Las dos caras del transporte en Yucatán; en Mérida de primer mundo y el resto, con carencias

En Mérida el servicio de transporte avanza hacia la modernidad; mientras que en los municipios la situación es diferente

El transporte urbano en Yucatán tiene las dos caras de la moneda: en Mérida, el mayor centro poblacional del Estado, con la mitad de los habitantes, avanza hacia el primer mundo, mientras en la otra parte de la Entidad es tan deficiente que lo mejor que pueden hacer los usuarios es usar un mototaxi, con el peligro que implica.

En Kanasín, Umán, Tekax y Oxkutzcab los tricitaxis y mototaxis son un dolor de cabeza por la gran cantidad de unidades que dan este servicio, que se ofrece fuera de toda regulación, pero son la “solución” a la movilidad de la población. En el caso de los municipios más poblados, como son Valladolid, Tizimín y Progreso, además del servicio urbano, tiene alta demanda el que se brinda en “Vans” que viajan hacia comisarías o municipios y, en algunos casos a Cancún y Mérida.

El desequilibrio también puede verse en las cifras: según el Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial (IMDUT) hay unas 900 unidades operando en toda la entidad, pero la capital tiene 800; de éstas, 82.7 por ciento son autobuses y un 17.3 por ciento son taxis colectivos.

Y ni siquiera en el precio el interior del Estado tiene ventaja: con la reducción de la tarifa en la capital, en 2019, que dejó a adultos en 7.50 pesos y a niños, ancianos y estudiantes en 3.50, dos de los municipios más poblados, tienen tarifas más altas y uno más es igual: en Valladolid pagan 8.00 pesos los adultos y 7.00 infantes, alumnos y tercer edad. En Tizimín, los pasajes están en 8.00 y 6.00 pesos. Progreso cobra 7.50 y 5.00.

Cabe señalar que, en general, en todo el Estado, la mayor deuda es con los discapacitados: casi todas las unidades del transporte carecen de equipamiento para brindar servicio a las personas problemas motrices, por lo cual muchos operadores se niegan a darles parada, discriminación que también sufren estudiantes y adultos mayores.

Modernización, solo en la capital

El transporte público en Yucatán, específicamente en Mérida, se encuentra actualmente en un proceso de modernización, pues el último intento, a través del Sistema Integral de Transporte Urbano (Situr), quedó inconcluso y dejó a varios concesionarios con deudas impagables por la mala planeación.

Desde el año pasado, con la puesta en marcha del Sistema de Transporte Va y Ven -que sustituyó a Situr-  y su primera ruta, que recorre el Periférico de Mérida, se inició un cambio fundamental con unidades inclusivas, monitoreo GPS, cobro electrónico -con tarjetas inteligentes- a los viajeros y pago por kilómetro recorrido a los concesionarios.

Recientemente, se anunciaron corridas nocturnas con unidades del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV) y la llegada de autobuses eléctricos que circularán en carriles exclusivos -que lo harán mucho más ágil- y con cobro único para todos los usuarios que usen cualquiera de sus rutas el mismo día.

La situación actual del transporte público en Mérida tiene un alto costo social y económico, porque viajar impacta sobremanera la economía familiar: miles de ciudadanos deben hacer por lo menos dos recorridos (ida y vuelta), que pueden convertirse en cuatro o seis para trasladarse de sus casas a sus centros de trabajo. Esto puede llevarles entre hora y media y dos horas.

En la capital la tarifa general es de 7.50 pesos, mientras que la social, es decir, para estudiantes y ancianos, es de 3.00 pesos; discapacitados no pagan; están vigentes desde 2019, cuando, en un hecho histórico, disminuyeron en vez de incrementarse, pues estaban en 8.00 y 4.00 pesos, respectivamente. Esa disminución fue el principio de todo, pues nunca antes había ocurrido algo similar; en noviembre de 2021 arrancó la ruta Periférico, un sistema multimodal con autobuses Euro 6, amigables con el medio ambiente (reducen el 90 por ciento de emisiones contaminantes), y racks de bicicletas; con este cambio comenzó a pagarse una de las deudas históricas: son unidades que permiten viajar a personas con discapacidad con todo y silla de ruedas. Los operadores están capacitados y certificados.

