
Juan Pablo Escobar, quien ahora se hace llamar Sebastián Marroquín, conduce su vida de una manera muy diferente a la de su padre, Pablo Escobar. El hijo del infame capo de la droga se dedica a dar conferencias sobre los peligros del narcotráfico.

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Queriendo promocionar sus conferencias, dio una entrevista donde contó aspectos privados de su vida, particularmente sobre la influencia que su padre tuvo durante su crecimiento.
Marroquín habló sobre su experiencia en la escuela al ser hijo de uno de los narcotraficantes más grandes del mundo. Expresó que más que hacerlo una figura popular, en realidad lo apartaba de los demás niños, cuyos padres lo consideraban un peligro.
También mencionó que a pesar de la gran cantidad de riqueza que poseían, su libertad se veía limitada. El hijo de Pablo Escobar mencionó que en ocasiones debían consumir comida podrida, pues no podían "salir a comprar nada".
De igual manera dirigió ciertos elogios a su padre, considerándolo un hombre inteligente capaz de haberse convertido en una gran figura de haber optado por el bien.
“Mi papá hoy sería el Carlos Slim de Colombia, rico, poderoso, hubiera llevado sus obras de caridad y viviría tranquilo, en paz. Le falto paciencia y educación. Él quería salir adelante a como de lugar”, dijo Marroquín.