. La Primera fue la impulsada por Marx y Engels, con un Manifiesto de trascendencia histórica. Estos esfuerzos han quedado como un deber de la izquierda ligado a la predominancia del capitalismo como modo de producción.

El esfuerzo más significativo fue el Foro Social Mundial de Porto Alegre, nacido al influjo del alza del PT de Brasil y de Lula como líder político (2001). Se dieron cita todas las corrientes, pero no se propuso un Programa. Surge una pregunta: ¿Podría hoy existir una Internacional que agrupara a lo mejor de la humanidad sin contar con China, Vietnam, Cuba……?

¿Qué programa podría elaborar? ¿Uno para mitigar los efectos de esta crisis o uno que busque planificar el futuro? Esta es una crisis superior a la de 1929, en medio de dos guerras mundiales que destruyeron el aparato productivo de la humanidad; la contradicción hoy es que el aparato productivo está intacto, dirigido a la renta capitalista no al de la sociedad como un todo.

Y mucho cuidado… si no se camina en esta dirección, la guerra y los fascismos están a la espera. Recordemos a Antonio Gramsci (1891-1937), filósofo y dirigente del Partido Comunista Italiano: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”.

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