A ocho meses de su operación, esta ruta se ha convertido en la tercera con mayor número de viajes, con 15 mil en promedio diario, o sea, unos tres millones de recorridos en total; su aplicación electrónica (app), con la que los usuarios se ahorran tiempos porque pueden saber en tiempo real dónde está la unidad, ya lleva 118 mil descargas.

Además, es la primera ruta de transporte urbano 100 por ciento de cobro electrónico en México y las tarjetas pueden recargarse en cualquiera de los 36 cajeros establecidos a lo largo de la ruta;  cuenta con 69 paraderos, y el servicio se presta de 5:00 a 23:00 horas. Este sistema conecta a más de 120 colonias cercanas y 155 rutas de transporte, con  traslados más ágiles. Beneficia a más de 144 mil habitantes.

Para que este recorrido se hiciera realidad, a través los 50 kilómetros de longitud del circuito exterior, se construyeron 18 bajo puentes, nueve bahías de cinco kilómetros de laterales, 44 pozos, 69 parabuses, más de 58 escarpas con una longitud de 4.7 kilómetros, 68 pasos peatonales, ocho puentes, de los cuales cinco son permanentes y tres temporales.

De igual forma, a través del Centro de Control y Monitoreo del Sistema de Transporte Público Va y Ven, se observa en tiempo real la operación, frecuencias y aforos de las unidades, con el objetivo de atender de manera oportuna las necesidades.

Este espacio con tecnología y personal capacitado recoge información para identificar imprevistos o cualquier ajuste necesario en el sistema, y así, optimizar su funcionamiento y asegurar una experiencia positiva para los usuarios.

En el novedoso sitio también se rastrea y analiza toda la red de transporte público de Mérida y la zona metropolitana, de manera que se pueda atender las deficiencias e identificar los aspectos a mejorar.

“Hay mucho qué cambiar”

POR ESTO! preguntó a usuarios de Mérida su opinión respecto al sistema de transporte actual; una de las principales quejas fue que los camioneros no cumplen su horario.

Aunque las más de 124 unidades que circulan dentro de la ciudad y su periferia deben hacerlo de 5:30 a 22:30 horas, la mayoría de las rutas deja de circular entre las 21:00 y 22:00 horas; así, quienes salen tarde de su trabajo tienen que buscar alternativas, como pagar excesivas tarifas de taxis, o caminar hasta dos horas para llegar a su casa.

“Se nos ha dicho que hay camión hasta las 11:30 de la noche, porque muchos salimos después de las 9:00 de trabajar; sin embargo, no es verdad, me ha tocado quedarme esperando horas el camión y nada más no llega… y eso que eran las 10:00 de la noche apenas, comencé a llegar más temprano, y ni aun así alcanzaba transporte, porque además de que tardan una hora entre cada viaje, es de suerte que regrese y puedas viajar; uno trabaja al día y hay quienes están en la fila y toman taxi, a mí me ha tocado irme caminando de aquí hasta Polígono, porque desde las 9:30 de la noche hasta casi la media noche simplemente no pasó”, expuso Fernando Caamal.

Diana May Cocom señaló que “ocho de cada 10” choferes son groseros y se quedan con el cambio de los pasajeros; incluso los clientes han tenido discusiones por no respetar las tarifas actuales de 7.50 y 3.00 pesos.

“Es un problema para pagar el autobús, porque si no tienes los 7.50 exactos te cobran 8 pesos, uno vive al día y te vas exacto con 15 pesos solo para ir y regresar, y cuando les pides el cambio dicen que no tienen los 50 centavos, se molestan y luego no te quieren llevar, yo no sé si no les dan un sueldo y cobran por pasajero, o si solo es maña de ellos, pero viajamos miles de personas al día y de 50 en 50 hacen otro sueldo, y no solo es con lo del cambio, muchas veces te faltan al respeto o se pelean contigo nada más porque están de mal humor, si no tuviera la necesidad no me subiría al bus”, afirmó.

