
Durante la Semana Santa, en diversas regiones de México, especialmente en comunidades del centro y sur del país, es común encontrar una refrescante y simbólica bebida llamada agua de Dolores. Esta preparación tradicional no solo alivia el calor de la temporada, sino que también guarda un significado cultural y religioso que se remonta a siglos atrás.

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La agua de Dolores se elabora a base de una combinación de frutas, hierbas y semillas aromáticas, lo que le otorga un sabor fresco, ligeramente cítrico y muy perfumado. Sus ingredientes más comunes incluyen:
- Limón
- Chía
- Flor de manita (colorín)
- Hoja de naranja agria
- Hierbabuena o menta
- Agua de azahar
- A veces se añaden también trocitos de fruta de temporada o jarabes naturales.
Esta bebida se caracteriza por su sabor fresco, herbal y floral, con un toque ácido gracias al limón, y una textura interesante por la presencia de la chía, que al hidratarse le da cuerpo a la bebida.
El nombre “agua de Dolores” se debe a que tradicionalmente se preparaba y ofrecía el Viernes de Dolores, fecha previa al Domingo de Ramos que marca el inicio de la Semana Santa. En muchas comunidades, era común regalar esta bebida en procesiones, ferias o actividades religiosas, como muestra de hospitalidad y devoción.
Hoy en día, aunque su consumo ha disminuido en algunas zonas urbanas, en los pueblos con fuerte arraigo católico y en mercados tradicionales aún se mantiene viva esta costumbre. El agua de Dolores es, sin duda, un símbolo líquido de fe, frescura y tradición.