
La Catedral de Campeche dio inicio con el preámbulo de la Pasión de Jesucristo, al llenarse de solemnidad, fe y simbolismo este Jueves Santo, durante la misa de la Última Cena y el tradicional rito del Lavatorio de los Pies, ambos encabezados por el ahora Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, José Francisco González González, en el marco de sus últimas ceremonias en el Estado.

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La ceremonia, programada a las cinco de la tarde, reunió a cientos de feligreses, que llenaron por completo el recinto católico para escuchar la Palabra de Dios, previo a su último encuentro con sus discípulos antes de ser entregado y vivir el viacrucis que se realizará este viernes.
Con una voz firme y una mirada compasiva, el sacerdote de la Catedral dio inicio a una de las celebraciones más significativas de la Semana Santa, que recuerda el momento en que Jesús compartió su Última Cena con los apóstoles y les lavó los pies como un gesto de humildad y servicio.

La luz cálida que ambienta la Parroquia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, Santa Iglesia Catedral, hizo sinergia con el incienso, que estaba presente a lo largo del inmueble, mientras los feligreses realizaban los cantos litúrgicos, creando una atmósfera de recogimiento profundo.
En un acto de emular la humildad de Jesucristo, el Arzobispo se arrodilló frente a 12 personas, como forma de promulgar la igualdad con los hombres. Con cautela, González González tomó con ambas manos el agua y la vertió en los pies de los presentes, para luego secarlos, recordando a los feligreses que el liderazgo en la fe no se basa en el poder, sino en el servicio desinteresado.
"El lavado de los pies no es un acto vacío, es una enseñanza viva; nos llama y nos enseña a servirnos los unos a los otros con amor. Jesús, siendo el maestro, no dudó en arrodillarse. Hoy nos invita a hacer lo mismo en nuestras casas, nuestras comunidades y nuestro país", dijo.

La misa de la Última Cena no solo revive ese gesto, sino que también conmemora la creación de la Eucaristía, con la representación del cuerpo y la sangre de Cristo, cuando compartió el pan y el vino con sus apóstoles, este último como el acto anticipado de la traición, que lo llevaría a perder la vida en el sacrificio de la cruz.

Al concluir la ceremonia, con el Santísimo Sacramento retirado del altar y llevado en procesión, el silencio cobró protagonismo, dando paso al penúltimo acto de amor de Jesús por la humanidad, mientras los fieles se preparan para la Pasión, muerte y resurrección de Cristo.
¿Qué significa el lavatorio de pies en el Jueves Santo?
El Lavatorio de los Pies es un rito que simboliza la humildad, el servicio y el amor al prójimo. Se basa en el pasaje bíblico donde Jesús, durante la Última Cena, lavó los pies de sus discípulos para enseñarles que el verdadero liderazgo está en el servicio desinteresado.
En tiempos de Jesús, lavar los pies era una tarea reservada para los sirvientes, debido a que las personas caminaban largas distancias en sandalias y acumulaban polvo y suciedad. Al hacerlo Él mismo, mostró que nadie está por encima de los demás y que el amor y la entrega deben ser la base de la vida cristiana.
Hoy en día, el rito del Lavatorio de los Pies se mantiene como una representación de humildad y fraternidad, especialmente en el Jueves Santo, cuando sacerdotes lavan los pies de algunos fieles como un recordatorio del mandato de servir con amor y sin distinción.
JGH