Tizimín: viejos tres de cada 10 autobuses

En Tizimín, líderes de las diferentes agrupaciones de taxistas estiman que el 30 por ciento de las 600 unidades del transporte local y foráneo del municipio están deterioradas y viejas.

Coinciden en que la pandemia truncó sus planes de inversión e, incluso, la ausencia de usuarios por el confinamiento obligó a muchos operadores a abandonar la actividad para buscar otras opciones para sobrevivir.

Severo Avilés y Manzanilla, presidente de la agrupación Félix I. Rosado Iturralde, dijo que operaban al 70 por ciento antes de las vacaciones; ahora, han reducido sus frecuencias porque los estudiantes representan  el 70 por ciento de sus ingresos.

Expuso que en su sindicato les falta renovar 70 taxis de 250 que lo integran.

Azael Sanguino, líder de la agrupación Unión y Fuerza del Volante, dijo que, de sus 24 vehículos, sólo falta cambiar dos Tsurus, vehículos que prohíbe la actual Ley del Transporte.

Javier Briceño Pantí, dirigente de la agrupación Fénix, aseguró que también le hacen falta renovar dos vehículos de un total de 30, pues a pesar de la situación crítica y económica que se vive a nivel nacional, los socios han hecho un esfuerzo por medio de créditos o sacrificando sus ahorros de años.

Sin embargo, reconoció que no se han comprado vehículos nuevos, sino de medio uso, a partir de modelos 2015.

De los colectivos opera el 50 por ciento con tarifa de ocho pesos, para 12 rutas: Aguacates, Santa María, Sebastián Molas, Agua Potable, San José Nabalam, Santa Cruz, La Huayita, Fovissste, Rancherita, Santo Domingo, Jacinto Canek y Adolfo López Mateos. Los urbanos, con la misma tarifa, cubren las rutas: Palmero, CBTA, EST. No. 4, Sebastián Molas, Rancherita, La Huayita y Aguacates; es importante mencionar que todos los camiones urbanos se encuentran deteriorados, pues son muy antiguos.

El director de Transportes, Daivis Salas Nájera, comentó que se han hecho operativos para detectar las unidades que son muy antiguas o que están en muy mal estado; han observado daños en carrocería, falta pintura, parches, láminas que están picadas, la tapicería está deteriorada y las ventanillas no funcionan correctamente.

Según el funcionario, la Dirección de Transporte ya tiene conocimiento de los problemas porque la ley marca que no pueden operar en ese estado; por eso se ha hecho hincapié entre los concesionarios y operadores. Se les ha señalado y se les ha dado un plazo de seis meses a un año para renovar sus vehículos.

Sin embargo, destacó que se les ha pedido por lo menos en este lapso que mantengan una buena imagen, que se ocupen de pintarlos y hojalatearlos. Recordó que, durante la pandemia, varios vehículos quedaron asentados y se deterioraron; los colectivos, por ejemplo, quedaron inservibles.

Agregó que otro factor es que los vehículos que pretenden adquirir son sobre pedido, por lo general en dos o tres meses se los entregan.

Reconoció la dificultad de renovar los urbanos, pues son muy antiguos, pero aún así se les recomienda que les apliquen pintura, que les hagan mejoras, que tengan cuidado de que no cuenten con fierros saltados u oxidados que puedan poner en riesgo al pasajero y que no le ensucien la ropa, pues tampoco se puede dejar a la ciudad sin servicio.

En cuanto a los vehículos “pirata” que dan servicio de transporte, el funcionario agregó que se está trabajando para erradicarlos, sobre todo con las inspecciones que se realizan en coordinación con la Dirección de Transporte del Estado, y añadió que eso ocurre en el transporte de rutas foráneas, es decir que viajan a poblados o ciudades cercanas, pero no ocurre en la ciudad.

