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El ambulantaje en esta zona arqueológica no solo se ha convertido en una plaga, sino que además ha causado daños al sitio prehispánico considerado Patrimonio de la Humanidad, tal es el caso de un muro ubicado en uno de los sacbés o caminos sagrados.
Sin embargo, no hay mal que por bien no venga, ya que la restauración de este sacbé permitió el hallazgo de una singular ofrenda e incluso el relieve de un escorpión, insecto vinculado con el dios maya del comercio, afirmó el especialista del Centro Yucatán del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), José Francisco Osorio León.
Explicó que la estructura número 4, que une a El Castillo con el Osario y el Grupo de la Casa Colorada, tiene 81 metros de largo, el cual “tuvo una alteración a causa de los vendedores ambulantes” que ahí se apostaban.
“Los artesanos y comerciantes han afectado una parte del sacbé, de manera irremediable”, acotó en el marco del Séptimo Simposio de Cultura Maya Ichkaantijoo.
El director de esta zona de monumentos arqueológicos reconoció que la presencia de los ambulantes “es un problema complejo”, y de acuerdo con el censo efectuado se acreditó a los 674 responsables de los puestos. Sobre la afectación causada al muro, dijo que los vendedores “se redistribuyeron a otras áreas para evitar otro daño a las estructuras precolombinas”.
En cuanto a los trabajos en el sacbé número 4, Darwin de Jesús Velásquez González, al presentar su trabajo Investigaciones en el sacbé 4 de Chichén Itzá, destacó que entre las peculiaridades de este camino sagrado destaca que tiene un muro con drenaje, el cual permitía que se mantuviera lo más seco posible luego de las lluvias.
Sepultada debajo de los restos del muro, que sirvió para delimitar uno de los caminos de la zona arqueológica de Chichén Itzá, fue hallada una piedra labrada con la figura de un escorpión, una pieza poco común en todo el sitio.
Indicó que se halló una especie de ladrillo que formaba parte de la segunda fila del muro interior del sacbé, que significa camino blanco, con un relieve de escorpión, el cual forma parte del muro y está relacionado con Ek Chuah, deidad de los mercaderes y patrón del cacao, el capitán negro de la guerra.
El arqueólogo explicó que existen muy pocas representaciones de este animal en Chichén Itzá, por lo que este hallazgo es extraordinario.
“Se logra observar su cuerpo estrecho y aplanado, sus cuatro patas, sus dos tenazas y una cola articulada con aguijón”, detalló.
El especialista abundó que este animal está relacionado con el dios del fuego, los augurios funestos, periodos de sequía o lluvia tormentosa que perjudica a los cultivos, y con el dios Ek Chuah, cuyo nombre significa escorpión negro y es considerado la deidad del comercio, de la guerra o del cacao.
La pieza original encontrada está bajo resguardo para su conservación y en el sitio fue colocada una réplica para que los turistas puedan apreciarla.
Velásquez González indicó que entre otros hallazgos en los trabajos en el camino sagrado, comentó que en la parte externa del muro que fue dañado por los ambulantes se encontró una caja de ofrendas, asociada directamente al basamento de El Osario.
Las exploraciones en el sacbé 4 de Chichén Itzá forman parte del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), que surge paralelo a la construcción del Tren Maya. Con las labores ya concluidas en esta área, es posible apreciar el camino lo más similar posible, la forma que tenía durante el auge de la ciudad maya.
Durante la reconstrucción de este camino se recuperaron diversas piedras labradas y se constató la reutilización de otros elementos luego de cumplir su función, como manos de metate. También se hallaron dos ofrendas compuestas por vasijas que tienen la firma de la persona alfarera que las fabricó.
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NM
