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Este 2 de febrero seguramente las familias católicas comerán o cenarán tamales, pero es una tradición que va más allá de la rica cocina mexicana, ya que es el Día de la Candelaria, 40 días después de Navidad y del nacimiento de Jesús, por lo que en la biblia señala que ocurre la purificación de la Virgen María y para esto hay otra tradición, la de vestir al Niño Dios.
Esta tradición comenzó en 1912 por parte de la iglesia de la Candelaria de los Patos, donde lo levantaban del pesebre para después cubrirlo; sin embargo, su origen se remonta a la liturgia de la Purificación, donde padres de familia acercaban a sus hijos más pequeños a recibir la bendición.
El Día de la Candelaria festeja a la virgen María y su purificación, tras 40 días de haber dado a luz a Jesucristo, el hijo de Dios. En un principio, en esta fecha la gente llevaba a bendecir sus velas o candelas, pero a partir de los años 50 comienzan a bendecir a sus niños Dios.
La tradición dicta que cada Niño Dios debe tener un padrino, con el que estará a lo largo de tres años, y en cada uno de ellos deberá vestirlo conforme a las tres etapas de Jesús. El primer año se debe vestir de blanco, como bebé, el segundo año como el niño de las palomas y el tercer año de cualquier santo o representación de Jesús, pero esta tradición ha tenido un gran giro, ya que existen miles de ropones para vestir a los Niños Dios, que van desde futbolistas, profesiones, personajes famosos hasta del Niño Covid.
El precio puede variar, pues dependerá del tamaño del Niño Dios, puede ir desde los 50 pesos hasta los dos mil pesos, pero también del material que se utilice, ya que si algo caracteriza estas vestimentas es su diamantina, lentejuela, etc.
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