Se cuenta legalmente establecidas con 17 rutas foráneas desde Tizimín: la de Sucilá, Valladolid, Mérida, San Felipe, Río Lagartos, Panabá, El Cuyo, Popolnah, Cancún, Tixcancal, Dzonot Aké, Dzonot Carretero, Sucopo, Las Coloradas, Espita, Colonia Yucatán y Kantunilkín; el precio de las cuotas de pasaje de estos taxis se fija aproximadamente en 1.50 pesos por kilómetro y por ende se ajustan a las distancias recorridas.

Respecto al servicio, tizimileños entrevistados señalaron que los fines de semana, cuando hay evento grande en la ciudad, un baile, durante la feria o cuando es un día festivo, la falta de urbanos y colectivos afecta a la gente de las colonias, pues muchos no se animan a llegar al Centro porque no hay transporte económico. No todos acceden a pagar los 30 ó 35 pesos que cobra un taxi, por lo que exhortan a las autoridades a que hagan algo al respecto y den la pauta a que se cuente con estos servicios, sobre todos los sábados y domingos.

Sobre el precio del pasaje, usuarios consideraron que es muy elevado, ya que incluso se cobra más que en la capital. La tarifa es de ocho pesos por ruta, cuando en Mérida es de 7.50 pesos y se recorren rutas muy largas; aquí, en cambio, cuando mucho, de extremo a extremo, solamente cubren una distancia de tres kilómetros, tal y como comentaron Marisol Santa Cruz y Federico Yam.

Olga Miss May mencionó que los colectivos no están trabajando normalmente, que a partir de las 13:30 horas en el sitio sólo se encuentran uno o dos de alguna ruta y la mayoría de las ocasiones que se requiere transportar una persona a la colonia en la que vive estos “brillan por su ausencia”. Esto los obliga a sufragar un taxi o irse caminando.

Valladolid: trabajo “a medio gas”

Ante los problemas registrados por la pandemia del COVID-19, el transporte urbano y foráneo en la Sultana de Oriente trabaja “a medio gas”, pero está sobrepasado por la demanda. Sin embargo, para los concesionarios el problema es pasajero, lo cual debe resolverse cuando todo regrese a la normalidad y opere el Tren Maya.

El presidente de la Unión de Taxistas de Valladolid, Jorge Luis Chan Araujo, reconoció que a raíz de la pandemia el servicio de combis y transporte urbano disminuyó; se sacaron algunas unidades de circulación ya que la gente dejó de demandar el servicio. Entonces, se veían unidades “rebosando”, pero eso ya cambió.

En ese entonces, la gente prefería viajar en taxis, también hubo vallisoletanos que prefirieron comprar una motocicleta o un auto para moverse. La demanda del transporte urbano es poca; sin embargo, es en los colectivos que viajan a comisarías o a municipios cercanos y a Mérida en los que hay mayor número de pasajeros.

Para los usuarios el transporte no parece tener problemas. María Canul May dijo que ella siempre viaja en las camionetas tipo Van, porque son más económicas que los camiones y llegan más rápido, además nunca ha tenido ningún contratiempo; por lo que a ella le gustaría que sigan dando este servicio.

Carlos Daniel Oxté, quien utiliza el transporte para viajar a Mérida, donde estudia, señaló que lo prefiere por ser más económico, seguro y rápido.

Katia Hoil Kantún, quien viaja de Chemax a Valladolid, dice que siempre ocupa a los taxistas de esta ciudad, ya que son más económicos y viaja seguido a comprar cosas que no hay en su comunidad.

Antonio Dzul Balam, vecino de Yalcobá, Valladolid, comentó que viaja seguido al Pueblo Mágico a comprar artículos o llevar a cabo un servicio que no hay en su comisaria, y que prefiere a los taxistas de ruta porque son económicos.

