Se va la marea roja de Progreso, pero llega el sargazo y... ¡bañistas!

Septiembre inició con buena afluencia de bañistas en Progreso, Yucatán, quienes disfrutaron de un día de sol en sus playas, tras varios días de ausencia por la marea roja
lunes, 5 de septiembre de 2022 · 07:55

El primer fin de semana de septiembre atrajo cantidades enormes de sargazo de la orilla de playa de Progreso, pero también decenas de turistas nacionales que ahora sí accedieron a los servicios que se encuentran en el puerto dentro de su zona costera. Esto causó asombro en varios de los trabajadores del malecón tradicional y comisarías con puertos cercanos, que apenas hace siete días cerraron de manera desastrosa el verano de este 2022.

Ahora se trató de un alga de color verde, misma que recaló en la madrugada del sábado en grandes cantidades, al punto en el que saturó la costa que abarca ambos malecones y el tramo rumbo a Chicxulub Puerto.

Hasta el momento no se desplegó ningún operativo de limpieza o intervención por vía de dependencias como la Policía Ecológica o alguna brigada de organismos como la Marina. Tampoco se tuvo algún comunicado referente a la situación, incluso las banderas rojas no aparecieron en ninguna parte de la costa progreseña.

Jesús López

La aparición del sargazo, para fortuna de los trabajadores turísticos, no fue motivo para impedir que estos paren actividades, pues de manera sorpresiva se comenzaron a meter al agua los visitantes nacionales, mientras la mayoría de los turistas extranjeros optaron por evitar entrar en el agua a causa del fenómeno, por lo que se mantuvieron en las inmediaciones de la calle 80 por 23 y 25, en la hilera de restaurantes administrados por residentes de otras naciones.

“La marea roja se alejó, pero aún la gente no puede meterse al mar, en condiciones como estas, por lo menos este fin de semana no, varios se metieron y se salieron al ver que se les pegaba en el cuerpo, aparte el agua aún no se ha limpiado al 100 por ciento. Este sábado y domingo fueron más redituables que las jornadas con la playa cerrada. Hoy cada mesero habrá atendido al menos a cinco mesas, si se trató de clientes que llegaron en familia, hasta quinientos pesos íntegros por día se llevó a cada quien”, externó Juan Pablo Najera, mesero.

Pescadores que afirmaron ser conocedores de la situación confirmaron que el fenómeno es parte de los rezagos de la marea roja, mismo que persisten en que se tornó menos problemático gracias a que las lluvias han diseminado a las algas y el lino de mar, los principales organismos que han mantenido al hombre de mar sin producto.

Los trabajadores del área turística admitieron que se rebasó el millar de visitantes, pero a lo largo de la jornada algunos cambiaron de destino o aprovecharon las palapas para almorzar y disfrutar del día; sólo en casos más extremos, familias enteras se retiraban a bordo de sus vehículos o camiones de tours para viajar a Chelem o Chuburná, donde el mar tuvo un color cristalino.

Jesús López

“No son épocas de gastar con el regreso a clases y los ingresos que aminoran, pero aplazamos un par de cumpleaños para poder celebrarlos frente al mar, llegamos y nos comentaron la situación con el sargazo, nos vamos a gastar el dinero de la cerveza, pero queremos playa” admitió Ana Luisa Herrera, meridana que acudió a Progreso y terminó acudiendo a Chelem, donde ya están activos servicios como paseos en lancha.

Actividades en Progreso como paseos en “banana” no escatimaron en salir con sus trabajadores para atraer turistas, así como tampoco el comercio ambulante decidió no trabajar, contrario a ello se vio en mayor proporción la cantidad de colaboradores turísticos, aunque sin dejar de puntualizar la poca derrama que notaron en el visitante.

“Si acudió la gente a la playa, pero no es lo mismo, prefieren rentar una palapa que gastar en platillos, eso es nuevo, aunque tampoco nos sorprende, quizá hasta para diciembre comencemos a ver de nuevo ganancias mayores con los aguinaldos, porque la época buena era julio y agosto, pero la marea roja nos tumbó las aspiraciones” manifestó Crescencio Gil Poot, trabajador de “Saint Bonet”.

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JG