El yucateco Neguib Simón Jalife siempre soñó con la edificación de la Ciudad de los Deportes en México, proyecto que estaría conformado con albercas, frontones, arenas de boxeo, de lucha, cines, restaurantes, bolinches, entre otros, pero nadie creía en su proyecto.
Más tarde, a pesar de lo ocurrido, el político, adquirió unos terrenos ubicados en las actuales colonias Nápoles del Valle y Roma, dichas propiedades pertenecieron a ladrilleras que dejaron grandes socavones, ideales para la construcción de la plaza de toros y un estadio.
De igual forma, en la visión de Neguib Simón Jalife dentro de la Ciudad de los Deportes visualizaba la construcción de una Plaza de Toros, pero desafortunadamente el hombre perdió toda su fortuna en la inversión de los dos inmuebles.
A pesar de lo que había ocurrido, Neguib Simón Jalife aún deseaba tener una grandiosa plaza conformada por todas las comodidades posibles para más de 35,000 espectadores.
La Plaza México fue una prueba de resistencia con sacos de arena en enero de 1946, con lo que pudo demostrarle al público y a las autoridades la imposibilidad de un derrumbe, por lo que fue inaugurado el 5 de febrero de 1946.
Neguib Simón Jalife se mostraba satisfecho por las grandes obras que había efectuado, pero en especial por la plaza de toros, desgraciadamente quedo en ruina por la realización de su sueño.
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NM