América Noh Guzmán, de Playa del Carmen y estudiante en Valladolid, comenta que prefiere utilizar los taxis o las combis que son más económicas que de donde viene. Hay un aproximado de 110 vehículos tipo Van que movilizan a los pasajeros desde y hacia Valladolid, de acuerdo con Jesús Álvarez Hoil, secretario General de la Asociación Gavilanes, la ciudad Heróica.

Progreso: largas horas de espera

La demanda de transporte público que se ha originado con el regreso de la “normalidad” en Progreso deja a los pobladores esperando hasta dos horas por una unidad que los lleve a sus destinos, aparte de esto, los usuarios se quejan de que los camiones que recorren las colonias del municipio presentan serios daños que brindan un servicio deplorable.

“Hay que cambiar todo y capacitar alos choferes, pues urge que se conviertan en verdaderos operadores y otorguen un buen servicio al usuario. Necesitamos unidades también en buenas condiciones, están cayéndose las que vemos todos los días en las colonias”, aseguró Diego Ortiz.

En lo que respecta a las colonias de Progreso, se mantiene un precio de 7.50 pesos para adultos y 5.00 pesos para niños y adultos mayores que presenten la tarjeta del Instituto Nacional de Apoyo para Adultos Mayores (INAPAM). Las combis rumbo a las comisarías cobran 10.00 y 7.00 pesos, respectivamente.

“Los camiones dejan más qué desear que las combis; lo que más nos enoja como clientes frecuentes es que entre conductores jueguen ‘carreritas’; por las mañanas la espera tarda hasta 20 minutos para quienes tenemos que acudir a trabajar”, señaló Judith Palomo.

Datos proporcionados en el último censo consultado con la Dirección de Transporte del municipio arrojan que hay 95 unidades tipo combi, 38 autobuses urbanos, 41 taxis del sindicato de choferes CTM, 121 autos de plataforma (Uber, Didi, etc) y alrededor de 15 ecotaxis.

 

“La verdad es que el problema recae mucho en los camioneros, son groseros, brindan un pésimo servicio y suben a cualquier persona, he visto gente alcoholizada en los camiones. Deberían darle la oportunidad de entrar a alguna empresa que sí brinde un servicio de mejor calidad”, dijo Rosa Hernández.

Una ruta que constantemente recibe quejas es la que acude a la comisaría de Chicxulub, pues durante el horario nocturno son nulos los colectivos, lo que obliga a los trabajadores, estudiantes y demás usuarios a permanecer en filas kilométricas por largo rato.

Caso aparte representan las líneas rumbo a la ciudad de Mérida y viceversa, que corresponden a la empresa Autoprogreso y la línea de 34 camionetas del Frente Único de Choferes al Volante CTM, que cual tiene como secretario general a Javier Carvajal García.

El gasto promedio para un progreseño que regularmente elige tomar una combi para ir a la ciudad de Mérida, aparte de dos autobuses para salir y retornar a casa, es de 210 pesos, al mes el derroche es de hasta 840 pesos en un servicio que los porteños aseguran no es de calidad.

El mismo representante sindical constató durante las pasadas vacaciones del mes de abril que los aumentos en demanda de camionetas para ir a dichos destinos fue de hasta un 30 por ciento, y aunque benefició a los agremiados, varios de ellos han desistido en activar sus unidades, ya que el precio de la gasolina y los componentes que exigen las autoridades en materia de transporte público los hace sucumbir en materia económica.

En el caso de Progreso, hay alta demanda de usuarios que viajan hacia Mérida todos los días. Viernes, sábado y domingo las filas vespertinas agrupan hasta a 100 personas en los paraderos de “Autoprogreso” y la central de dicho sindicato, que se ubican en la calle 80 entre 29 y 31 del puerto. En el caso de estas “combis” en un fin de semana se suele promediar una asistencia de hasta 2 mil 688 pasajeros que acceden a solicitar transporte en las rutas Progreso-Mérida, dejando una derrama económica que rebasa los 50 mil pesos por día.

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