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Alrededor de 500 colmenas de abejas meliponas sufrieron daños en la comisaría de Xcunká, Mérida, conocida como “santuario” de esta especie, debido a la fumigación para evitar la proliferación de cochinillas, según denunciaron los propios productores.
Hay por lo menos 15 familias dedicadas a la producción del dulce, que genera beneficios económicos para todos ellos, porque cada colmena produce de 500 a 600 mililitros.
Debido a que es lento el proceso de producción de miel melipona, el precio en el mercado es elevado: un medio litro cuesta entre mil 200 y mil 600 pesos, lo que denota el valor que tiene para las familias de esa comunidad, de ahí el malestar cuando se enteraron de que una camioneta y varios empleados de salubridad estaban por las calles de la comunidad fumigando con un químico denominado Bendiocarb, que es altamente tóxico para las abejas.
Jesús Roberto Poot Yah, agroecólogo y productor, señaló que ese químico es rechazado en Estados Unidos por la FDA, pero aquí en Yucatán lo usan para combatir la infestación de “cochinilla” que padece la comunidad por la cercanía con el puerto de Progreso. Salieron a las calles para pedirle a los fumigadores que pararan porque en vez de ayudarlos los perjudica con la producción de miel a la que se dedica buena parte de la comunidad.
Poot Yah dijo que antes de realizar esta fumigación debieron consultar a los habitantes. Xcunyá se le conoce como el “santuario de la abeja melipona”. En Chablekal también hay habitantes que se dedican a la producción de esta miel cotizada en el mercado nacional e internacional.
La miel producida por la melipona tiene usos medicinales, pues la gente lo consume como vitamínico, para curar heridas, mejorar la vista y una de sus características es que la cosecha entre los meses de marzo y mayo es poca.
La molestia la generó también porque hace poco enviaron un documento para advertir sobre los cuidados que debe tener la melipona con las tareas de fumigación con motivo de los casos de dengue.
La comunidad vive infestada de “cochinilla”, que es un pequeño “bicho” que invade los domicilios y que genera un olor a “pescado”, generalmente viene del puerto de Progreso y varias comisarías están padeciendo este mal.
“Por más que los barren y los eliminan siguen apareciendo más”, dijo. “Pero esto no justifica que fumiguen con ciertos químicos que dañan la producción”, aseguró.
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LV
